MOMENTOS CRUENTOS
MOMENTOS CRUENTOS
Entre Columnas
Martín Quitano Martínez
“La
descomposición de todo gobierno comienza por la decadencia de los principios
sobre los cuales fue fundado”.
Montesquieu
México
vive momentos cruentos, de tal magnitud que se refleja en la letra de la famosa
canción de Alfredo Jiménez que dice: “La vida no vale nada”.
Una
existencia definida por el miedo, es un espacio donde se “normaliza” la
violencia, porque los responsables de garantizar mejores condiciones de
convivencia se dedican a la repetición de mentiras que buscan implantar la tierra
del “aquí no pasa nada”.
El
abandono institucional es cada vez mayor y en mayores espacios. Ciertamente
antes también había malos resultados en seguridad y también los señalamos,
resguardando la provocación del cliché “los de antes también lo hicieron y tú
no dijiste nada”. El problema es que en estos años de la supuesta trasformación,
los abandonos institucionales se han acentuado, escondidos en frases e imágenes
que ante la contundencia de los hechos cotidianos quedan exhibidos como
mentiras grandiosas, como simulación cínica.
La retórica
oficial no soporta la evidencia de las pruebas que se pueden recoger pateando
cualquier piedra. Solo los programas de entrega de dinero son oxígeno para el
discurso transformador, sirviendo de escudo contra el abandono de la educación,
la salud o la espantosa inseguridad; qué decir de la abierta intención de
destruir el entramado institucional democrático y republicano del país.
Hemos
sido testigos del proceso de desaparición de los entramados institucionales que
soportan una construcción democrática de años de esfuerzos y luchas. Hemos
visto y escuchado del presidente mismo, la guerra mediática, presupuestal y
legislativa contra los organismos autónomos, los fideicomisos, comisiones y
demás instituciones no centralizadas al Poder Ejecutivo. La consigna es
desaparecer cualquier contrapeso o función normativa al mandato presidencial.
Un
ejemplo claro y tristemente contradictorio es el marco institucional y jurídico
para el combate a la corrupción que, habiendo sido planteado como eje
discursivo toral de la campaña de la CuatroT, al llegar al poder ha sido minado
y abandonado hasta su inmovilización. Pareciera un tema no prioritario para
este gobierno, aunque su gestión se cae a pedazos por lo notorio de la vigencia
y profundización de eventos de corrupción, demostrando un pañuelo más que sucio,
asqueroso, que guarda en el bolsillo trasero con una mano lejana, de un
gobierno insensible, con un ejecutivo desvergonzado que mira complots en los
sufrimientos sociales.
Hay
registro de muchas imágenes y momentos que pueden ejemplificar la acción
desastrosa de ese liderazgo que tanta esperanza concitó. Cualquier día se
recuerdan como parte de un ejercicio de ejemplos de incompetencia e ignorancia,
o para explicar los resultados negativos que nos abruman. Cada día surgen más señalamientos
del abandono, del nulo ejercicio de gobierno, de la irresponsabilidad y del
menosprecio del compromiso de gobernar. Desde antes, pero también desde ungido,
su único foco de atención, ocupación y urgencia, son los temas vinculados a las
elecciones que vienen y la continuidad como meta.
Como
otras muchas imágenes del cotidiano que inundan nuestra realidad, el
enfrentamiento del pasado viernes 8 de diciembre en Texcaltitlán, Estado de
México es, para Palacio Nacional, una masacre más pasada de largo como si no
importara, como si fuera una noticia sin relevancia, como si no revelara
claramente el vacío y el abandono institucional de la población frente al
crimen organizado.
Un Palacio
Nacional que parece más la cueva de la evasión, de la simulación y del rencor que
maniata cualquier acción de gobierno que no sea la panacea de ensimismarse en
el mundo feliz que el jefe del ejecutivo atesora como Golum. En el feliz país
del nada pasa, hay muerte y violencia inusitada, sin embargo siempre es mejor
ignorarla, y porque no, volver a sonreír desvergonzada y socarronamente
inventando cualquier ocurrencia.
DE LA BITÁCORA DE LA
TÍA QUETA
Los
contrapesos y organismos autónomos “”no sirven para nada”, solo cuando impera
una visión autocrática.
X: @mquim1962