Morbo, chisme y Fake News
Entre Espadas y Escudos
Morbo, chisme y Fake News
Por: Alejandro
García Rueda
«Cuando estés indignado, García, al
menos ten a la mano un dato para hacerlo con provecho», dijo en palabras
más, palabras menos una catedrática universitaria al autor de este artículo.
El comentario viene bien a la discusión de si
una figura pública con investidura gubernamental tiene derecho o no a su
privacidad.
Con el paso del tiempo, de las experiencias y
las circunstancias, uno se da cuenta de que es una gran tarea no escupir con
furia, máxime cuando la libertad de expresión se ve reducida a la acción y
efecto de golpear políticamente y en ese sentido es insoslayable que hoy sucede
mucho de eso dentro y fuera de los medios.
Hay cosas que sobrepasan el interés público,
que ya son chisme, morbo, mero afán de desacreditar la voz del contrincante. De
pronto parece que las fake news (noticias falsas) cernidas en algunos medios de
información son una reacción obscena a la voz oficial porque van de
desprestigiar a una persona con lo que sucede en su ámbito privado para que el
mensaje sustancial que esta persona tiene para la vida pública no tenga el
suficiente eco y que la gente vea solo la ridiculización de una voz que pese a
todo, sigue haciendo ruido en la conciencia colectiva.
Desacreditar es, en algunas ocasiones temer
¿a qué? A que se abra un debate para el que quizá se está poco o nada preparado
porque hay un peligro ¿cuál? El de tocar no uno, sino varios intereses de por
medio.
Parece que el discurso persigue una utopía
porque habrá quien piense que siempre habrá una vorágine carroñera pero se nota
rápido cuando el debate duele.
Los mensajes negacionistas hacen mella y se
sustentan en fake news repetidas en loop para que ciertas ideas sean percibidas
de una manera diferente a las que eran originalmente. Si la pregunta es si es
verdad que hay quienes juegan con el miedo de la gente, quien suscribe diría
que sí pero que irónicamente las voces que, por ejemplo, buscan minimizar a un
presidente, terminen por engradecerlo.
Saben que vivimos tiempos llenos de
incertidumbre, que a sectores con cierta edad les causa zozobra el futuro y de
ahí toman fuerza para hacerse escuchar.
Es increíble y viene a ser un problema social
que estas versiones sean mostradas como opiniones respetables cuando no son más
que mentiras interesadas.
Que periodísticamente hablando se siga al
presidente de la misma forma en que se hace con Britney Spears va dentro del
costo, pero ojo: La pluralidad ideológica que nos venden no es más que una
opinión dictatorial.
El problema no es la cobertura, es el uso de
la información y ésta ya viene siendo, hasta cierto punto, monotemática y
obsesiva.
Hay algo crucial, que es el interés en
demostrar algo que difícilmente se sostiene. Se genera alarma social con
insistencia a través de medios muy particulares y mediante argucias de
marketing y publicidad para que una realidad que no existe acabe existiendo.
Asistimos a una guerra en la que no se pelea
por riquezas sino por la verdad, eso queda de manifiesto. El principio
periodístico es el de mostrar cierto tipo de información pero en ocasiones lo
único que aparece es la visceralidad declarativa.
Claro, por supuesto que es importante saber
que México suma otros 13 mil contagios de COVID-19, pero para algunos es más
importante saber lo que pasa en la intimidad del presidente.
¿Quieres un dato real para que cuando estés
indignado al menos lo hagas con provecho? Después de que algunos predijeran el
apocalipsis, lo cierto es que México es imbatible, está de pie y sigue
caminando.