Madurez de la crítica
Madurez de la crítica
Por Martín Quitano
Martínez
“La crítica puede no ser agradable, pero es necesaria.
Se cumple la misma
función que el dolor en el cuerpo humano.
Llama la atención
sobre un estado poco saludable de las cosas”.
Winston Churchill
La discusión respecto de temas de la vida pública,
consustancial a la condición democrática a la que todos aspiramos, ahora se
encuentra para muchos, en el tono de la intransigencia y la incapacidad de
escuchar. Discusión entonces, de oídos sordos y diálogos truncos, por la visión
y defensa de posiciones irreductibles que detienen acuerdos urgentes frente a
los problemas que se incrementan y profundizan.
Las dificultades de nuestro país están ligadas
a las taras generadas por ejercicios públicos y políticos que convalidaron o
fueron omisos ante las tragedias que suponían el incremento de la corrupción,
la incapacidad de respuesta ante el incremento del poderío de los grupos
delincuenciales, ante la aplicación sin rubor de un modelo económico que profundizaba
la desigualdad y derrumbaba espacios solidarios y colectivos.
El escenario del desastre estaba y sigue
estando allí, parece de irreductible solución. Sin embargo y pese a su
presencia, paralelamente, con la fuerza social y política suficiente, se
consiguieron forjar espacios institucionales que poco a poco acometían
distintas problemáticas nacionales. Surgieron como resultado del reclamo social
para mejorar las condiciones electorales y dar cauce y solución a los
conflictos. Las distintas voces se unieron para que la sociedad civil gozara de
un espacio para el reclamo y defensa de los derechos humanos, donde las
demandas ante actos de arbitrariedad estuvieran protegidas legal y
administrativamente. Se generaron y fortalecieron organizaciones y estructuras
de participación y discusión que, desde la sociedad, miraban y actuaban en la revisión
y evaluación de los actos públicos.
Muchos actores sociales y políticos asumieron
una fuerte y profunda discusión frente a la arbitrariedad y en contra de los
comportamientos de una cínica normalidad protegida por la impunidad. La amplia
lucha y la crítica maduraban en medio de la exigencia de respeto a sus
expresiones, al ejercicio pleno de los espacios de libertad y por justicia.
Logros que se ampliaban en función de los compromisos y acuerdos alcanzados en
la negociación democrática, como respuesta a circunstancias contra las que
había que manifestarse. En muchos espacios se trabajó para mantener vigente la
aspiración democrática, de libertades y critica frente a cualquier expresión
que quisiera conculcarlas; ese aprendizaje de lucha contra la arbitrariedad dista
mucho de haber acabado.
No puede ni debe cancelarse o banalizarse la
crítica o las opiniones emitidas respecto de nuestros problemas o de los
ejercicios públicos. Son inútiles y necios los intentos que surgen desde el
poder para derogar la pluralidad y la diversidad, sobreponiendo la irreal y
simplista idea de conmigo o contra mí. Insiste la nueva clase hegemónica en
reclamar a rajatabla que todo lo pasado estaba mal y se equivoca, porque implica
no reconocerse en la puja que derivó en su propio arribo al poder. Pretende borrar
o estigmatizar sin más y dejar de reconocer el trabajo de los últimos 30 años,
por ejemplo, la herencia de voces,
andares, esfuerzos y muertes de muchos mexicanos que soñaron y lucharon, que
luchan, que luchamos por forjar un país en el que nos reconozcamos todos, uno
mucho más grande y justo que el México unipersonal o bicolor que pretenden
imponernos.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
La Feria Internacional
del Libro de Guadalajara, orgullo mexicano del encuentro y diálogo del pensamiento universal.