México tiene en los jóvenes su más grande apuesta para ser potencia
He tenido el privilegio de estar en este auditorio y de acompañarlo en prácticamente todos los espacios que he venido desempeñando, me ha tocado estar cerca del desarrollo de la Anáhuac por mucho tiempo, de conocer sus programas de liderazgo y de saber y constatar lo que esta comunidad universitaria es capaz de hacer y comprometer.
Me siento muy honrado que me hayan invitado y estoy muy contento de estar hoy con ustedes.
Preparé una breve presentación con la idea de poner en perspectiva por qué las elecciones son importantes, por qué esta elección es importante, por qué las elecciones tienen consecuencias y cuáles pueden ser estas consecuencias.
Aquí vamos a ver la historia del mundo en, literalmente, un par de minutos en los últimos 100 años.
Parados en 1910, hace poco más de 100 años, en el mundo se vivía poco y se vivía mal, la edad promedio en el mundo en 1910 era de 34 años. Eso quiere decir que todos ustedes ya estarían a la mitad del camino, algunos un poquito más adelante y yo no estaría acompañándolos el día de hoy, cosa que sería, por lo menos para mí, profundamente lamentable.
El ingreso per cápita promedio, 2 mil dólares al año, dólares, por cierto, de 2015, y en términos generales un mundo muy concentrado en esa región. Había algunas excepciones, había algunos países que ya entonces vivían un poco mejor en términos de edad y en términos de ingreso, pero el grueso del mundo vivía en esta condición.
Y vamos a ver qué es lo que pasó de entonces para acá, y vamos a ver si podemos de ahí inferir algunas lecciones que sean valiosas en esta elección.
Ahí se ve el primer sentón que se da el mundo en la Primera Guerra Mundial, el tamaño del circulito refleja la importancia de la población de los diferentes países; se dio la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo estabilizador; cómo China y la India no solamente no avanzaban, sino que incluso retrocedían, respecto de cómo estaban en 1910, se ve la crisis del 82, la de 94, ahí va México caminando y nos paramos en el 2018.
Y un poco, lo interesante de esta evolución es darnos cuenta que lo que veíamos en 1910, este mundo concentrado en esta esquina, hoy es muy diferente, hoy vemos un mundo mucho muy disperso, vemos a unos países que viven mucho tiempo y muy bien y vemos algunos países que siguen viviendo como se vivía en 1910.
Eso quiere decir que el sólo paso del tiempo no garantiza que vayamos evolucionando, eso quiere decir que hay países que han venido escogiendo y forjando su propio destino y que se han venido moviendo en la dirección de ofrecerle a sus ciudadanos un mejor horizonte de vida y un mejor horizonte de ingresos, y la pregunta relevante es: ¿qué hicieron?
¿Podemos aprender del mundo o la historia de cada país es tan particular que no hay ninguna lección que podamos inferir? Y lo que yo planteo es que sí, que sí podemos aprender del mundo cuáles fueran las decisiones que llevaron a que algunos casos el resultado, después de 100 años, haya sido uno en donde los ciudadanos vivan mejor y en algunos casos ha implicado que se siga viviendo como se vivía hace 100 años. Y eso es de lo que se trata esta elección.
En estos diálogos que ustedes aquí han fomentado, lo que habría que ver es qué de lo que proponen los candidatos coincide con lo que aquí estamos viendo, qué de lo que se plantea en la agenda nos ayuda a que nos movamos en la dirección de más ingresos y más esperanza de vida, y qué no. Y se ven claramente algunos elementos que son importantes en un programa de gobierno, y algunos elementos que son relevantes para entender por qué a algunos países les fue bien y a otros no.
Un primer elemento que se aprecia de esa gráfica: los países que viven mejor y más tiempo tienen un mejor Estado de derecho.
Si medimos el Estado de Derecho y su calidad, nos damos cuenta que mientras menor la calidad del Estado de Derecho, los países viven poco y siguen viviendo mal; si la calidad de derecho es mayor, vemos que los países viven más tiempo y generan mayor ingreso para sus ciudadanos.
Entonces, el Estado de Derecho cuenta, y cuando oigamos decir que queremos fortalecer el Estado de Derecho es relevante.
Ahora, la pregunta es: ¿qué quiere decir Estado de Derecho? ¿Cómo lo fortalecemos? ¿Qué de lo que estamos haciendo abona a una mejora del Estado de Derecho y qué no?
Y podemos ir viendo los diferentes elementos que integran ese Estado de Derecho y darnos cuenta, de nuevo, de que sí podemos aprender de lo que ha pasado en el mundo.
¿Qué brinca de inmediato? Los países que tienen más inseguridad tienen un menor nivel de desarrollo; los países que son capaces de garantizar para sus ciudadanos integridad personal y patrimonial, les va muchísimo mejor. Los países que logran un desarrollo incluyente, que logran mayores espacios de igualdad y menores espacios de pobreza, tienen un mejor desempeño.
Eso quiere decir que una buena política social, que una política social que empodere, que una política social que habilite a los ciudadanos a construirse un mejor destino, redunda en un mejor contexto en el país.
Vemos también que los países que le apuestan a la educación medida de diferentes formas, les va mejor, y tiene mucho sentido, la educación al final del día nos prepara para vivir, nos prepara para hacer frente a situaciones difíciles, analizarlas y poder tomar mejores decisiones.
Y eso es cierto desde la primaria hasta la educación superior, y eso es cierto una vez que dejamos la educación superior y nos acercamos a los retos de la educación continua, pero, sin ninguna ambigüedad, una apuesta por la educación redunda en un país al que le va mejor.
Ahí también se aprecia algo que es muy importante, un país que genera mejores condiciones de participación para las mujeres, le va mejor.
Tener inclusión productiva en beneficio de las mujeres, no solamente es un tema de igualdad, no sólo es un tema de cuidado, es un tema que tiene que ver las posibilidades que tiene el país para crecer.
Todas las políticas públicas que aseguren un piso parejo, que permitan una mayor inclusión laboral de la mujer, redunda en un país que tiene un mejor destino.
Y algo que pareciera muy obvio: un país que construye un mejor entorno para hacer negocios, un país que ayuda a que se pueda emprender, un país que da certeza a quien está arriesgando su capital, un país que motiva y que incentiva a los que están generando empleo, construyen a la postre un mejor destino para cada uno de sus habitantes.
Algo muy importante, y que pareciera medio abstracto y que le toca en responsabilidad a los secretarios de Hacienda: cuidar que los países tengan un buen crédito en el mundo, que los países generen confianza por el manejo de sus finanzas públicas.
