MILITARIZACIÓN, AUTORITARISMO Y SUMISIÓN DE PODERES
MILITARIZACIÓN, AUTORITARISMO Y SUMISIÓN DE PODERES
Por Aurelio Contreras Moreno
La amenaza no fue ni velada: el pasado viernes,
el presidente Andrés Manuel López se lanzó contra el Poder Judicial de una
manera que no se le recuerda a algún otro mandatario del México contemporáneo,
por el tema de la prisión preventiva oficiosa.
“Dije, voy a tener oportunidad de proponer a
ministros, hice mi cuenta, más los que estén ahí, decentes, pues puede ser que
logremos tener mayoría, no para que me apoyen en abusos, sino para reformar el
Poder Judicial y que realmente haya justicia en México, y, ¿qué creen? Me
equivoqué, porque hice propuestas pero ya una vez que propuse ya por el cargo,
o porque cambiaron de parecer, ya no están pensando en el proyecto de
transformación y en hacer justicia”, dijo, haciendo evidente su absoluto
desprecio por la división de poderes. Y que ve a esos ministros como sus
empleados.
Pero fue más allá. En consonancia con otra
frase suya que marcará su sexenio –“no me vengan con que la ley es la ley”-, se
quejó de que “sus” ministros “ya actúan más en función de los mecanismos
jurídicos, (…) que cada quien asuma su responsabilidad, ya nos cuesta trabajo
contar con cuatro de los 11”. ¡Impensable, que un ministro de la Corte esté
pensando en hacer valer la legalidad!
Este lunes, el pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación comenzó la discusión relativa a la inconstitucionalidad
de la prisión preventiva oficiosa, contra cuya derogación el gobierno
supuestamente “progresista” y de “izquierda”, que se autoproclama la “cuarta
transformación” del país, ha lanzado una tremenda embestida política y
mediática, ya que esa figura jurídica le permite meter a la cárcel a quienes
considera sus enemigos casi bajo cualquier pretexto.
Los resultados están a la vista. Cuatro de los
ministros de la “tremenda” Corte recordaron quién los puso ahí y adelantaron
que votarán en contra de declarar la inconstitucionalidad de la figura de la prisión
preventiva oficiosa, a pesar de contravenir acuerdos internacionales en materia
de derechos humanos firmados por México.
El Grupo de Trabajo sobre la Detención
Arbitraria de la ONU incluso exhortó al gobierno de México a anular la prisión
preventiva oficiosa por ser contraria las garantías internacionales de
protección de derechos humanos, conclusiones que comparte la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, entre otros organismos.
El “argumento” de una de las ministras
“obradoristas”, Yasmín Esquivel, para esquivar estos compromisos y obligaciones
es verdaderamente de antología: la togada salió con que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación no es una “reproductora autómata” de las posiciones de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos. ¿Tendrá idea de la barbaridad que
dijo en su afán por justificar su abyección? ¿Sabrá siquiera que México ha
signado acuerdos en la materia que lo obligan bajo el derecho internacional a
proteger los derechos humanos y a no legislar en contra de éstos?
Pero el Poder Judicial no es el único que dobla
la cerviz al primer manotazo presidencial. El mismo viernes, el Poder
Legislativo funcionó como triste “oficialía de partes” del Ejecutivo para sacar
adelante, a como diera lugar y sin moverle una coma, la reformas a diversas
leyes para que la Guardia Nacional quede bajo el mando de la Secretaría de la
Defensa Nacional, militarizando por completo las labores de seguridad pública
en México.
A pesar de que la discusión de los diputados
federales en lo particular se extendió toda la noche y concluyó la mañana del
sábado, fue un mero trámite: ni una coma, ni una letra fueron modificadas de
unas reformas que son claramente inconstitucionales, pues en la Carta Magna se
estableció –en este mismo sexenio, valga recordar- el carácter civil de la
Guardia Nacional, aunque en los hechos siempre fue un cuerpo militarizado. Solo
que ahora ya se dieron “permiso” para dejar de simular.
La sumisión del Judicial y el Legislativo al
Ejecutivo marca la ruta para un fin de sexenio todavía más autoritario,
represivo y como consecuencia natural, aún más violento.
Las cifras ahí están: en México, 92 mil 590
personas están detenidas por prisión preventiva oficiosa, la mayoría sin
sentencia en ninguna instancia y desde hace varios años. Y la estrategia de
“seguridad” del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, con los militares en
las calles igual que con Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, ha dejado ya
casi 133 mil homicidios dolosos en lo que va de este sexenio.
Y faltan todavía dos años.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras