Mucho ruido
Mucho ruido
Por Pedro
Peñaloza
“Nada tan estúpido como vencer;
la verdadera gloria está en convencer”.
Víctor Hugo
Desde hace tiempo el ciudadano presidente López
Obrador ha venido insistiendo en que los organismos electorales no son
confiables, específicamente el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Los ataques a dichas
instancias subieron de tono a partir de la cancelación del registro a los
candidatos de Morena para las gubernaturas de Guerrero y Michoacán, y se
dispararon con la pérdida de tres candidaturas al partido oficial el fin de
semana. El enojo fue inocultable.
Bajo éste contexto de venganza, el inquilino de
Palacio Nacional ocupó tiempo en sus discursos para, incluso, personalizar sus
ataques. Encarrerado, AMLO declaró que urge, de plano, una “renovación tajante”
tanto del TEPJF como del INE porque sus integrantes, “no son demócratas” y “no
respetan la voluntad del pueblo”. Además, señaló, que “los partidos crearon el Tribunal
como un Frankenstein, a imagen y semejanza de sus intereses”. Enseguida afirmó,
que “no se puede seguir con lo mismo”. Su postura dibuja un planteamiento
“radical”, aunque el tabasqueño parece olvidar los requerimientos
constitucionales que se necesitan para realizar los cambios enarbolados.
Aunque, para fines prácticos poco importa dada la dinámica política del
tabasqueño, que actúa atrabiliariamente contra las instituciones que no se
pliegan y someten a sus dictados. Ya vimos cómo descalificó también a la
Suprema Corte de Justicia, por no aceptar la prolongación del periodo de su
ministro de cabecera, el pícaro Saldívar.
Es evidente, que el ex jefe de gobierno de la
Ciudad de México pretende, por cualquier medio, edificar organismos electorales
que le sean afines de cara a las próximas elecciones en algunos estados, pero,
sobre todo, para las elecciones de 2024, cuya importancia es indiscutible.
Lejos de lo que pudiera pensarse, no serán fáciles los comicios presidenciales
y su complejidad iniciará con la definición del candidato de Morena, que es
previsible, no será un trance pacifico.
La perspectiva para el cumplimiento de sus
caprichos no se ve para nada sencillo. Los deseos de López Obrador tienen el
dique de los números en el poder legislativo. Como se sabe, para cambiar
súbitamente al INE y al Tribunal Electoral se requieren mayorías calificadas en
ambas cámaras, con las cuales no contará Morena a partir del primero de
septiembre. Por supuesto, puede haber rupturas, traiciones y reacomodos en la
oposición que le permitan al oficialismo tener los votos necesarios y cumplir
los afanes del guía moral. Esa es una hipótesis que no debemos descartar. Por
lo pronto, hay mucho ruido y pocas nueces. Ya veremos.
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz