Mujeres empoderadas
Linda Rubi Martínez Díaz
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. Como cada 8 de marzo en este espacio que tan amablemente me brinda El Regional, me parece importante resaltar la relevancia histórica que ha tenido la defensa de los derechos de las mujeres, los cuales han sido producto de su introducción en la vida política y el ejercicio del poder, pero ni han sido gratuitos y todavía hay una agenda pendiente al respecto. En la mayor parte de la historia de la humanidad, hasta todavía a principios del siglo XX, la desigualdad de género era algo común en la sociedad al grado de parecer natural, como si por definición mujeres y hombres no fueran de alguna manera, iguales. Es pertinente comentar que en efecto, hay una diferencia crucial entre unos y otros, no sólo biológica sino también cultural; sin embargo, reconocer estas diferencias no implica que tenga que haber una relación forzosa de poder, así como tampoco considerar a unos superiores por su género. Es decir, las diferencias son obvias, pero no justifican el sometimiento de hombres sobre mujeres.
La defensa del trabajo, la liberación de ciertas actividades que eran exclusivas del hombre, así como el derecho al voto, fueron algunas de las grandes demandas femeninas que propugnaban una cierta igualdad de condiciones, igualdad en el respeto de los derechos que se traen por el sólo hecho de ser humanos. Las manifestaciones feministas todavía reclaman el reconocimiento de derechos, pero al menos, de manera gradual se han roto algunas barreras y ya no es extraño encontrar mujeres en la política, no sólo activistas sino ocupando lugares clave en la administración pública, en la representación partidista, así como en el ámbito ejecutivo. Hemos demostrado que podemos desempeñar los mismos papeles que los hombres, y muchas veces damos un plus: una nueva visión del mundo que nos permite implementar nuevas estrategias las cuales a veces se convierten en tendencia.
Hoy en día, las luchas por la igualdad y el respeto a las diferencias han permitido que la ley obligue la incorporación de las mujeres en la vida política. El empoderamiento femenino se ha incrementado de una forma notable, y creo que hemos sabido demostrar que las diferencias de género no son relevantes cuando se trata del destino de nuestro país. No somos una mera imagen publicitaria pues tenemos ideas que influyen directamente en la defensa del bien común.
Me es grato notar que para la próxima contienda electoral, las mujeres se han convertido en tendencia y no siguen siendo casos límite. Celebro que por primera vez, las oportunidades de postulación son realmente equitativas, lo cual permitirá abonar a la discusión enriquecida de las ideas.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.