MEZQUINO
MEZQUINO
Martín Quitano Martínez
Con gentileza se vence
la ira.
Con generosidad se
supera la mezquindad.
Con la verdad se vence
el engaño.
Buda
Si no fuera tan trágico sería
cómico. Esa es mi primera frase ante la imagen del presidente atascado en medio
del lodo deteniéndose la quijada, así literalmente. Esa imagen es el reflejo de
las evidentes negligencias e incapacidades de un gobierno que se llena de palabras,
pero no de hechos ante la adversidad. No es la primera vez que vemos los desatinos
y debilidades de quienes, por lo que representan, deberían ser los soportes de las
alternativas de solución, para atender sucesos de desastres o pérdidas humanas,
con dolores del conjunto social.
La grave situación de desastre
ocasionada por el huracán Otis que golpeó al estado de Guerrero y
particularmente a la zona de Acapulco, desnuda la demagógica posición e inútil
desempeño de “autoridades” enmarañadas en sus discursos trasformadores.
Asumiendo que gobernar era cosa fácil, sin capacidad y con un enorme desconocimiento
incrementado por sus prejuicios y desprecios a la administración pública, creyeron
que todo se podía hacer con su voluntad sincronizada con la fe de tener la
razón, tal como les dice el presidente.
Los saldos de la tragedia aún
están por conocerse, dada la magnitud que los cálculos del día a día, después
del impacto podrán mostrar. Pero sin duda ya se puede emitir un primer parte
con las primeras evidencias, el inicio de una crisis en la vida de miles de
personas directamente afectadas; vidas perdidas, lastimadas en su salud, en sus
patrimonios, en su economía y sus redes de trabajo.
Todos han quedado vulnerables
y en estado de indefensión. Sumándose la carencia de seguridades mínimas de
convivencia, de reproducción económica y de presente y futuro inciertos que
generan los miedos y las angustias, los lamentos, los gritos de auxilio que no
encuentran eco alguno en las autoridades, en el Estado mexicano.
Y es entonces que viendo esto,
cabe preguntar por el humanismo tantas veces clamado desde el poder como una
idea más de la construcción discursiva vacua, sin mayores afanes que seguir
manteniendo la clientela, que plantar la idea de un presidente cercano que
clama su mensaje alrededor de su frase trillada y tantas veces repetida de ser
distinto, sin comprobación alguna más que aquella que proviene de los ojos
ciegos y los oídos sordos.
La mezquindad mostrada por el
personaje que se asume poseedor de la verdad no encuentra límites. Mientras
matan a 13 policías días antes de Otis y aún frente a la devastación de
Acapulco, él blande la espada de la enorme popularidad que mantiene, la de un
presidente querido.
Igual mezquindad para las
chapuzas, la opacidad y la corrupción de Dos Bocas o SEGALMEX, para la
desventura de programas clientelares y múltiples disposiciones administrativas lesivas
a la institucionalidad, a la ciudadanía, incluso a la Constitución.
Las imágenes y las palabras de
un presidente atascado, molesto, indolente e insensible quedan para la historia
y para la valoración de un presente complejo y para un futuro inmediato que
merece ser repensado y valorado en la dimensión que significa una trasformación
hacia la intransigencia, el autoritarismo y principalmente por el desprecio a
cualquier opinión que no se pliegue obedientemente a su visión y a su discurso,
que es ya palpablemente distinto a lo que se hace.
DE LA BITÁCORA DE LA
TÍA QUETA
Los hechos de la
Cámara de Diputados de Campeche, “cuando la perra es brava hasta a los de la
casa muerde”.
X: @mquim1962