MUJERES DIVINAS
Dos pupilas muy famosas habitan en el museo del Louvre. Buscando la sala 6 de la Joconde, con los señalamientos muy claros, el paso obligado es contemplar a la Venus del Milo. La mayoría de los visitantes se dan por bien servidos, el posar para la respectiva foto junto a cualquiera de estas dos MUJERES DIVINAS. En ambas, necesitas tiempo suficiente para fascinarte desde cualquiera de sus ángulos, atendiendo que al tomar la foto no se plasmen los pelos parados de cualquier japonés o las greñas hirsutas de uno que otro europeo.
(—¡Paciencia…no seas imprudente!, dijera la abue Jose).
El “cuadrito” de la Mona Lisa, es impactante. Mide únicamente 53 por 73 centímetros y esa superficie fue suficiente para abarcar todo un mundo de arte. Su autor, Don Leonardo, no tuvo empacho en no pintarle ni cejas, ni pestañas, logrando lo enigmático de su sonrisa.
¿Qué está embarazada?, ¿Qué su sonrisa es de melancolía?, ¿Qué era un travestido amiguito del Don?, ¿Qué es autorretrato versión femenina?, ¿Qué refleja una preocupante masculinidad?; decenas de teorías han causado polémica de abundantes críticos, lo cierto es que las respuestas no satisfacen el fisgoneo latente de sus visitantes, entre ellos el de un servidor.
Dentro de la obra de Don Leonardo figura el Hombre de Vitrubio, que es obligación de todo estudiante de Arquitectura conocer, ya que es la proporción y anatomía exacta del cuerpo humano.
Leonardo Da Vinci, pintor, escultor, arquitecto, inventor, urbanista, músico, poeta y loco, nació en Florencia Italia, un 15 de abril, pero del año de 1452.
Amigos, a Leonardo se le atribuye la frase “La pintura es poesía muda; la poesía pintura ciega”; ¡qué buen viejote ese Leonardo…!
¡Ánimo ingao…!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz
El DJ, los quiere deleitar con un arreglillo que le hicieron a la Danza de la Horas de la Gioconda de Amilcar Ponchielli. (La convirtieron en danzón).
