‘MÚSCULO DE CLAUDIA YA LO VIO TRUMP’
'MÚSCULO DE CLAUDIA YA LO VIO TRUMP'
Jorge Ricardo
Agencia Reforma
Ciudad de México 10 marzo
2025.- Si el PRI institucionalizó la Revolución, Morena bien podría
institucionalizar el acarreo. Pero si el PRI también pasaba lista y repartía lonches,
habrá quien pueda protestar, sí, claro, pero sus camiones no daban para ocupar
el Centro Histórico por sus cuatro costados, hasta Tepito, Guerrero y
Circunvalación y, además, ya en sus últimos años, se debe recordar, ninguno se
sentía tan orgulloso de sí mismo.
Ahí está, por ejemplo, Antonio
Hernández Trejo, un peluquero autollamado «El Tigre de la 4T de
Pachuca», frente al Palacio Nacional, agarrando un lado de la manta que
anuncia que el tigre, «o sea, el pueblo, como decía el ex Presidente Andrés
Manuel López Obrador», ya está suelto y listo.
«Si me lo pide ella, mi
gran Presidenta Claudia Sheinbaum, vamos con todo a la guerra, con todo.
Dientes, palos, piedras, uñas, con todo», dijo «El Tigre», que
logró colarse junto a los siempre primeros del sindicato petrolero.
La plaza gris, caliente,
inmensa, más inmensa que sus 240 metros de cada lado porque el sol pica, arde,
quema, se llena de banderolas guindas de Morena.
Las consignas feministas de
«no más feminicidios», de la marcha del día anterior, quedaron bajo
los retratos gigantes de Sheinbaum y las sillas calientes y las gorras y
sombrillas de Morena y las pancartas y las batucadas y los dirigibles gigantes
y los lonches regados en el piso.
Hay globos gigantes del
sindicato petrolero, banderolas de Sonora, Iztapalapa, Colima, Guerrero y
Ecatepec. Banderas guindas con el escudo de Batman que los portadores dijeron
fueron enviadas por el Secretario de Seguridad, Omar García Harfuch. Hay
mujeres y niños desvelados y dormidos bajo la sombra de los retratos de la
Presidenta y las banderas mexicanas gigantes.
Fue largo el viaje del camión,
24 horas desde Mérida o Tijuana. Ocho desde Colima. Hay gente aburrida bajo el
sol. Buscando la sombra de los estandartes de la Virgen de Guadalupe. Hay
confusión de qué va a pasar o no va a pasar o ya está pasando.
«Yo vine porque hay un
rumor de que va a venir el Presidente López Obrador, porque él lo prometió, si
se tuviera que defender la Patria», dijo una yucateca que compró seis
peluches con la figura del tabasqueño y los llevaba en una bolsa de
plástico. «Ex Presidente», le
corrigió su mamá, pero ella como si nada.
Hay un delirio nacionalista
entre los que han ido por su propio pie y no para pasar lista y los vendedores
que aprovechan todo eso. «¡Santa Claudia de a diez pesos!», gritaba
por 20 de Noviembre una vendedora de estampitas con aureolas. «Yo creo que
Claudia ha correspondido correctamente contra Trump, porque no somos juguete de
nadie», dijo.
Sheinbaum anunció el martes un
acto masivo para responder a los aranceles de 25 por ciento que impuso entonces
Donald Trump; 150 mil acarreados, le prometió esa misma tarde la Gobernadora
del Estado de México. El jueves, el estadounidense pospuso los aranceles otro
mes, porque le enviaron a 29 narcotraficantes y se redujeron los cruces en la
frontera.
La maquinaria, sin embargo, ya
había sido echada a andar. Piensa, ¡oh Patria querida!, que el cielo, un
acarreado en cada hijo te dio, bien se podría decir. «No va a haber
invasión, y de todas maneras, tenemos nuestro Himno», dijo en diciembre la
Presidenta, tras la primera amenaza de Trump.
Sheinbaum subió al templete
antes del mediodía. Retumbó el grito «¡no estás sola!». Rebotaba en
el Palacio Nacional y ella levantaba las manos en tono vencedor. Pospuesto el
amago, poco interés quedaba ya en el discurso. El calor había calcinado
cualquier ánimo.
«Prevaleció el
diálogo», informó.
Sin guerra arancelaria, se
había pensado también un ataque contra el Poder Judicial. A lo que queda de él.
Pero acabó apenas en una invitación a la elección del 1 de junio. Fue más
interesante mirar el saludo en medio del templete de Sheinbaum a Rubén Rocha
Moya, el Gobernador de Sinaloa, acusado de vínculos con el narco.
No apareció López Obrador, por
supuesto, pero fue más notoria la ausencia de su eslogan contra el crimen
«abrazos no balazos», en todo el discurso presidencial. Más
llamativa, también, la defensa del libre comercio y que firmó Carlos Salinas de
Gortari, el temible iniciador del «neoliberalismo», aunque no fue
mencionado por su nombre.
«Somos optimistas, el
Gobierno de Estados Unidos ha anunciado que pondrá aranceles recíprocos a todos
los países del mundo. Nada más que México no está en ese ámbito, pues nosotros
desde hace más de 30 años hemos firmado dos tratados comerciales», dijo
Sheinbaum.
Todavía no acababa y el
público ya había dejado un hueco en el centro del Zócalo.
«El músculo de Claudia
Sheinbaum ya lo vio el mundo entero, no nomás Trump», dijo «El Tigre
de Pachuca», enrollando su lona sobre Madero. Las calles convertidas en
tianguis de elotes, enchiladas, tacos, flautas y muñecos y baratijas chinas.
Casi una hora de discurso y
calor y por fin la Presidenta dijo que viva el pueblo de México, viva México.
Cualquier guerra se olvida entonces, y miles se van en busca de la patria de la
sombra y el camión.