Especial

María Enriqueta Hoy

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Dra. Soledad García Morales

Cápsulas

En 1897 las actividades gubernamentales de Alejo Camarillo obligaron a la familia a cambiar nuevamente de residencia. Esta vez hacia el norte del país, concretamente a Nuevo Laredo, donde debía desempeñar el cargo de Administrador del Timbre.

En esa ciudad fronteriza de árido paisaje, María Enriqueta viviría durante dos años, sin dejar  de escribir   y enviar sus composiciones a los periódicos de la capital y de otras ciudades importantes del país. Evangelina Soltero, una estudiosa de la obra de María Enriqueta, señala que: “a partir de 1897, comenzó a colaborar con el Mundo Ilustrado, suplemento dominical del diario El Mundo, así como con El Expectador de Monterrey, Crónica de Guadalajara y con el Diario de México”. Para entonces, nos dice,  que poetas como Amado Nervo o Rubén Darío comenzaron a dar muestra de su admiración por esa mujer que escribía versos.

 

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1898 marcó un hito en la vida de María Enriqueta pues el 7 de mayo  contrajo nupcias con el escritor, historiador y  político saltillense Carlos Pereyra. Ese mismo año se inauguró el ferrocarril que unía Coahuila con Zacatecas  impulsando esa rica zona minera.

El matrimonio volvió a la capital del país instalándose en la colonia Santa María donde comenzaron a ser frecuentados por los amigos del escritor. En las reuniones debieron haber conversado sobre las novedades literarias y su aceptación del régimen porfirista, cuyo mandatario, que había enarbolado la bandera de la “No Reelección”, ya llevaba el 5º período de gobierno.

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