Mientras mayor sea el nivel de confianza que los países generen, mayor el nivel de desarrollo, mejora el entorno para invertir, para arriesgar, para generar empleo, para generar oportunidades de crecimiento.
Y un elemento que cada vez es más importante, y que cada vez aparece más en el debate público: el cuidado del medio ambiente, un país que tiene una matriz de generación energética más limpia, un país que recicla, un país que tiene bordos para el manejo de sus desechos, un país que cuando trate el agua la convierte en electricidad tiene un mucho mejor nivel de desarrollo.
Esto es, los últimos 100 años sí nos ofrecen lecciones y sí nos ayudan a ver cuáles son las preguntas pertinentes en la elección.
Si lo que estamos proponiendo abona en favor de un mejor Estado de Derecho, apunta a mejorar las condiciones de seguridad, le apuesta a la educación, ayuda a una mejor participación de las mujeres, construye un mejor entorno de negocios, mantiene el cuidado de las finanzas públicas y le apuesta al medio ambiente, todo eso en su conjunto le va a ayudar a que al país le vaya bien.
Pero aquí el punto de esta explicación, el punto de este análisis, el punto de esta reflexión de 100 años es que no hay nada automático, que a los países les va bien si de manera sistemática van implementando una buena política pública y si los países implementan una mala política pública, no hay nada en el paso del tiempo que les vaya a ayudar por sí mismo a que les vaya mejor.
Las elecciones, en consecuencia, tienen impacto, las elecciones implican para el país, sí, una definición de su destino, y las preguntas que tenemos que hacer se apuntan de lo que hemos visto sucede en el mundo en los últimos años.
Abundo sobre tres temas y me pongo a sus órdenes para las preguntas. Un tema importante, un tema relevante, un tema toral que se aprecia ahí como fundamental, si queremos construir buenas condiciones en términos de desarrollo es la seguridad pública.
Ahí vamos a ver a pobreza y vamos a ver los retos que tenemos por delante.
Ese es México en 1997. Podemos ver cómo se veía la violencia en el país y en cada uno de los estados. Mientras mayor intensidad de azul, mayor el nivel de inseguridad medida como homicidios por cada 100 mil habitantes.
Nos fijamos en 1997, los retos de seguridad sobre todo concentrados en el sur, algo de inseguridad en el noroeste y era la época después de la insurrección zapatista, teníamos grandes problemas de conflictividad que aún no habíamos resuelto.
Y vamos a ver qué pasa del 97 al 2011, y nos vamos a fijar que hay dos momentos. Un buen arranque de ciclo, del 2000 al 2005 un buen entorno en seguridad y del 2006 al 2011 un deterioro muy relevante en materia de inseguridad, al tiempo que empieza avanzar también la disponibilidad de armas con cargo a lo que se producía en Estados Unidos.
De nuevo recordamos 97 y apreciamos que el mapa de violencia en México es distinto.
La violencia está concentrada, en el 2011, en el norte y en Guerrero. En términos generales el sur-sureste gozaba de un buen entorno de seguridad y los retos fundamentales se encontraban en la franja norte del país y en Guerrero, en términos generales un acceso importante a armas.
Vamos a ver dos momentos adicionales: del 2011 al 2017. Y, de nuevo, vamos a ver dos cambios: primero una recuperación importante hasta el 2015 y luego un deterioro relevante en el 2016 y en el 2017. Y nos vamos de nuevo a fijar que el mapa de la violencia es diferente entre el 2011 y el 2017.
En el 2011 concentrado en el norte y en el 2017 se nos mueve hacia el Pacífico, con Guerrero permanentemente emproblemado.
El 80 por ciento del incremento en la violencia entre 2016 y 2017 se da en Baja California Norte, en Baja California Sur y en Colima, que eran estados que no aparecían en el mapa delincuencial. Algo cambió, en consecuencia, en cada uno de estos momentos, que tendríamos que atender.
Y cuando ve uno el mapa llama la atención, a veces por lo que aparece y a veces por lo que no aparece. Por ejemplo, en un deterioro que vemos en el norte, llama la atención Coahuila, algo hizo bien Coahuila en estos años, en donde el deterioro que se ve en Nuevo León, en Tamaulipas, especialmente en Chihuahua y en Baja California Norte no se observa en Coahuila.
Eso implica que hay lecciones que aprender de cómo va evolucionando la actividad delincuencial, y hay acciones que aprender de la política pública que siguieron los diferentes estados.
Tres lecciones fundamentales, que yo creo que se desprenden de este mapa, y que nos llevan a pensar qué tendríamos que hacer distinto: lo primero que tendríamos que concluir es que lo que estamos haciendo no está funcionando. Vemos de 1997 para acá, con independencia de cómo se mueva la violencia en el país, que la violencia sigue estando permanentemente presente y que, por lo tanto, la estrategia que hemos seguido no ha sido suficiente para poderle garantizar al ciudadano su propia seguridad.
¿Qué pasó en los últimos años? La delincuencia organizada cambió su forma de operar, cambió su escala de operación. Teníamos una delincuencia organizada concentrada en el tráfico de drogas; hoy tenemos una delincuencia organizada que trafica drogas, personas, armas, que está metida en secuestro, en extorsión, en robo de automóviles, en robo de casa habitación, que está metida en el robo del huachicoleo y que tiene una escala y un despliegue de operación mucho más nacional que el que tenía hace algunos años, con fuentes de ingreso mucho más diversificadas y con una presencia territorial mucho más extensa que la que teníamos en el pasado.
Y lo que hemos visto es que nuestra reacción desde el gobierno, desde el Estado, no ha sido suficiente para hacerle frente en tres dimensiones particulares: no ha sido suficiente el trabajo que hemos hecho en prevención, y hay ejemplos de prevención que sí funcionó, ejemplos de prevención en Juárez, ejemplos de prevención en Tijuana, en donde todo el gobierno y los gobiernos se volcaron para rescatar el tejido social y los espacios comunitarios.
