MONUMENTO A CRISTO REY COATEPEC, VER.
MONUMENTO A CRISTO REY COATEPEC, VER.
El día 1 de octubre
de 1913 se inaugura el monumento al Sagrado Corazón de Jesús en lo alto del
Cerro de las Culebras en Coatepec, Ver.
La ubicación
privilegiada del Cerro de las Culebras en relación con la ciudad de Coatepec,
le convierten en el sitio ideal para los días de campo en la cima, sobre todo
por la hermosa panorámica que ofrece de la ciudad y otros puntos interesantes
de la región. Dichas características debieron de influir para que los
coatepecanos decidieran levantar en el año de 1913, un monumento dedicado al
Sagrado Corazón de Jesús en la parte más alta del cerro, y desde ese lugar
derrame sus bendiciones y protección a los habitantes de la ciudad.
Con base en los
datos registrados por el sacerdote Bernardo Villareal, se sabe que la escultura
se manufacturó en una marmolería de Barcelona, España, y llegó en ferrocarril
el día primero de febrero de 1913, hasta la esquina de la parroquia donde fue
recibida con júbilo por los coatepecanos. Posteriormente el día treinta de
septiembre fue llevada en procesión hasta la cima del “Cerro de las Culebras”,
lugar donde se había construido el monumento desde el cual derramaría sus
bendiciones al pueblo de Coatepec, y el día primero de octubre de ese mismo año
quedó formalmente inaugurado el monumento, al ser bendecido desde el atrio por
el señor obispo don Joaquín Arcadio Pagaza.
Un año y dos meses
después, para ser precisos en el mes de noviembre de 1914, el monumento fue
sacrílegamente profanado por las huestes carrancistas, al mandar quitar de su
pedestal la imagen y colocar la ametralladora, con el fin de enfrentar a los
zapatistas apostados en la Escuela Cantonal y el Palacio. De tal forma que, al
ser profanado el espacio sacralizado, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús
fue llevada a la ciudad y depositada en la casa de don Manuel Carmona, lugar
donde estuvo por espacio de veinticuatro años, para ser nuevamente llevada en
procesión y colocada en la base de dos niveles, el día diecisiete de julio de
1938 (Villareal, 1992: 63 – 73).
Durante veintinueve
años se mantuvo la imagen en lo alto del cerro, a la espera de un nuevo
edificio desde el cual protegiera a los habitantes de Coatepec, y sería una
fuerte tormenta que se abatió sobre la ciudad el domingo ocho de octubre de
1967, la que daría un giro a la vida religiosa de los coatepecanos.
Con base en la
versión de varios informantes, quiénes aseguran la caída de dos centellas como
a las ocho de la noche, las cuales trastocaron y llenaron de pavor a los
habitantes, específicamente por el hecho de haber entrado “bolas de lumbre” en
algunas casas, la fundición de un buen número de aparatos eléctricos, y el
haberse cortado la energía eléctrica el resto de la noche.
Al día siguiente y
medianamente repuestos del espanto ocasionado por la torrencial lluvia, corrió
como reguero de pólvora la noticia de que la imagen del Sagrado Corazón de
Jesús, desde el “Cerro de las Culebras”, había protegido a los habitantes de
Coatepec. La gente no se hizo esperar y subían en romerías para ver la imagen
totalmente quemada y mutilada de los brazos, en una casita de tablas ubicada a
un lado del antiguo monumento. Muchas personas comentaban el suceso y lo
concebían como un milagro divino, por tanto, se decidió bajar la imagen y
colocarla a la entrada de la iglesia parroquial, con el fin de recaudar una
cantidad suficiente para mandarle a restaurar.
Posteriormente se
construyó un nuevo monumento en lo alto del cerro, y colocada la imagen
restaurada el día catorce de abril de 1971, desde donde nuevamente Cristo Rey
protege a la población de Coatepec. En reciprocidad los habitantes celebran
cada tercer domingo de noviembre la festividad de Cristo Rey, quiénes desde la
noche anterior realizan una procesión con el arco floral, regalo del pueblo
hacia su protector, para levantarlo al frente del monumento y enmarcar la serie
de actividades litúrgicas en su honor.
Referencia
bibliográfica
Bonilla Palmeros
Jesús J.
Patrimonio, Memoria
e imágenes de Coatepec, Veracruz
S y G editores,
México, 2022