Mezquindad.
Mezquindad.
Por Martín Quitano Martínez
El mezquino lleva en sí su propio infierno.
Anónimo
Al
día de hoy, el gobierno mexicano reconoce oficialmente la muerte de más de 150
mil personas por el COVID 19 sin atribularse en lo más mínimo. Es una tragedia
monumental la cantidad de muertos y también la actitud gubernamental. Provoca escalofrío el comportamiento del
personaje central antipandemia que, acurrucado en el presidente, sonríe soberbia
y socarronamente cuando se le cuestionan los evidentes errores y abandonos
cometidos, sin atisbo alguno de autocrítica, humildad o el más elemental de los
pudores.
En el Ranking de resiliencia de Covid de la empresa Bloomberg, México ocupa el último sitio de los 53 países
analizados, por su ineficaz manejo sanitario; somos
el país con más personal sanitario muerto por contagio; el segundo país en el
mundo con mayor letalidad, con 8.5 según la universidad Johns Hopkins; además
ocupamos el lugar 138 por número de pruebas realizas por millón de habitantes.
Datos todos ellos signo de referencia para señalar cómo se ha ido generando lo
que para la Dra. Laurie Ann Ximenez-Fyvie es, un daño irreparable.
Pero todas estas
malas noticias no son suficientes para replantear la estrategia. Nuestros
gobernantes insisten en que el manejo de la pandemia ha sido eficaz, y con sumo
cinismo arengan que los estragos que ha causado el virus pudieron haber sido
peores. Desde hace un año, los dichos oficiales han pasado por reconocer con
orgullo nuestras fortalezas como pueblo, a las garantías de signos y mensajes políticos
para proteger del virus (escapularios, ser pobre, no ser corrupto o no decir
mentiras, entre otros), hasta la descalificación de la mortalidad del virus
(como una gripe), del uso del cubrebocas o de la sana distancia.
Como
el mismo presidente no cumplió tales disposiciones, el mensaje careció de
fuerza y respaldo institucional, dando paso a la indiferencia o el descuido
social frente a la virulencia y daño que se generaría por la laxitud en el
respeto y aplicación de los protocolos.
La
mezquindad de los responsables, ha dado pauta a la construcción de un escenario
atroz de la magnitud alcanzada. El designado experto López-Gatell, que frente a
las cámaras mutó de “científico” a “político” ha sido funesto, dando
“resultados” a los que debiera responder en otros planos, más allá de la
utilizada retórica de los lastres del neoliberalismo o culpar a las
comorbilidades.
Asumiendo
la globalidad del fenómeno pandémico y de las adversas condiciones en que se
tiene que enfrentar, duele e indigna el comportamiento gubernamental en el que
campea la mentira o la verdad a medias, la mezquindad con la que se conducen,
la soberbia con la que envanecen sus respuestas y sus acciones.
La
tragedia que nos rodea, muy probablemente podía haberse reducido o acotado, de
haber existido mejores y más responsables actitudes y acciones, en lugar de las
mostradas por un irresponsable y desvergonzado personaje que, junto a sus jefes,
deberá asumir la persecución de sus muertos, que le arrebatarán de la cara la
indiferencia y la estulticia cuando insiste en decir que todo está bien.
DE LA BITÁCORA DE LA
TÍA QUETA
No cederemos en la
defensa de los bosques y aguas de Coatepec.