MARÍA DEL CARMEN ARISTEGUI FLORES
Uriel Flores Aguayo
Titulo este artículo con el nombre de Carmen Aristegui, completo en este caso, para rendir un modesto homenaje a una periodista ejemplar, valiente y digna. No voy a referirme a la situación que esta viviendo, de ello se han encargado los analistas, la clase política y sus radioescuchas; el consenso de su valor es muy amplio, tanto que, hasta sus detractores, procuran cuidar sus comentarios. Espero que muy pronto esté de vuelta en su medio más influyente que son los noticieros de radio, por ahora la razón, la legitimidad y las alturas morales están de su lado.
Después de este breve pero indispensable preámbulo pasó directo al tema que me toca esta semana: PDN (Partido de la Depresión nacional); ese es el partido dominante en esta coyuntura de México, como ambiente, como estado de ánimo, como escándalos, como preparativos electorales, como excesos presidenciales, como hartazgo social, como crisis política, como crisis económica, etc. Se palpa en el ambiente confusión, desánimo, incredulidad, impotencia y hasta tristeza. Veo en ese tono entre gris y negro una tendencia natural hacia las elecciones federales próximas.
Peña Nieto y su grupo vinieron a acumular poder, a dejar registro de su presidencia, no traen ningún proyecto democrático; después de el pretenden colocar a alguien de ese equipo. Son muchas las muestras, contundentes, de insensibilidad o desprecio a la gente: padres de los muchachos de Ayotzinapa, Casa Blanca, derroches insultantes, viajes con la parentela, etc. Uno se cuestiona si no entienden, si ese es su nivel real, o si lo hacen todo conscientemente, si así conciben su papel en nuestro país. A un pifia viene otra, dan la impresión de haber prescindido hasta del maquillaje.
En los tiempos del mayor autoritarismo, estilo duro y antiguo, se podía conceder a los presidentes cierta visión, atrasada y oscura pero derivada de alguna idea, de ciertos conceptos; en el pasado pegaba la influencia de la guerra fría, la falta casi absoluta de reglas democráticas, el partido de estado, casi único, y la fusión de lo privado con lo público. La alternancia no trajo grandes cambios, dejando en Fox la deuda mayor, porque no supo o no quiso romper con las elites y los grupos de interés, se acobardó y rápidamente se integró al glamour del sistema; en el caso de Calderón, no hubo sorpresas, él llegó de manera fraudulenta, utilizando todos los medios para ejercer un rol testimonial e intrascendente. Ahora no se ve voluntad transformadora, ni en lo político ni en lo económico; parecen principiantes y de alcances locales.
En la carencia de un proyecto democrático, con un gobierno de amigos, radica el sustento del desastre de México. Sin apertura no hay participación ciudadana, sin sufragio libre no hay legitimidad, sin oposición real y poderes autónomos no hay contrapesos, sin prensa libre todo se atrofia; el mundo lo ve y desconfía, descalifica a un gobierno anacrónico, que va a espaldas de sus jóvenes y capas sociales más informadas. Sin credibilidad no hay inversiones, mejora en las relaciones internacionales y aportes positivos al menos en el continente americano.
México se encuentra atravesado por la violencia, carcome nuestra tranquilidad, amenazante de la armonía social y desafiante para mínimos de convivencia y desarrollo. Esa violencia es poderosa por la impunidad que la alimenta y la complicidad del sistema en todos los niveles y rincones. Sin bienestar económico y democracia, ambiente pleno de libertades, no es posible salir de ese hoyo; no se pueden separar los factores políticos de los económicos, es un sueño suicida de los tradicionalistas, van juntos, indisolubles, lo que pase con uno afecta al otro; eso lo hemos visto en todo el mundo.
Por supuesto que el gobierno goza ante la apatía, la desinformación y el abstencionismo; lo fomenta, vive de esos fenómenos. No es fácil superar esa sensación depresiva, de impotencia y derrota; sin embargo, es indispensable impulsar una actitud alerta, resistente y participativa, de muchas maneras. No tengan duda de que en algún momento, ahora o en el 2018, los agravios y la energía social contenida explotará; recuerden acontecimientos recientes en el ámbito electoral en el 88, el 2000 y el 2006 y los movimientos de estudiantes y maestros en los ámbitos de violencia y reformas regresivas.
Recadito: Vamos preparando en el MOPIVER la movilización del primero de mayo.