MICHEL FOUCAULT: UN ‘TERRITORIO’ EN EXPANSIÓN
MICHEL FOUCAULT: UN 'TERRITORIO' EN EXPANSIÓN
Israel
Sánchez
Agencia
Reforma
Ciudad
de México 24 junio 2024.- Cuatro décadas después de la muerte de Michel
Foucault (1926-1984), uno de los filósofos más notables del canon occidental,
resulta todavía complicado conocer todo lo que abarcó su pensamiento.
«El que crea que ya sabe qué es (la
filosofía de) Foucault, bueno, lamento decirle que no es así», dice, entre
risas, el doctor en Filosofía Edgardo Castro, especialista en la obra e ideas
del filósofo francés de quien este martes se recuerda su 40 aniversario
luctuoso.
La razón de ello es la continua aparición de
ediciones póstumas, nuevos títulos que desde hace unos años se han ido sumando
a una bibliografía clásica integrada por obras emblemáticas como Las palabras y
las cosas, Vigilar y castigar o la Historia de la sexualidad.
Todo esto obligó la reelaboración de la
Introducción a Foucault (Siglo XXI Editores), libro que Castro publicara
originalmente hace una década.
«En 10 años pasaron muchas cosas con
Foucault», afirma el académico argentino en entrevista, quien estuvo de
visita en el País para presentar esta nueva edición de su «mapa del estado
actual del territorio foucaultiano», como él mismo lo define, y también
para participar en El Aleph. Festival de Arte y Ciencia, en la UNAM.
Castro cuenta que, si bien el filósofo francés
había establecido en su testamento que no quería publicaciones póstumas, desde
1997 comenzaron a editarse los cursos que dictó en el Collège de France entre 1971
y 1984, que circulaban entonces en forma de video; «la idea era que no era
material inédito, y en el fondo era cierto», resalta el argentino.
A esto se sumaría luego, hacia 2014, la
adquisición por parte de la Biblioteca Nacional de Francia del copioso acervo
que el sociólogo y activista francés Daniel Defert, pareja de Foucault
fallecido el año pasado, había resguardado en bóvedas bancarias.
«Ése material la Biblioteca Nacional de
Francia lo compró por algo así como un poco menos de 6 millones de dólares, y
son unas 37 mil páginas», refiere Castro. «Con la publicación de esos
manuscritos comienza una tercera etapa (del corpus foucaultiano), y esta
tercera etapa cambia muchas cosas».
Tal es el origen de títulos nuevos como La
sexualidad. Seguido de El discurso de la sexualidad, que es una suerte de tomo
cero de Historia de la sexualidad, o del volumen enteramente dedicado al
psiquiatra suizo Ludwig Binswanger y su «análisis existencial», que
en el orden terapéutico constituía una alternativa al psicoanálisis freudiano
ortodoxo.
«Entonces, había que reescribir la
Introducción…, y ésta edición de 2023 es muy distinta de la de 2014. El
capítulo 1 es completamente nuevo, y todos los capítulos han sido reformulados
a la luz del material publicado hasta el momento», explica Castro, quien
ahora ha podido incorporar lo referente a la relación de Foucault con
Binswanger y las propias incursiones del filósofo francés en la psicología.
«Me pregunto cómo he podido jugar al
psicólogo durante tantos años», escribe Foucault en una carta de 1954, en
los albores de la decisiva reorientación de su pensamiento, tal como lo
recupera Castro en la edición «corregida y aumentada» de su libro
dirigido no necesariamente al lector especializado.
De entre lo que Defert mantenía guardado
también surgiría La cuestión antropológica: Una historia de la pregunta por el
hombre, que es una lectura que Foucault hace de la filosofía desde el Siglo 17
hasta Nietzsche, figura que emergió en la vida del francés «como la necesidad
de interrogarse acerca de la tarea de la filosofía», explica Castro.
«Y saldrá próximamente El discurso
filosófico, que es un libro de cuya existencia no teníamos conocimiento hasta
hace poco», añade el argentino, certero en cuanto a que «todavía no
sabemos todo lo que Foucault dijo, y todavía tenemos mucho que descubrir de lo
que puede decirnos».
Basta pensar en su Diario intelectual,
compuesto por una treintena de cuadernos en los que el filósofo registraba sus
inquietudes, lecturas y proyectos, del que hasta ahora sólo se han difundido
unas pocas páginas.
«Así que hay que imaginarse, como muy
bien dice el subtítulo del texto -que no lo puse yo, sino la editorial-, que
esto es una obra en movimiento», resalta Castro, quien no descarta la
posibilidad de una tercera versión de su Introducción… en el futuro. «La
imagen podría ser ésta: el territorio foucaultiano ahora está mucho más
habitado, y el horizonte es distinto».
‘Es
nuestro contemporáneo’
Aunque fallecido y ausente de este mundo los
últimos 40 años, Michel Foucault, cuya filosofía destaca por hacer un diagnóstico
del presente, no pierde pertinencia.
«Diagnosticar consiste en mostrar cómo
hemos llegado a ser aquello que somos, pero para ver cómo podemos ser y pensar
de otra manera. El diagnóstico foucaultiano se vuelve, finalmente, una ética,
es decir, un ejercicio reflexivo de la libertad», escribe Edgardo Castro
en su Introducción a Foucault.
Para el académico argentino, la vigencia del
pensamiento foucaultiano depende de que ese presente cuyo diagnóstico
encontramos en sus escritos es todavía el nuestro.
Prueba de ello es que los grandes temas que
motivaron sus investigaciones -la relación entre razón y locura, entre
sexualidad y subjetividad, entre libertad y seguridad; el gobierno de las
poblaciones; el despliegue de la gubernamentalidad neoliberal, etcétera- están
lejos de haber sido superados.
«Yo creo que en muchos ámbitos de nuestra
cultura occidental todavía nos movemos en el horizonte político y social que
cristalizó después del 68, no hemos ido mucho más allá de eso; o sea, la
relación entre política, utopía e imaginación sigue siendo el horizonte de la
discusión. Y eso explica, en cierto sentido, por qué los análisis de Foucault
tienen todavía vigencia, porque han sido una problematización del núcleo de ese
horizonte social y político.
«Entonces, por ejemplo, si uno toma la
cuestión del poder, Foucault ha insistido en diálogo con el 68 y el post 68 que
finalmente en el centro del poder no estaba la ideología sino el cuerpo. Y esto
lo hemos vivido cada vez de manera más patente», prosigue Castro, quien ve
una típica tesis foucaultiana en lo vivido durante la pandemia de Covid-19,
pues «en el centro de la política occidental está la vida biológica de la
población».
En otras palabras, los 40 años de distancia
cronológica con Foucault en realidad no implican distancia conceptual;
«todavía estamos en ese horizonte de problematización foucaultiana, es
nuestro contemporáneo», insiste Castro, destacando la interrogación que el
filósofo francés hace al neoliberalismo o su análisis del poder y los
dispositivos disciplinarios usados para crear cuerpos dóciles y obedientes.
«Entre otras cosas, lo que la pandemia
nos mostró es que las sociedades quieren una biopolítica, o sea, que se
necesita una política de la vida biológica de la población. ¿Cuál?, es otro
problema», agrega.
«Y no es sólo la cuestión biológica,
claramente en el centro de la política occidental está la vida biológica de la
población; pero el otro concepto fundamental es el concepto de libertad, y la
idea que finalmente Foucault mismo va elaborando acerca del Gobierno. Me parece
que ahí todavía hay mucho que tiene aún para decirnos», concluye.