Ese esfuerzo y esa escala de prevención es la que tendríamos que tener de manera permanente y constante para que la prevención sea útil y sistemática. Y eso va, desde espacios públicos y parques, hasta iluminación, alumbrado, deporte, cultura. Y tiene que ser una práctica cotidiana que hagamos en coordinación todos los gobiernos, todos los niveles de gobierno, todas las secretarías en los niveles de gobierno y sector privado y sector social
¿Y en que más nos quedamos cortos? En la disuasión. No solamente es importante prevenir, sino disuadir, y ahí entra el transporte público, entran las cámaras, entran las policías a quienes tenemos que dignificar y apoyar, en donde necesitamos un mayor número, mejor pagadas y mejor capacitadas, en donde requerimos muchos mayores espacios de inteligencia para evitar que entren las armas y que llegue el dinero a manos de la delincuencia organizada.
Pero el principal elemento en donde nos quedamos cortos en esta estrategia de tres puntos es en el tema de la impunidad. En México lo que nos pasa es que no hemos sido capaces de generar de manera consistente consecuencias para el que viola la ley.
En México solamente 3 de cada 100 delitos que se denuncian, se resuelven. Eso quiere decir que no le podemos dar la garantía al ciudadano de que, cuando denuncie un delito, éste va a ser investigado y el culpable castigado.
Si no somos capaces de acabar con la impunidad, no vamos a ser capaces de recuperar nuestra paz y nuestra tranquilidad.
Por lo que la estrategia tiene que descansar, sí en prevención, sí en disuasión, pero con un elemento muy importante que nos permita asegurar que vamos investigar, y que la investigación va a tener consecuencias.
¿Por qué es tan difícil investigar? ¿Dónde está el cambio y el brinco que tendríamos que dar para lograr un mejor resultado?
Está, a mi juicio, en que en México la delincuencia tiene una presencia nacional y la forma de enfrentarla se va dando estado por estado. Cada estado define los delitos de manera diferente y, por lo tanto, el diálogo entre policías y el diálogo entre ministerios públicos se da acotado a la geografía de cada estado.
Y definimos el homicidio diferente en el tipo y en el castigo en la Ciudad de México y en el Estado de México. Definimos el robo a casa habitación y lo castigamos diferente en Nayarit que en Jalisco. No definimos la extorsión como delito en Nuevo León y sí en Tamaulipas.
Si nosotros logramos en los delitos que generan violencia, hablar el mismo lenguaje, vamos a poder generar mucha mejor escala en la investigación, y poder asegurar, en consecuencia, que cada vez que se viole la ley y se denuncie habrá una investigación y habrá castigo.
Si fortalecemos esos tres elementos habremos, sin duda, de recuperar paz y tranquilidad.
El siguiente gran tema que tenemos en México es el de la pobreza, en donde de nuevo como en inseguridad, la respuesta que hemos tenido frente a la pobreza ha sido insuficiente.
Y como la seguridad tiene que ver con Estado de Derecho, tiene que ver con acceso a los derechos.
Aquí platicamos del tema de desarrollo social, lo platicamos con ustedes en ánimo de hacer equipo e hicimos un diagnóstico parecido, y nos dimos cuenta de que la profunda desigualdad en México requería un despliegue de todos los niveles de gobierno y de todos los sectores, trabajando para que cada uno, en lo individual, pudiera accesar a sus derechos.
Y esta desigualdad se exhibe en México de diferentes maneras, siguen habiendo 14 millones de mexicanos que viven en una casa que se calienta con leña, siguen habiendo 20 millones de mexicanos que no tienen acceso a la salud, siguen habiendo 25 millones de mexicanos que no tienen suficiencia alimentaria, casi 40 millones de mexicanos que viven en una casa que no tiene acceso a satisfactores fundamentales, como una lavadora, y 43 millones de mexicanos que debiendo de terminar la preparatoria, no la terminan.
Eso implica que el diagnóstico y el combate a la pobreza tienen que partir de la convicción de que esta desigualdad tenemos que resolverla directamente con cada familia y con un despliegue de presencia que reconozca esas diferencias y las vaya atendiendo.
Y es Estado de Derecho porque lo que hoy observamos es que, teniendo el derecho a la educación, los jóvenes abandonan la escuela en secundaria; teniendo el derecho a la salud, los estudiantes no saben que pueden ir al IMSS a atendérsela; teniendo derecho a los servicios a la vivienda, sigue habiendo gente que se levanta a buscar agua en un pozo o leña para calentar su hogar.
Eso implica que lo que debemos de buscar es una política de desarrollo social que nos dé equidad, que resuelva el dilema de no dar el pescado, sino enseñar a pescar.
Y enseñar a pescar en México implica educación, implica salud, implica servicios a la vivienda e implica un despliegue familia por familia para reconocer que no todos tenemos las misma circunstancias y que, por lo tanto, no todos necesitamos del mismo apoyo.
Y que lo que tenemos que buscar es que el apoyo sea suficiente para que la participación sea plena y que tengamos un solo México, no un México en norte y en el sur, no un México de oportunidades y de pobreza, no un México de participación del hombre diferente al de la participación de la mujer.
Y termino con una última reflexión, en términos de los retos que tenemos por delante, nosotros y ustedes como generación, México va a ser potencia porque la mitad del país tiene menos de 27 años, y eso permite que el control de nuestro destino esté en manos de los jóvenes, jóvenes que están cada vez mejor preparados, jóvenes que tienen cada vez más oportunidades, jóvenes que tiene cada vez más acceso.
Sólo para ponerles una dimensión del cambio cualitativo que tiene México por delante, en 1960 solamente 3 de cada 1,000 adultos mexicanos tenían educación superior, solamente el 2 por ciento había terminado la preparatoria, solamente el 5 por ciento había terminado la secundaria, y sólo 1 de cada 5 en 1960 había terminado la primaria.
Hoy tenemos un cambio radical y la posibilidad de que en la siguiente administración todos los jóvenes en edad de hacerlo terminen la preparatoria y tengan un espacio de educación superior. Eso quiere decir que contaremos con una generación de mexicanos cada vez mejor preparados y con mejores instrumentos para salir adelante, implica el reto juntos de cerrar brechas.
Por eso el programa de sinergia tiene tanto sentido, porque cerrar estas brechas de las que hemos platicado no depende de una sola materia ni de un solo enfoque; cerrar la brecha entre el norte y el sur, enfrentar los retos de la pobreza, implica que sea uno capaz de hablar de salud, de administración, de economía, de Derecho, con un enfoque en donde pongamos el problema al centro y movilicemos a las diferentes disciplinas para cerrarla, un entorno que impulse el emprendimiento.
