Especial

MISIVAS DESDE DUBLÍN

Comparte

[responsivevoice_button voice=»Spanish Latin American Female» buttontext=»Pulsa para escuchar la nota «]

La costumbre de platicar nuestras experiencias a los seres queridos a través de cartas, no desaparece; lo que se transforma es el método de envío. En mi infancia, recuerdo el block de hojas rayadas que nos compraban exclusivamente para escribir cartas. Así mismo, cómo mi mamá nos enseñó a rotular los sobres con el remitente del lado superior izquierdo, en el centro el destinatario y en el espacio superior derecho, pegar el timbre después de darle un lengüetazo. Lo más divertido era iniciar la escritura con la plantilla universal: “Querida tía, la presente va con el fin de saludarte deseando que te encuentres bien”. Un saludo infalible. En esta nuestra tercera entrega, también con el permiso de ustedes, como las dos anteriores, les comparto el relato de Elvia Cristina, el cual dice:

Hola familia, Cruzamos el puente Medio Penny sobre el Río Liffey que, vadea Dublín capital de la República de Irlanda y que nos llevará al Temple Bar la icónica cervecería dublinesa donde el mismísimo James Joyce se emborrachaba.

Sir William Temple es el hombre que alrededor de 1600 adquirió las tierras aledañas al río y las usó para cultivo. Casa y calles fueron apareciendo y para 1800 el lugar se urbanizó formalmente. El hombre murió y fue olvidado pero el nombre sobrevivió y se convirtió en el corazón de la ciudad. Temple es hoy un barrio muy activo lleno de restaurantes, tiendas, galerías y, por supuesto, bares. El más famoso es el Temple Bar a donde nos fuimos a tomar una Guinness con todo y espuma y dejamos que el folclor del violín, la guitarra y la flauta nos regalara esa dulce herencia irlandesa. Nuestro bien invertido tiempo de placer y contemplación.  

Después de fotografiar de mil maneras la estatua de bronce del poeta —que está dentro del bar— caminamos hacia la iglesia de Santa Ann construida en siglo XVIII y cuyas fachadas y torres muestran tantas estrellas, columnas y ventanas que, uno se podría estar ahí un día entero para genuinamente apreciar tal riqueza. Los irlandeses son muy católicos y sus iglesias son todas grandes y bellas. San Patricio es el Santo patrono y la visita a su templo da para dos o más cartas, pero ya se verá, ahora quiero contarles de la enorme biblioteca que nos dejó peee…rplejas.

El Trinity College es la universidad más antigua de Irlanda y además de sus alumnos famosos (Oscar Wilde, Samuel Beckett y otros desconocidos para mí) aloja la biblioteca más grande de todo el país. Biblioteca que ya de afuera se ve imponente y cuando estás allí, te sobrecogen el tamaño, las estatuas de mármol y el montón de libros, cuyos lomos de colores se forman cual soldados en los anaqueles de madera, desde el piso hasta el techo. 200 mil volúmenes antiguos y nuevos están ahí en el llamado Long Room, (la sala larga) para ser leídos por quien los necesite. El techo abovedado completa la belleza del local y uno sale de ahí transformado en una mejor persona. Besos a todos y hasta la próxima.

Amigos, los promotores dicen que “viaje ahora y pague después”. Pos les haré caso total a ver cómo le hago al después, ¿no cree? Por lo pronto seguiremos compartiendo.

¡Ánimo ingao!

Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz    

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *