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Más allá de un campeón

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Qué nos deja la final

Más allá de un campeón

“El futbol antes de que inicie dentro de la cancha, comienza fuera”.

Jorge Valdano

 

Por Héctor Larios Proa

 

Soplan vientos de cambio. La final del futbol mexicano entre Atlas y León, marcará la tendencia sobre las formas de organización de clubes y entidades deportivas en nuestro país. En 2 años y pocos meses el equipo rojinegro rompió la malaria de 70 años sin lograr el título.

 

Las franquicias Atlas y León representan propuestas de negocios autofinanciables, marcas propias con historia e identidad que cuentan con un nicho de mercado amplio y   consumidores fieles, ambos rompieron con la forma tradicional de manejar una entidad deportiva.

 

Atrás quedó el equipo profesional de futbol que recibe presupuesto de empresas porque sus dueños ven en el futbol un escaparate social para promocionar sus intereses. Este modelo se agota ya que cada día el futbol genera gastos que superan su presupuesto y representan perdidas.

 

En este tipo de modelo su visión se reduce a una competencia, su estructura administrativa y deportiva recae en personas cercanas al dueño      o en personajes que practicaron el futbol, sus decisiones son exclusivamente en contrataciones, logística, con miras cortas soñando con un título o no perder la categoría, hoy suspendido el ascenso.

 

Escasos ejemplos fueron más allá, trabajando en la cantera buscando imponer una identidad en la formación de sus cuadros. Pero, no supieron instrumentar programas de largo aliento que generarán resultados a corto, mediano y largo plazo, priorizaron lo urgente más que lo importante.

 

Este tipo de gestiones fue de liderazgos personales, cuando el presidente del club o su entrenador se retiró se diluyó, tan solo dejando un puñado     de aprendices que no tuvieron el peso para continuar transformando la entidad deportiva.

Los directivos de pantalón largo e ideas cortas se conformaron con mantener al equipo con el presupuesto anual, sin generar ingresos propios. Y claro, haciendo negocios personales, comprando jugadores baratos en el extranjero sin calidad suficiente y facturando con números inflados con la complicidad de promotores y federativos.

 

Postura que condujo a reglamentos y directrices como aumentar el número de extranjeros, inventar ligas de ascenso qué solo fueron cementerio de jugadores. Imponiendo un “pacto de bandoleros”, donde los futbolistas eran la figura de esclavos del balón. Las consecuencias son la baja calidad de futbol en la 2a. y 3a. División que, por cierto, se convirtieron en cotos de poder para los directivos en turno, que conservan sus puesto$, durante décadas sin aporte alguno. Su mejor argumentación es que tienen más equipos afiliados en el país. Sin darse cuenta de la baja calidad, comparado con el desarrollo actual del futbol mundial. Los jóvenes participan en canchas de mala calidad, arbitrajes que no garantizan parcialidad, entrenadores no actualizados, sin servicios de apoyo. Salvo sus escasas excepciones.

 

La posibilidad de un crecimiento horizontal que nutra a los clubes nacionales se reduce. Por su parte, el Sector Amateur, siguió los pasos anteriores, el futbol infantil y juvenil mexicano no tiene rumbo, está huérfano, lo convirtieron en una “ligota” que colecciona equipos sin estructura que solo reproduce viejas formulas y es simplemente negocio para unos cuantos y a los chavos ni quién los vea. Los torneos de Fuerzas Básicas trazan una abismal distancia con los torneos regionales del país, recorren líneas paralelas, porque nunca hay comunicación y se pierden cientos de talento.

El futbol femenil sigue siendo discriminado en su base, construyen la punta del iceberg sin cimientos en nombre de la equidad.

Ante este panorama, Grupo Orlegi y Grupo  Pachuca, se disputan la vanguardia organizacional del balompié nacional,  sus diferencias no está en el qué, sino en el cómo, a pesar de ello  abren la puerta a un nuevo paradigma que apuesta por el crecimiento del futbol mexicano.   

Pugnando por organizaciones autónomas generadora de proyectos autosustentables, capaces de integrar la parte deportiva, social y empresarial desde tiempo atrás. Sus resultados se han retrasado porque no contaron con personal a la altura de sus metas, hoy preparan a sus cuadros en todas las áreas, realidad que les ha hecho caminar despacio ante  la cerrazón de  entrenadores principalmente que no se actualizaron y desecharon al mundo digital y otros conocimientos que aportarán a su trabajo.

 

Atlas y León, dejan su mejor legado en este torneo fuera de la cancha, su propuesta de organización deportiva debe permear a todos los niveles, me refiero al deporte de clubes amateurs, escolar, universitario, estatal y las anquilosadas asociaciones que siguen reproduciendo modelos del siglo pasado, no cumplen con sus propios estatutos, malgastan el presupuesto. En tiempo de transparencia ocultan sus finanzas sin importar que generaciones se vuelvan espectadores de televisión y llenen su cuerpo de enfermedades prevenibles con una cultura deportiva.

 

Para quienes gusten de resultados tenemos que en este torneo Grita México A 2021, Atlas es campeón, finalista en las categorías sub 20, 18 y 17; Santos, campeón en la sub 20, y Tampico es finalista en la Liga de Expansión, equipos del Grupo Orlegi. Por su parte, Pachuca es campeón en la sub 17, obtuvo dos subcampeonatos en la sub 18 y 16.

Soplan tiempos de cambio, donde las formas de organización determinan las formas de vivir, pensar y sentir el futbol.