El mundo está cambiando, literalmente, por minutos y tenemos, en todo, que aprender a aprender, aprender a aprender en las aulas, aprender a enseñar en las universidades, aprender que nuestros programas tienen que tener flexibilidad, aprender que las universidades no pueden ser las mismas en las que estudié yo, que tienen que ser diferentes porque el enfoque tiene que reconocer que el mundo está cambiando y está cambiando de manera dramática y acelerada. Tenemos que tener nuestras universidades, nuestro diálogo y los estudiantes interconectados.
La educación se ha vuelto cada vez más participativa, más colaborativa y más descentralizada, tenemos educación dual y tenemos educación híbrida, ofrecemos educación en el centro de trabajo, en las aulas y fuera de las aulas con la tecnología.
Tenemos la oportunidad de plantearnos el desarrollo regional con innovación y con talento, y de plantearnos los retos que cada región ocupa resolver, sean retos en materia turística, sean retos en materia de futuro.
De los eventos más esperanzadores que tuvimos en campaña fueron en Sonora, en donde estuvimos con jóvenes y con rectores que, en conjunto con Arizona en la reserva natural de la Biosfera El Pinacate, estaban haciendo experimentos para ver cuáles serían los retos que una expedición a Marte tendría que superar.
De ese tamaño hoy son las oportunidades y los retos que el mundo nos presenta y que México nos da los instrumentos para resolver, y tenemos que migrar a que todo eso que estamos aprendiendo se traduzca en un entorno de ciudades mejor pensadas, mejor desarrolladas y que permitan un mayor entorno de calidad de vida.
Todo eso mientras enfrentamos enormes retos por delante, riesgo frente a las inversiones, riesgo respecto de cómo nos vamos a integrar con nuestro principal socio comercial, riesgo en materia de aranceles y política monetaria de Estados Unidos, y riesgo en términos de lo que la evolución tecnológica implica para mantenernos permanentemente en vanguardia, en términos de los instrumentos que los jóvenes hoy tienen a su disposición para transformar su vida y la vida del país.
Tenemos en esta elección la posibilidad de optar por futuro y por certidumbre, tenemos en esta elección temas que son fundamentales para el desarrollo del país, tenemos la oportunidad de convertir a México en potencia y entregarles a los jóvenes el destino de un mejor país que el que nosotros recibimos de nuestros padres.
Muchísimas gracias y muy buenas tardes.
Sesión de Preguntas
Pregunta: Buenas tardes, soy Carlos, estudio Comunicación, estoy en cuarto semestre, estoy en el Programa de Liderazgo.
A mí me gustaría preguntarle, usted estaba hablando del Estado de Derecho y creo que es algo muy importante, sin embargo hay mucho descontento aquí, y mucho es por el PRI. A mí me gustaría preguntarle, en esencia, ¿con qué confianza nos va a preguntar a nosotros que ahora sí creamos lo que en muchos años no se ha hecho? Muchas gracias.
Pregunta: Mi nombre es María José, estudio Medicina.
Mi pregunta es sobre temas de salud, en una de sus propuestas usted habla sobre servicio en las clínicas más cercanas para la gente que no tiene acceso, pero en los pueblos en donde para las personas su clínica más cercana está a dos horas de distancia y la persona tiene una urgencia y no tiene un transporte correcto que pueda llevar a esta persona a la clínica, ¿qué propuesta podría darme usted como candidato para poder mejorar ese servicio?
Pregunta: Hola, yo soy Fernanda, soy médico titulado, estudié Medicina y soy ex alumna, y mi pregunta es, hay un gran problema en educación médica, los horarios no son coherentes con lo que estamos practicando, son horarios de 90 horas a la semana o de 80 horas, y creo que tiene que cambiar algo.
Yo ya me informé, ya fui a la Cámara de Senadores, tengo una propuesta, ya la revisaron, pero no se le ha podido dar continuidad porque habría que hacer muchos cambios para poderlo llevar a cabo para poder reducir todas las horas de trabajo.
Me gustaría saber qué se podría hacer.
José Antonio Meade: El planteamiento de Carlos es, yo creo, un planteamiento bien importante. En términos generales, yo fui secretario de Relaciones Exteriores, y hay una brutal desconfianza en los partidos y en los gobiernos, y una gran distancia entre la sociedad y la ciudadanía. Ese es nuestro principal reto hacia adelante, lo que nosotros tenemos que lograr es recuperar esa confianza.
Y yo cada vez que vengo a la Anáhuac me siento reconfortado de ver jóvenes que, a pesar de esa desconfianza, tienen una gran vocación de servicio público, de servicio público que no necesariamente desahogan a través del gobierno, que lo hacen a través de fundaciones, en el sector privado, en el sector social, en su vida cotidiana.
Todos los días comprometidos con su entorno, todos los días sabedores de que la oportunidad que han recibido obliga a un trabajo cercano, para que eso se traduzca en una mejora para el país.
Y nosotros lo que hemos buscado es tener espacios de cercanía y de diálogo para recuperar la confianza.
Yo tengo 20 años de servicio público, como aquí se ha comentado, no tengo militancia en ningún partido, pero en la campaña hemos tratado de hacer algo que, a mi juicio, es bien importante: hemos querido reivindicar a los partidos y hemos querido reivindicar al servicio público.
No hay partidos buenos y malos, hay gente buena y mala en todos los partidos.
Y lo que nosotros tenemos que lograr es que los que se queden en el servicio público sea sólo la gente buena, la gente que se levanta todos los días pensando en cómo ayudar.
Aquí hay, en el auditorio, quienes han sido servidores públicos, quienes se están preparando para ser servidores públicos, quienes han estado cerca de servidores públicos, y hay servidores públicos que han sido extraordinarios, que han dejado huella, que han dejado legado, y hay servidores públicos que en el anonimato han trabajado todos los días con empeño, con amor y sin ningún reconocimiento, para que a México le vaya bien.
Vale la pena reivindicar eso del servicio público, vale la pena reivindicar que en la militancia hay honorabilidad, vale la pena reivindicar que el servicio público puede ser un servicio público limpio, y vale la pena porque queremos que se entusiasmen.
Una campaña como la que hemos vivido muchas veces genera el efecto contrario, muchas veces vemos una campaña en donde sólo hay descalificaciones, en donde no se discuten a profundidad las propuestas, en donde nos quedamos con la impresión de que todos somos iguales y que todos somos igual de malos, y la verdad es que sí vale la pena que eso cambie, que prestigiemos al servicio público, que privilegiemos la confianza y que lo hagamos por la vía del diálogo y la cercanía.
