MIGRACIÓN DE ESTADOS UNIDOS A VERACRUZ INMINENTE E INCONTENIBLE
MIGRACIÓN DE ESTADOS UNIDOS A VERACRUZ INMINENTE E INCONTENIBLE
@LineaCaliente
Por Edgar Hernández*
Hasta finales de año pasado
450 mil veracruzanos cruzaron a Estados Unidos en busca del sueño americano que
hoy termina en una pesadilla tras el anuncio de que serán regresados por las
buenas, pero preferentemente por las malas.
Para el gobierno de la
ingeniera Nahle ello habrá de representar un problema mayor en los siguientes
meses y años ante la carencia de programas de empleo, falta de vivienda,
asistencia médica, vías de comunicación y seguridad pública que les permita la
supervivencia.
INEGI, de tiempo atrás ha
venido alertando que, en los últimos tres años alrededor de 500 mil
veracruzanos en edad productiva migraron a otros estados y países ante la falta
de oportunidades.
A ello se sumó el mal gobierno
del atarantado Cuitláhuac García quien durante su mandato jamás se ocupó de
brindar las garantías mínimas de seguridad, empleo y vivienda a las nuevas
generaciones en busca de oportunidades.
Consecuentemente el infelizaje
creció.
Ya la propia Cámara Mexicana
de la Industria de la Construcción (CMIC), delegación Veracruz, desde 2018 daba
cuenta que el gobierno del estado había abandonado su aparato productivo
primario, carreteras, programas de salud y falta de medicamentos.
Hoy, tras la admonición del
presidente Donald Trump de echar a los connacionales en una proporción de nueve
millones de “ilegales”, entre los cuales se incluye a la familia veracruzana,
debería poner en alerta máxima a las autoridades gubernamentales para que este
alud no se convierta en el más serio problema del sexenio.
Urgen programas reales de
atención y ocupación para la familia migrante que no serán para los 450 mil,
sino las familias de estos aunados los no legalizados por décadas por razones
diversas que también serán expulsados al ser calificados por el dictador Trump
como “invasores”.
De acuerdo a datos de la Casa
Blanca se estima serían 9 millones los deportados a los cuales se suma la
proporción veracruzana que podría alcanzar conservadoramente los 750 mil
conciudadanos.
Por tanto, ¿Qué hacer con esos
750 mil que en diferentes momentos abandonaron Veracruz por no tener seguridad,
empleo y medios de educación y salud?
Qué hacer ante un ávido crimen
organizado ansioso de sumar en sus filas a legiones de jóvenes desempleados
ante la guerra que se en viene defensa de la agresión armada de Estados Unidos
empeñada en acabar con los Carteles, calificados como entes terroristas.
Es indiscutible que asoma una
guerra de incalculables proporciones.
La creación de albergues y
refugios, inevitables ante la avalancha humana que habrá de producirse en los
próximos días, semanas y meses serán insuficientes si no se da el siguiente
paso con la generación de empleos que se traduzcan en arraigo y solución al
problema de subsistencia.
No es suficiente con que se
pongan en alerta a las dependencias de gobierno, estatal y federal, si no van
más allá de albergues que no tienen principio ni fin, que son un lastre y un
gasto interminable.
Mantener a los migrantes en
espera de la nada dejó de ser opción.
Comprobado está que el
migrante buscará meterse de nuevo a territorio norteamericano si no ve claro en
su tierra. Irá de regreso por su familia si es separado. Buscará empleo en la
clandestinidad ante el apetito de pago en dólares frente a un peso devaluado y
en los hechos no se decidirá por una opción demagógica ente una realidad que
indica, para el caso de Veracruz, hambruna y desempleo como destinos.
Ese es el escenario de los
próximos meses.
Veracruz, sin migrantes, tiene
de sí, 2 millones de marginados sumidos en el desempleo, una juventud entera
desocupada y un gobierno que con apuros sostiene a más de 400 mil con becas,
programas de bienestar y ayuda económica a los viejitos.
Obligado, por tanto,
preguntarse si habrá dinero para 750 mil migrantes en lo que se acomodan y
definen su destino.
Todo ello sin contar que
Veracruz está en las puertas de una intervención de Estados Unidos cuando se
inicie el combate al terrorismo (Los Carteles) asentados en al menos la tercera
parte de los 212 municipios de nuestro territorio.
Inevitable para nuestra
historia vivir una nueva etapa de intervencionismo de tropas invasoras que sin
duda marcarán -de nuevo- al puerto de Veracruz como puerta de entrada.
Asoma una guerra en nuestro
territorio.
Es entrar en un estado de
zozobra y angustia social y económica no solo en las regiones en conflicto,
sino en toda la entidad.
Por tanto, lo que viene para
Nahle no es cualquier cosa. Habrán de ser tiempos nuevos, de emergencia que van
más allá de brincar el charco para fomentar el turismo.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo