MORENA: IMPOSICIÓN O RUPTURA
MORENA: IMPOSICIÓN O RUPTURA
Pedro
Peñaloza
“Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso”.
Denis Diderot
Las instrucciones del jefe se
cumplieron sin reclamos. Su palabra es infalible e incuestionable. Reunió a sus
empleados aquella noche para imponer las reglas del juego. Ahí pactó con sus
ambiciones personales y les ofreció “compensaciones” a los perdedores. Y para
dar a conocer los mandamientos se designó a ese hombre, tan coherente y de
convicciones firmes, como lo es el excolosista, exfoxista y ahora ferviente
obradorista, el quimérico Alfonso Durazo.
El Consejo Nacional morenista
obedeció los dictados del dueño de sus voluntades, simples piezas de ornato,
sedientos de alguna migaja. El habitante de Palacio aparenta mecanismos
transparentes. Sin embargo, no plantea sanciones a quienes los violen. Juega
con la impunidad de los gobernadores, senadores, diputados y cientos de
burócratas.
Quizá hasta el narcotráfico
participe, no olvidemos que son inversionistas y visionarios. El acarreo
seguirá siendo la característica de la campaña de los suspirantes ya que nadie
concita el interés ciudadano sin sus aparatos oficiales. ¿Se los imaginan en la
plaza pública? Son grises.
La orden de López Obrador de
prohibir cualquier debate o confrontación de ideas, únicamente corrobora su
visión primitiva, solo cree en la unanimidad, claro, las de sus dictados. Tiene
una visión maniquea, su mundo es bicolor. No hay matices ni diversidad, es
fundamentalista. Tiene temor a la manifestación de diferencias e intentará
guiar la contienda sin sobresaltos para ir supuestamente unidos, pero sin que
sepa la ciudadanía o los propios miembros de Morena cuál es la diferencia entre
sus candidatos
La elección de las encuestadoras
será uno de los temas que puede complicar el proceso. El presidente apuesta a
no perder el control y quiere que predominen los resultados del sistema
electoral interno de Morena. Es evidente que prefiere la actitud sumisa de
Sheinbaum a la incómoda actitud menos abyecta de Ebrard.
Hoy se presentan dos problemas,
uno de carácter legal y otro notoriamente político: el primero tiene que ver
con los tiempos que marca la norma para el inicio de precampañas, la cual
señala que deben iniciar hasta la tercera semana de noviembre; el otro, que se
refiere al papel que jugará AMLO una vez que Morena ya tenga su candidato en
septiembre. ¿Habrá dos poderes? Evidentemente, una sucesión adelantada puede
generar tensiones entre el poder real y el formal. La figura del posible
maximato resolvería todo y no habría problema alguno. Ya se verá.
Epílogo. Todos tendrán hueso y el
jefe podría seguir mandando. Y en tanto, el país está atrapado por la violencia
y con la oposición partidista enredada entre sus mezquindades.
@pedro_penaloz