Este es un reto que tiene todo el mundo y que tenemos que resolver porque lo necesitamos, porque necesitamos que los jóvenes se entusiasmen y se encanten, que se enamoren de la posibilidad de servir, y que sientan que la transformación de México está en sus manos desde el gobierno y fuera del gobierno, pero que vale la pena entregar una vida al servicio de los demás a través de la trinchera que fuera.
Esos son los valores de liderazgo que aquí en estas aulas se educan, que aquí en estas aulas se fomentan, que aquí en estas aulas se motivan y son la razón profunda por lo que a mí me gusta el trabajo político.
Yo he sido privilegiado de tener grandes oportunidades de servicio y todos los días me levanté pensando que tenía la gran oportunidad de hacer una diferencia.
Ese es el entusiasmo que me gustaría contagiar y esa es la razón por la que vez tras vez que he estado con ustedes en estos espacios, salgo con la convicción de que México tendrá delante de sí, un gran destino.
Lo que pregunta María José es al mismo tiempo una oportunidad y un reto. En poco tiempo, lo que vamos a ver nosotros es que los servicios médicos están en el instrumento que aquí todos han enseñado que es el del teléfono.
Por eso, de nuevo, nos regresa al tema de este enfoque de muchas disciplinas para resolver problemas.
¿Qué tenemos la posibilidad de hacer en la siguiente generación? Primero, que la medicina cambie de lo curativo a lo preventivo.
La cantidad de información que tenemos a la mano, la cantidad de elementos que podemos utilizar para recopilar esa información, nos permite ser mucho más proactivos en detectar los riesgos de salud antes de que se materialice y la posibilidad de hacer llegar esa atención de forma descentralizada y no necesariamente en hospitales y clínicas, es una probabilidad de una realidad en la que tendríamos que estar trabajando.
Tendríamos que estar trabajando no para, pues como dicen en inglés, no para que el doctor te pueda ver ahorita, sino para que el doctor se desplace, en términos de sus servicios, a donde está el paciente que los va a necesitar.
Esa es la frontera y el futuro de la medicina, una medicina preventiva y una medicina descentralizada, una medicina mucho más cercana al paciente y que le dé al paciente muchos mejores elementos de control.
De entrada, estamos planteando no solamente el cambio de lo curativo a lo preventivo, sino además, un esquema en donde en México tenemos tres grandes sistemas de salud: el IMSS, el ISSSTE y el Seguro Popular, y todos tienen un despliegue regional que nos da mucha densidad.
Lo que tenemos que hacer es que, cara al ciudadano, sea igual la clínica que sea en donde pueda recibir la atención. Para el ciudadano debiera de ser indiferente si ese hospital es del IMSS, del ISSSTE o del Seguro Popular, debiera ser atendido en cualquiera, y el reto burocrático de compensar los costos es un reto que debiera de asumir el gobierno.
Si transitamos a lo preventivo, si transitamos a un mundo en donde, cara al ciudadano, cualquiera le dé el servicio y si vamos aprovechando la tecnología para descentralizar esos servicios, vamos a lograr una medicina que esté mucho más centrada en el paciente y mucho más lejana de las clínicas y los hospitales.
Si logramos, además, un cambio de hábitos, reconociendo que en México el 80 por ciento de lo que gastamos en medicina se gasta en cuatro enfermedades: diabetes, hipertensión, cáncer de mama y cáncer de próstata, los primeros dos prevenibles con cambios de hábito de vida, y los segundos dos, detectables a tiempo y con una muy buena prognosis.
Eso implicaría cambiar nuestro enfoque para hacerlo centrado en la prevención y cercano al paciente, y todo ello, tecnológica e informativamente, está al alcance de nuestras manos por la vía de información y de tecnología.
Y respecto de lo que planteaba Fernanda, me encantaría conocer la propuesta para ver cómo podemos implementarla.
Pocas carreras tan abnegadas en sus horas y en el tiempo que implica prepararse como la Medicina, pocas tan importantes en términos de la capacidad que tienen de restablecernos en nuestra salud, que es lo más preciado que tenemos.
Y a mí me gustaría mucho conocer la propuesta, estudiarla de mejor manera y acompañarla en ánimo de que se convierta en realidad.
Uno siempre piensa que lo más complicado de un evento es la presentación, y la verdad es que lo más complicado, y merecen un fuerte aplauso, es el audio y el video; siempre nos plantea retos y dificultades, hoy no fue la excepción, y hay que reconocer que igual creatividad dar el discurso que la preparación para un buen audio y video, y reconozcámoslos con un fuerte aplauso.
Pregunta: Buenas tardes, mi nombre es Rubén Nelson Vargas, alumno de Finanzas y Contaduría de segundo semestre y presidente electo de la Sociedad de Alumnos de Finanzas y Contaduría.
Mi pregunta es: candidato, ¿por qué considera importante que, tanto funcionarios de gobierno como candidatos a la Presidencia, presenten su declaración de la propuesta 3 de 3? Gracias.
Pregunta: Hola, buenas tardes. Mi nombre es Sheila Álvarez, soy graduada, recién egresada de la Facultad en Derecho y una de mis propuestas de tesis va enfocada al retorno masivo de miles y millones de mexicanos.
Y en el pasado debate hablábamos sobre las propuestas, candidato, ¿usted qué propone al regreso? Y, ¿si México está preparado para el retorno voluntario, o no voluntario, estoy segura, siendo que las remesas de migrantes mexicanos aportan el 2.3 por ciento al PIB? Muchas gracias.
Pregunta: Buenas tardes, señor candidato. Mi nombre es Jerónimo Azcué, soy alumno de la Facultad de Derecho, actualmente en octavo semestre.
Mi pregunta va encaminada a lo que comentábamos de los jóvenes en la educación. Actualmente los 120 millones de habitantes, estamos hablando de que un 43 por ciento deja la preparatoria, esto nos aborda a unos 51 millones de habitantes.
Mi pregunta en concreto es, ¿cómo motivar a los jóvenes a continuar con el estudio, sin tener que pasarse a tener un ingreso mucho más fácil como es en la violencia o en el narcomenudeo? Muchas gracias.
José Antonio Meade: Yo creo, Rubén, que es muy importante que pasemos de la 3 de 3 a un esquema mucho más riguroso del control de la evolución patrimonial de los funcionarios.
La 3 de 3 implica que hagamos públicas dos constancias y ciertos elementos de información, implica que los funcionarios públicos hagan público que presentaron su Declaración Patrimonial, que hagan público constancia de que pagaron impuestos y que revelen cuáles fueron sus ingresos del año previo y cuál es su patrimonio.
