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Mireya desaparece 140 millones del Sector Salud y Cuitláhuac la premia

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Por Edgar Hernández*

 

¡Entre Yunes Márquez y Cuitláhuac quedó ese dinero!

Esta no es la historia de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada. No, no. Es la de una muy hábil “servidora” que desapareció 140 millones de pesos del Sector Salud y encima fue premiada con jugoso cargo en relevante área financiera.

Es la historia de Mireya Domínguez Valerio, una veracruzana con escasos estudios de administración pública, de no buen ver, pero que importa si dinero mata carita, y con muy buenos amigos, mismos que le han permitido tremendas transas y en lugar de ser llevada a Pacho, es premiada.

Es toda una historia que merece ser contada.

Mireya cuando opera del lado de Morena bien que sabe seducir y convencer de que es una blanca paloma que merece todo. Cuando transita por el lado azul, simplemente los marea. Pero cuando se va del lado de los rojos bien que aprende todas las mañas del mundo porque ha usted de saber que la Domínguez, Mireya para los amigos, como los camaleones, simplemente se ajusta a las necesidades políticas del momento y lo resuelve con carretadas de dinero.

Más si le ponen en donde hay.

Aprendiz de las mañas de Fidel; experta en el juego de manos de Javier para desaparecer el dinero y rápida como Miguel para el “¿dónde quedó la bolita?”, para Mireya es un juego de bobos sacar un conejo de la chistera o serruchar hasta partir en dos por la panza a una modelo.

Mireya pues, para no darle tantas vueltas, un buen día tuvo la ocurrencia de desaparecer 140 millones de pesos de la Secretaría de Salud, 140 millones que iban a ser destinado para mejorar la salud de los pobres, le dijeron… pero ella entendió que “salud” era sinónimo de libar, de chupar, de embriagarse y a eso sí que no le entra.

En los hechos, esta es la historia.

Mireya Domínguez Valerio, ex jefa del Departamento de Recursos Financieros en el Hospital Regional de Veracruz es hoy subdirectora de Recursos Financieros del Sector Salud.

En febrero del 2018 le fueron entregados 140 millones de pesos para el hospital regional donde se desempeñaba, dinero que como Fu-Man-Chu, simplemente lo desapareció.

 

 

 

¿Dónde fueron a parar esos centavos?

En una primera hipótesis se encontró con que los 140 millones de pesos habían sido desviados por Mireya para la campaña por la gubernatura de Miguel Angel Yunes Márquez.

Sin embargo, a pesar de la fechoría nos encontramos con que esta dama es p

remiada en el gobierno de Cuitláhuac García con tremendo ascenso en el área financiera de la institución que defraudó, el Sector Salud.

La pregunta obligada es que sí fue así ¿por qué entonces el gobierno la premia dándole una subdirección donde se manejan cuantiosos recursos financieros?

En una segunda hipótesis, luego de que ORFIS indagara, que la Contraloría metiera la mano a la revisión de lo ejercido y que Sefiplan checara en las cuentas bancarias, se encontraron con la sorpresa de que, en efecto, había un serio desvío de 140 millones de pesos, mismos que presuntamente fueron destinados, pero para la campaña electoral de Cuitláhuac García.

 

De ahí el premiezote.

El tema, sin embargo, tiene varias aristas. En primer lugar, al igual que las famosas ampolletas de agua tibia para niños con cáncer, no se puede atentar contra la salud del pueblo provocado por la vía del saqueo de los recursos públicos, el rezago en los servicios hospitalarios y encima ser premiado.

Un documento oficial en poder de este reportero, mismo que anexo a esta columna deja muy en claro la “autorización a la ampliación presupuestal 2121003050200 a los servicios de salud de Veracruz. Programa HKS074R. Prestación de Servicios de Atención Médica, por la cantidad de $140,000,000.00 (Ciento cuarenta millones de pesos 00/100 MN)”.

 

La autorización corrió a cargo del Secretario de Finanzas de Miguel Angel Yunes, el doctor Guillermo Moreno Chazarini, el 19 de febrero de 2018, dinero que fue ingresado a una de las cuentas de la Secretaría de Salud, la que justamente estaba bajo la responsabilidad de Mireya Domínguez… y no se supo más.

El recurso presupuestal que de origen estaría destinado a la terminación del Hospital de Especialidades de Veracruz, así como la atención médica oportuna “de calidad” y los servicios médico-quirúrgicos, farmacéuticos y hospitalarios, nunca llegaría, al igual que el dinero.

Las instalaciones del hospital de especialidades ya mismo se encuentran en deprimente estado; la atención está totalmente restringida, no hay medicamentos y los pacientes son atendidos en los pasillos; ellos mismos tienen que llevar sus medicinas y mocharse con los médicos para ser atendidos.

Se carece de servicio de limpieza, por supuesto no hay suministro de medicinas, ni material quirúrgico y la “atención médica oportuna y de calidad” es cero, no existe.

En la contraparte la vida de Mireya es un encanto.

Casa y auto nuevos, flamante cargo de subdirectora de recursos financieros que le permite un alto salario, choferes, asistentes y plazas para la familia, parientes y amigos.

¡Eso Mireya!

Mireya se la jugó ¿para dónde? Para el lado de Miguel o para el de Cuitláhuac, no se tiene claro, pero sí que ganó de todas, todas.

Y es que si trabajó para Cuitláhuac siendo funcionaria de Miguel vaya sorprendente habilidad para pasarle de humo 140 millones de pesos. En contrasentido, si trabajo para Miguel, vaya habilidad para empujarle 140 millones para la campaña de su hijo quien pierde y pierde, pero en un triple mortal Mireya no solo sobrevive, sino que es premiada –no por Yunes, sino por Cuitláhuac- como subdirectora de Finanzas de la misma institución que defraudó.

Lo peor es que quien da el nombramiento es el titular de Salud. Roberto Ramos Alor queda bajo sospecha al no indagar el uso y destino de los 140 millones apenas desviados hace unos meses.

O tal vez, este singular personaje de la Cofradía de la Mano Caída, decidió conservar la información en contra de Mireya y solo acatar la orden superior, es decir la de Cuitláhuac, de premiarla.

Algo no cuadra. Algo apesta en la Secretaría de Salud.

Para Mireya y quienes la solapan, sin embargo, aplica el dicho de mi amigo el cronista de Tepito, Armando Ramírez, de “que tanto es tantito”.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

 

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