México en los Juegos Olímpicos 2016
René Sánchez García
El pasado domingo 21 de agosto se llevó a cabo la clausura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (Brasil) en medio de una emotiva y artística fiesta multicolor. Toca ahora a Tokio (Japón) ser el próximo anfitrión en el 2020 de estas justas deportivas mundiales, donde se reúne lo más destacado de los jóvenes atletas en diferentes disciplinas para competir no sólo por las medallas, sino primordialmente para poner en alto al país que representan. Como siempre, fueron los deportistas de los países con más y mejor organización, con más recursos económicos, con más disciplina deportiva y con mucha pasión, quienes obtuvieron, como era de esperarse, el mayor número de medallas de oro, plata y bronce.
El balance en el medallero lo dice todo. Estados Unidos, Gran Bretaña, China, Rusia, Alemania, Japón, Francia, Corea del Sur, Italia y Australia fueron quienes ocuparon los diez primeros lugares en sus triunfos. México con cero medallas de Oro, tres de plata y dos de Bronce, ocupó el lugar número 61 en esta competencia mundial. Lo anterior habla, sin lugar a dudas, de que existe un verdadero desastre de organización dentro del Comité Olímpico Mexicano, aunque de inmediato llegaron las buenas justificaciones por parte de los directivos al declarar que de “miércoles a sábado sacaron la casta y el orgullo por México, pero sobre todo demostraron de qué están hechos los atletas mexicanos”.
Si bien es cierto que sólo hay en total 306 medallas para 11,500 competidores que llegan a participar, eso no justifica de ninguna manera que la delegación mexicana que fue a Río 2016 sólo haya obtenido tan pocas medallas, cuando supuestamente tuvieron cuatro años anticipados de preparación. Excelente que María del Rosario Espinoza, que María Guadalupe González, que Misael Rodríguez y que Ismael Hernández hayan sacado la casta al final de las competencias, esto merece sin lugar a dudas un merecido reconocimiento. Pero el hecho de mencionar que con “los varios cuartos lugares obtenidos que pudieron ser medallas y los diplomas logrados por haber obtenido lugares del cuarto al octavo, estamos en los 15 primeros”, no es nada que justifique el rotundo fracaso de nuestra selección nacional en Río de Janeiro.
Carlos Padilla, uno de los tantos responsables del desastre deportivo olímpico en México, mencionó: “Ahora lo que viene (Tokio 2020), hay que planear con anticipación, con metodología deportiva, con estructura y estructuración científica. Hoy ganan los que mejor entrenan y no los que más lo hacen. Lo científico permite desarrollarse y se necesita una inversión para actualizarse y llegar”. Las mismas palabras de siempre para justificar las malas actuaciones y las derrotas deportivas nacionales e internacionales. Y se insiste en lo mismo: “Se puede evaluar y con la voluntad gubernamental y política y apoyo financiero (o sea más y más dinero) para desarrollar esto, no sólo para los Olímpicos, sino en todo y que esto pase en Juegos cada cuatro años”. Cuando podemos ver que Kenia y Jamaica con mucho menos presupuesto y participantes obtuvieron 13 y 11 medallas, respectivamente.
En un país como el nuestro “en el que nunca pasa nada” es muy difícil que haya balances con miras en un futuro prometedor, pero lo cierto es que quienes fallaron, esos directivos deportivos por años allí incrustados, deberán pagar las consecuencias. Los deportistas deberán reflexionar y comprometerse y ser más autoexigentes y recordar que los mexicanos esperamos más y mejores resultados en las justas deportivas. A nosotros los espectadores, los que verdaderamente nos emocionamos y pagamos con nuestros impuestos lo deportivo, sólo nos queda seguir soñando que la virgen nos habla.
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