Ese no es un buen esquema de control de evolución patrimonial, y lo que vemos evento tras evento es que el funcionario presenta la 3 de 3 y luego se dedica por meses a explicar por qué en la 3 de 3 no reveló el departamento en Miami, por qué en la 3 de 3 no puso las cuentas que tenía quién sabe dónde.
¿Qué es lo que tendríamos que tener? ¿Y qué tienen los países que, en materia de corrupción, logran los mejores resultados? Una auditoria profunda que nos permita tener certeza, primero, de que el funcionario tiene lo que dijo que tenía; segundo, de que eso que tiene es consistente con sus ingresos; y, tercero, que la forma en la que vive es consistente también con sus ingresos y que la forma como su patrimonio evolucionó es razonable y consistente con la forma como evolucionaron sus ingresos.
Yo a eso le denominé la 7 de 7 porque por arriba de la 3 de 3, lo que yo propuse se hiciera, y que pretendo sea ley, y que cualquiera que me acompañe en el ejercicio de gobierno lo pueda hacer, es que revisáramos todos los registros públicos de la propiedad para acreditar que no haya más patrimonio que el que revelamos, uno.
Dos, el SAT tiene mucha información, el SAT sabe si facturamos, si somos accionistas, si recibimos dividendos, el SAT sabe si somos representantes legales de empresas, el SAT sabe si pagamos boletos de avión, el SAT sabe si recibimos intereses del resto del mundo y el SAT puede hacer toda esa información transparente.
Todas esas manifestaciones externas de riqueza, que así es como las cataloga el SAT, se pueden contrastar con mi Declaración de Ingresos para ver que mis ingresos sean consistentes con la forma en la que vivo.
Si yo declaro tener ingresos de 50, pero viajo en avión, facturo, tengo ingresos por dividendos o tengo ingresos diferentes de mis sueldos y salarios, pues mi Declaración Patrimonial no reveló adecuadamente y no es consistente con mi estilo de vida.
Tenemos, por lo tanto, que dejar de descansar en la Declaración Patrimonial y movernos a un esquema que nos dé certeza de que hay congruencia patrimonial auditada por un tercero para todos los servidores públicos.
¿De qué vamos a estar seguros entonces? De que ese servidor público vive dentro de sus ingresos, en la normalidad de sus ingresos y que su patrimonio es consistente con su vida y con su trayectoria de ingresos.
Ese es mi caso y eso me permite hoy presentarme, no sólo frente a ustedes, frente a mis hijos, y que sepan que he sido un funcionario público honesto.
Pero ese es el caso de miles de servidores públicos que se reivindican a diario con su esfuerzo y que no tienen más privilegio que el de ser mexicano. Y eso es lo que debiéramos de buscar de nuestros servidores públicos siempre y en esta elección.
De las circunstancias más dramáticas que tiene el tema de migración, es justamente la circunstancia que atraviesan los dreamers. El que se ve obligado a migrar siempre tiene un elemento de vulnerabilidad adicional.
Aquí platicábamos de pobreza, y decíamos que en pobreza teníamos que asegurar resolver la educación, la vivienda, la salud, el servicio en la vivienda, la alimentación, el trabajo y la seguridad social.
Bueno, eso que es difícil hacer para quien está en casa, se vuelve mucho más difícil hacer para el migrante que está en tránsito, para el migrante que está repatriado, para el migrante que está trabajando en malas circunstancias y con una mala protección jurídica fuera.
Dentro de todas esas comunidades de migrantes, el reto más complicado era el de los dreamers, éstos eran mexicanos, niñas, niños, que llegaron a Estados Unidos literalmente infantes, que crecieron en Estados Unidos, que consideran que Estados Unidos es la única realidad que conocen y que, sin embrago, tienen de origen el problema de haber llegado indocumentados.
Mucho trabajaron las comunidades de migrantes y mucho habría que reconocerles para lograr este espacio de protección, el espacio de protección que les permitía certeza en su estancia, aun cuando no les daba ciudadanía, sí les permitía el que tuvieran la misma protección que tenía un ciudadano.
Hoy eso está en riesgo con cargo al presidente Trump. A nosotros nos toca, como entonces acompañamos a los migrantes en lograr este espacio de protección, hoy defender que ese espacio de protección se dé.
Ahora, es cierto que a México regresan muchos voluntariamente, y a México regresan muchos que son deportados, no sólo tenemos la capacidad, sino que habiéndoles fallado una vez, no les podemos volver a fallar.
Y lo que tenemos que hacer a su retorno es que esos derechos que tenemos que garantizarles, los podamos garantizar a plenitud. El derecho, primero, a recuperar con facilidad el patrimonio que tienen allá, y que lo puedan traer aquí al país.
Que, de entrada, los demos de alta al seguro social, y que tengan posibilidad de tener cuidada su salud en lo que encuentran un mejor espacio de empleo y de oportunidad.
Tenemos que preocuparnos de que encuentren ese espacio de empleo y de oportunidad, y en el caso de quienes llevan mucho tiempo fuera, tenemos que acompañarlos en educación y en oportunidades para que se reintegren adecuadamente en su comunidad.
Sabiendo que esos mexicanos tienen una enorme valía, que tomaron riesgos, que emprendieron, que fueron exitosos en un espacio que no era el nuestro y que tienen la gran posibilidad, para México, de seguir aportando a nuestros espacios de oportunidades y de desarrollo.
Tenemos la capacidad y tenemos la obligación moral y política de, habiéndoles, insisto, fallado ya una vez, que sepan que México es su casa y que no les va a volver a fallar.
Y lo que dice Jerónimo es un planteamiento muy importante y muy estructural. En México hay más de 82 millones de adultos, de esos solamente 34 millones terminaron la preparatoria, 48 millones de mexicanos no terminaron la preparatoria.
Esos 48 millones de mexicanos que no terminaron van a vivir cinco años menos, que los que sí la terminaron, van a ganar 41 por ciento menos que los que sí terminaron la preparatoria.
Cuando vemos la pobreza extrema en México, 9 de cada 10 personas en pobreza extrema no terminaron la preparatoria.
Eso quiere decir que un mexicano que abandona la escuela, antes de terminar la preparatoria, es un mexicano que va a tener pocas oportunidades, que va a tener grandes retos.
Y nos obliga a hacer dos cosas: primero, a que hacia adelante no perdamos a ningún joven de la oportunidad de terminar estos estudios y terminar con la educación superior.
