MARAVILLA EL ECLIPSE
MARAVILLA EL ECLIPSE
Eduardo
Salazar Elizondo
Agencia
Reforma
Monterrey,
NL 9 abril 2024.- Aunque muchos regios esperaban más oscuridad por el eclipse
solar, todos quedaron fascinados con el fenómeno astronómico, que provocó ayer
que el ambiente por minutos se tornara como el de una tarde nublada con tonos
pardos.
El
punto máximo del ocultamiento del Sol por la Luna, que en Monterrey fue de un
95 por ciento a las 12:24 horas, fue suficiente para que automovilistas que
circulaban en avenidas como Constitución y Morones Prieto, encendieran las
luces.
«¡Ay,
comadre!, está bien nublado, ¿no?», le comentó una mujer a otra al salir
de Gine.
«Es
el eclipse, no miren al Sol», intervino de inmediato un vendedor
ambulante.
Cerca
de ahí, frente a la Normal Miguel F. Martínez, la alumna Grecia Elizabeth
aprovechó un receso para usar un filtro especial y apuntar la vista al cielo.
«Nada
más lo había visto en los libros cuando estaba en la primaria, y me salí de la
escuela porque la verdad nadie debería perdérselo», dijo la chica de 19
años.
El
eclipse en Monterrey tomó desprevenidos o indiferentes a ciudadanos en las
calles, pero a la vez atrajo poderosamente la atención de otros que se
prepararon con lentes especiales y lo apreciaron desde banquetas, plazas,
parques y miradores.
«Es
la segunda vez que me toca verlo, pero tenía 9 años la primera vez»,
recordó Claudia Alanís, quien con su familia observó el fenómeno desde la Plaza
La Luz, en el Centro de la Ciudad.
«Vivíamos
en la Colonia María Luisa y me acuerdo que mi papá también en ese entonces nos
compró lentes, lo estábamos viendo y fue muy padre. Ahora me tocó
experimentarlo con mis hijos».
El
Mirador del Obispado fue un punto clave para regios y foráneos, quienes además
de los filtros cargaron con cámaras profesionales y telescopios.
«Quería
irme a Mazatlán, pero los costos eran altísimos», dijo Olga Rivera, de 69
años, originaria de la Ciudad de México, quien viajó con su hijo Diego, de 30.
En las
calles, muchos trabajadores no tuvieron la oportunidad de apreciar el evento
celeste, pero hubo algunos, como Francisco Luna, quien vivió ese momento
gracias a su labor como soldador en una obra de Washington y Félix U. Gómez.
«Con
los lentes del casco (del soldador) puede verlo.
Fue
algo muy padre», dijo.
Otros
apreciaron el fenómeno desde puentes peatonales, fuera de sus casas y en
escuelas. Al fin de cuentas es algo que no volverá a verse en México sino hasta
dentro de 28 años, en el 2052.
Diego
Orozco, estudiante del Tec, aprovechó su pasión por la fotografía para retratar
el eclipse desde el Mirador del Obispado.
«Es
algo impresionante, algo único porque es la primera vez que experimento un
eclipse de este tamaño», mencionó, «como fotógrafo me motiva capturar
este momento».
En la
Macroplaza y Morelos, el ir y venir de paseantes y la actividad comercial
fueron los cotidianos, aunque sí hubo personas, sobre todo jóvenes, entre ellos
turistas texanos y nacionales, esperando el punto máximo del eclipse.
«¿Dónde
los venden?», le preguntó un joven a otro sobre los lentes especiales que
usaba para ver con seguridad el fenómeno.
«Los
compré por Amazon», le respondió, «si quieres, te los presto».
Aunque
por momentos la observación se vio afectada por las nubes, éstas se apiadaron
dejando espacios libres para captar el eclipse, que en su etapa de más
parcialidad se apreció como una «uñita».