Y eso implica entender por qué están desertando, y las razones por las que se deserta del esfuerzo educativo tiene que ver, sí con ingresos, y por lo tanto la beca es importante; tiene que ver también con distancia, y por lo tanto la evaluación de la presencia y densidad de oportunidades cerca de los polos de vivienda es importante; tiene que ver con el costo de transporte.
Pero tiene que ver con dos elementos fundamentales: tiene que ver con seguridad, con la seguridad en el traslado y seguridad en las instalaciones físicas. Y tiene que ver con un elemento absolutamente clave, tiene que ver con que el joven sienta que lo que está aprendiendo le va a ser útil, que lo que está aprendiendo le va a ayudar a resolver un problema, que lo que está aprendiendo le va a permitir emprender o le va a permitir encontrar un trabajo.
De ahí la importancia de la educación dual, de ahí la importancia de que nuestros programas de estudios estén permanentemente actualizados para ser vigentes. Pero de ahí la importancia de un enfoque como Avanzar Conmigo, nosotros podemos aprender, lo hacemos de nuestros errores.
En SEDESOL echamos a andar un programa que se llama Fútbol por la Inclusión, nos ayudaron algunos que están aquí presentes, y la idea era esa motivación: sabíamos quien había abandonado los estudios y pensamos: “Vamos a armar un torneo de fútbol, los reclutamos, que tengan clínicas en la mañana, que estudien en la tarde, hacemos un torneo al final del proceso y luego mandamos a los ganadores, los mandamos de hecho un mes a España, para que terminen allá su clínica de deporte”.
Bueno, el programa se oía a todo dar, excepto que cuando fuimos a buscar a los jóvenes a sus casas no los encontramos, y nos los encontramos porque se estaban rompiendo el alma para salir adelante.
No hay en México ninis, no hay en México jóvenes que ni estudien, ni trabajen. Lo que hay son jóvenes que tienen grandes retos por salir adelante y que, cuando se ven obligados a dejar la educación, lo hacen por algo que desde el gobierno tendríamos la obligación de atender.
No es falta de motivación, es una falla de los elementos que desde el gobierno tendríamos que darles para que terminen ese ciclo. Pero si lo logramos, si convertimos a México en un país que termine las preparatorias y que tenga educación superior, nuestro potencial de transformación es enorme.
Nuestro reto no es solamente que no abandonen los estudios, nuestro reto son los que ya lo abandonaron, son esos 48 millones de adultos que no terminaron la preparatoria, a ellos hay que buscarlos y plantearles soluciones de educación continua, certificar sus conocimientos y darles herramientas para que puedan emprender y para que puedan emplearse.
No podemos quedarnos sólo con el reto de que no abandonen hacia adelante, tenemos que corregir esa falla que tuvimos hacia atrás y darles a esos adultos los elementos que les permitan una inclusión productiva, que los dejen alcanzar sus sueños.
Pregunta: Muy buenas tardes, mi nombre es Álvaro egresado de la Facultad de Derecho de esta Universidad. Bienvenido a su casa, candidato.
Conozco sus propuestas en materia de seguridad, en materia de salud. En materia de trabajo yo quiero preguntarle, ¿cuál es el eje o los ejes fundamentales en su gobierno seguirá implementando para seguir haciendo crecer el trabajo? Que, sin duda alguna, es la base del desarrollo de nuestro país y de nuestra economía.
Que estoy seguro que dentro de sus propuestas lo tienen ¿cuáles son esos ejes fundamentales que usted pretende, que usted cree que serán necesarios adoptar en nuestro país para seguir adelante con ello?
Muchas gracias.
Pregunta: Buenas tardes soy Mitzi Espinosa de los Monteros, egresada de Ciencias de la Familia y mi pregunta va en el enfoque de familia. Me preocupa no haber escuchado la palabra familia en toda la propuesta, ya que la familia es la base de la sociedad.
Entonces, mi pregunta es ¿cuál es la línea de trabajo que usted tiene para la familia, frente a los retos que ésta tiene ahorita, el tema del aborto, eutanasia, y la unión de parejas homosexuales?
Gracias.
Pregunta: Hola, ¡qué tal, candidato! Soy Carlos Cruz, alumno de Derecho, alumno de SINERGIA también.
Bueno, ahorita que las relaciones entre Estados Unidos y México se están viendo mermadas en su totalidad, me gustaría saber: ¿cree que las medidas regresivas en materia de relaciones internacionales son las correctas para este Tratado?
Y también, en materia de fronteras, sé que el presidente Trump y todo el pueblo de Estados Unidos están muy molestos porque por la cocina trasera se les están metiendo todos, se les están metiendo drogas, armamento, pero, ¿qué hay de que Estados Unidos sigue siendo uno de los principales consumidores, y también, uno de los principales propietarios en materia de armas entre particulares y también en armamento bélico?
José Antonio Meade: 1988, que es un viaje para mí a cuando estaba yo sentado igual que ustedes, era el primer año en la universidad y era un año en donde en México se discutía cómo debía ser la política pública, teníamos también una elección.
En 1988 las únicas carreteras, las únicas autopistas de cuatro carriles, eran cuatro, eran Querétaro, Pachuca, Puebla y me parece que el Estado de México, Toluca. No teníamos más allá de esas autopistas, México era una economía cerrada.
En 1988 nos quedamos sin pasta de dientes, nos quedamos sin papel de baño, no había leche en polvo, nos quedamos sin azúcar, hubo un mes en donde, por la forma como se fijó el precio de la carne, tuvimos una crisis porque nos faltaba carne.
Mi papá trabajaba en esa época en Industria y Comercio; cada dólar de inversión extranjera tenía que ser autorizado por un comité, él nos platicaba que le llegó a ese comité la decisión de evaluar si se podía abrir una franquicia de comida rápida en México.
El comité hizo un estudio profundo, detectó que ya había una franquicia de esa marca en México y consideró que una franquicia no era necesaria.
Ese es no es el México que nosotros queremos, ese no es el México que genera empleo, nosotros creemos en un México con libertad económica, creemos en un México en donde podamos empoderar a todos aquellos que quieran, a partir de su esfuerzo y de su capacidad, emprender y generar alternativas de desarrollo en todos los sectores, en las telecomunicaciones, en la energía, que podamos fortalecer nuestro mercado interno, que podamos plantear soluciones a los problemas que aquí se nos han presentado.
Ese México de libertades, es un México que genera empleo, es un México de productividad, es un México en donde los empleos cada vez estarán mejor pagados. Pero ese México de oportunidades, ese México abierto al mundo, ha sido un México que no le ha dado las mismas oportunidades a todos.
¿Cuál es el eje que tendríamos que consolidar para crecer más? ¿De dónde vendrán esos nuevos empleos? Deben de cerrar estas brechas.
Si nosotros logramos que en el sur de nuestro país tengamos las mismas oportunidades que en el norte, México crecería mucho más; si los tres estados más pobres tuvieran la misma capacidad que los estados promedio, eso nos da una plataforma de crecimiento mucho mayor.
¿Qué tendríamos que hacer? Tendríamos que bajar gas de Coatzacoalcos a Salinas Cruz y de Salinas Cruz a Tapachula. Y eso nos permitiría potenciar el puerto, potenciar el comercio, nos permitiría sumar un motor adicional de fuente de empleo en la industria, en un estado que hoy no los tiene.
Y nos permitiría voltear al ver al sur-sureste e identificar ahí turismo, ganadería, agricultura, historia. Pero también nos permitiría identificar industria, manufactura y transformación.
Si cerramos la brecha entre el mexicano que tiene y el que no tiene, y la forma de cerrarla es la educación. Si nosotros logramos que no perdamos un solo joven de la educación superior y que regresemos y que incorporemos, de ese saldo que tenemos pendiente, uno y medio millones de adultos por año a los que les demos los instrumentos para terminar la preparatoria, ese es uno y medio millones de adultos que tendrán la posibilidad de emprender o de emplearse. El potencial económico que viene de esa inclusión de cerrar la brecha de la pobreza es enorme.
Y el tercer elemento del que viene un enorme potencial de crecimiento es este empoderamiento y cuidado de los derechos de las mujeres para la inclusión laboral. Todos los estudios que hemos visto acreditan que si nosotros logramos el mismo nivel de participación laboral de las mujeres que se ve en el resto del mundo, la economía mexicana podría crecer entre medio y un punto por ciento adicional del PIB adicional.
¿Eso que necesita? Guarderías, estancias, escuelas de tiempo completo, implica casas de día, implica la posibilidad de hacer compatible en nuestros derechos la posibilidad de tener una familia, que es un tema al que habré de referirme, y hacerlo compatible con emprender y tener una participación laboral.
El empleo vendrá entonces de estos espacios de libertad económica, combinados con estas soluciones de inclusión que permitan hacer de México un país que les ofrezca oportunidades a todos por igual. Sabiendo que si lo hacemos, ese piso de igualdad nos va a permitir que cada quien en su empeño y en su esfuerzo, vaya saliendo adelante.
Y el tema central es el de la familia. El eje central de esta política de inclusión tiene que ver con que no sea el gobierno el que instruya, sino el diagnóstico en la familia el que sea apoyado; tiene que ver con que recuperemos nuestros valores; tiene que ver con que recuperemos el sentido de comunidad; tiene que ver con el que asumamos que familias fuertes y bien integradas, familias de valores, son el principio de un país fuerte y de un país también de valores.
Cuando vemos en México un problema como el del feminicidio, eso tiene que ver con una descomposición de valores en la familia, en la escuela, en la calle, en la oficina, que tenemos que recuperar.
No cabe duda que al centro de este trabajo de fortalecimiento de la familia está uno de los elementos que más nos permitiría salir adelante. Si nosotros le damos ese apoyo a la familia, ese apoyo de los valores, ese apoyo en una visión de desarrollo que parta de reconocer que esa unidad es la que nos da identidad y oportunidades, que esa unidad es la que nos cuida y nos protege, que esa unidad es la que nos impulsa y nos inspira, en las familias encontraremos nuestro mejor elemento de fortaleza, por lo que el eje de lo que estamos planteando como política de gobierno es que empecemos por fortalecer a la familia y sus valores.
Esto es lo que se hace en la Anáhuac, esto es lo que se hace en términos de preparar a estos estudiantes en esos valores que salen al mundo y muestran lo que en México se puede hacer con una educación de calidad y con responsabilidad social.
Pregunta: Hola, saludos a todos, gracias por sus preguntas estoy seguro que habrá muchos más cuestionamientos por parte de todos, por lo que les invitamos a conocer las propuestas del candidato a través de sus redes sociales, de su página web.
Y ahora le damos tiempo al candidato José Antonio Meade para dar sus conclusiones.
José Antonio Meade: Yo les pediría, si ustedes están de acuerdo, que a través de José y de Andrea, para todos los que no tuvieron la oportunidad de preguntar, nos pasen las preguntas por redes sociales, nos pasen las preguntas por escrito, y nosotros nos comprometemos a que, antes de que termine la semana, habremos de contestar todas y cada una de ellas.
Yo aquí, me dijeron y me siento como en casa, me siento como en casa porque yo he tenido la oportunidad de acompañarlos y de ver cómo crece esta comunidad y se fortalece en valores, en participación, en emoción y en capacidad de transformar.
Esta oportunidad de dialogar, esta convocatoria a que presentemos aquí lo que queremos para el país, nos da la oportunidad de que la elección se resuelva de una forma en donde hayamos estudiando las propuestas, conocido a los candidatos, en donde tengamos claridad de qué creen, en qué creen, cómo viven y cómo son.
Esta es una elección a la que le faltan poco más de 21 días y es una elección a la que le faltan sin embargo tres etapas. Una etapa como la de hoy: pública, de debate, de reflexión, de cuestionamientos, de presentar nuestras propuestas, de discutirlas de manera pública. Un segundo espacio en donde por ley los políticos tenemos que guardar silencio, y ese es un espacio de reflexión, de reflexión en familia, de qué escuchamos, de qué nos pareció lo que escuchamos, de qué nos pareció y quién nos pareció que ofrece para el país un rumbo de mayor certidumbre, un rumbo de mejor acompañamiento para las familias.
Y luego un momento de intimidad que es en donde vamos a emitir el voto y en donde vamos a resolver a quién le confiamos el destino del país, de nuestras familias y el futuro de nuestros hijos.
Un ejercicio como el que hoy la Anáhuac convoca a hacer permite que esta decisión sea una decisión reflexionada, una decisión que haya tomado en cuenta perfiles y propuestas.
Y yo me congratulo de haber sido parte, de nuevo, en esta universidad de ese proceso de reflexión y de haber podido compartir con ustedes la oportunidad de que juntos construyamos un mejor país, un México que está llamado a ser potencia.
Muchísimas gracias a todos y buenas tardes.