Nacho Trelles una leyenda viviente cumple 100 años
Héctor Larios Proa
Don Nacho como se le conoce en el ambiente del futbol mexicano, es un símbolo que representa la pasión y profesionalismo, su vida deportiva se puede resumir en el personaje del deporte mexicano que se adelantó a su tiempo, comprendió antes que nadie la ruta que seguiría el futbol mundial, en términos de profesionalización. Protagonista que transitó de la diversión callejera del juego a la práctica deportiva y asumir como cuenta Charles Baudelire, en “Jugador generoso», logrando rápidamente profesionalizar su vocación. Gracias a su entrega y compromiso, todo el tiempo pensando en futbol, en charlas, discusiones, meditaba, hacia apuntes para llevarlo a la cancha de entrenamiento. Así hasta ser considerado uno de los mejores entrenadores del mundo.
Su perfeccionismo la mejor de sus armas, hombre metódico, observador profesional, debatía con argumentos sólidos sus posturas en relación al futbol. Siempre buscando algo nuevo que aprender, decía a sus colaboradores más allegados: ´Busquen qué más debemos conocer´. Muchas tardes de discusión con sus amigos de aquella época Donato Alonso y Pepe Moncebáez, algunas veces las discusiones subían de tensión sobre todo con Fernando Marcos, Trelles en sus argumentaciones nunca subió el tono se mantenía ecuánime logrando una maestría en resumir en frases cortas sus conclusiones para darle el toque picaresco que lo han caracterizado.
Futbolista profesional con el campeonísimo Necaxa, logrando tres campeonatos de liga y una copa, pasó al América y posteriormente al Monterrey, jugó también en los Vikingos de Chicago, regresó al Atlante donde se retira, en una jugada accidental su propio portero cae en su pierna, sufre fractura de tibia y peroné.
De jugador a técnico inicia la leyenda.
Había entrenado a un equipo amateur de la fábrica Gillete, allá por rumbo de Mariano Escobedo, en la Ciudad de México. En 1950 debuta como entrenador profesional del Zacatepec de la 2ª. División, logrando su primer título que valió el ascenso a 1ª. División. En el campeonato 53-54 se corona dirigiendo al desparecido equipo Marte, a su regreso a la selva cañera logra dos títulos más en la 54-55 y 57-58. Logros que fortalecen el vínculo de un visionario de los negocios en el futbol, Guillermo Cañedo de la Bárcena, ambos logrando una sinergia de técnico y directivo que más tarde le dará rumbo al futbol mexicano.
Es nombrado asistente del entrenador nacional, Antonio López Herranz, para la Copa del Mundo en Suecia 58. Pasó al Club América durante dos campeonatos, continuó su recorrido por diversos clubes mexicanos como Toluca, Puebla, Cruz Azul, Atlante, Universidad de Guadalajara para culminar una carrera de entrenador de 41 años con Puebla.
Dirige a la selección nacional desde 1960, participa en los mundiales de Chile 62 e Inglaterra 66, siendo considerado en este mundial como uno de los tres mejores técnicos del mundo según la FIFA. En su palmarés se encuentra registrada dos participaciones olímpicas en Tokio 64 y México 68.
Es uno de los técnicos con mayores logros al ganar un campeonato de 2ª con Zacatepec; 7 títulos de Liga, con Marte, Zacatepec (2), Toluca (2), Cruz Azul (2); en dos ocasiones ganó la Copa México; 4 veces Campeón de Campeones, y 2 campeonatos de CONCACAF.
Su visión del juego, se fundamenta en principios de la guerra, argumentaba al explicarnos conceptos de táctica y estrategia. Siempre en busca de métodos que implementar para mejorar el rendimiento deportivo de sus jugadores, como lo hizo en la preparación del mundial del 66 en el centro de Capacitación de la Nestlé, por el rumbo de la Marquesa. También lo encontrábamos en entrenamientos de otros deportes en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano, por ejemplo.
Perfeccionista, en los movimientos tácticos, en el orden e imagen de sus equipos, hacía hincapié en la conducta de sus discípulos dentro y fuera de la cancha, supo lidiar con las figuras importantes de la época, se ganó su respeto y admiración de propios y extraños, impulsó a algunos como Raúl Cárdenas, Antonio Carbajal, Jesús Del Muro, entre muchos otros para ser entrenadores.
Aunque él tal vez no lo sepa, también animó a desarrollar nuevas técnicas en la fabricación de implementos deportivos, desde tela, diseños de ropa y calzado deportivo hasta lograr profesionalizar áreas hasta entonces olvidadas como la utilería, sus eternos compañeros en la selección así lo testificaban Andrés “Cerros” Amaya y Francisco “Chico” Larios. Sus consejos y exigencias invitan a sus colaboradores a superarse día a día, logrando en varios campos estar a la altura de las potencias mundiales, Don Nacho un líder en la máxima extensión de la palabra.
Hombre metódico, meticuloso y celoso de sus secretos, al mismo tiempo un charlador de los buenos que solía platicar largo y tendido de sus ideas y teorías con sus amigos de siempre Donato Alonso y José Moncebáez, ambos precursores de la escuela de entrenadores, y por su puesto compartía con la pluma periodística deportiva más importante que ha dado México, Don Ignacio Matus.
Ignacio Trelles Campos, oriundo de Jalisco, avecindado en el Distrito Federal hoy CDMX, siempre ha vivido por los rumbos de Tacubaya, tuvo un departamento frente a la embajada rusa y posterior a los juegos de Tokio compró casa en San Pedro de los Pinos, allá por Chapultepec, siempre volvía a su querencia y tal vez por ello no perdía piso al reconocerse en los otros como en su época juvenil jugando pelota en la calle, o basquetbol en el Plan Sexenal junto con sus amigos, conoció los secretos de una ciudad viva, aficionado al baloncesto, al baile y sus salones. Nunca perdió su naturaleza de jugador. Lo vemos en su trato, cábula con la prensa, los mensajes a sus jugadores eran joviales con toques cargados de jiribilla, astuto en la dirección técnica, conocedor del juego, de las reglas y la competencia. Dribló a más de un árbitro fuera y dentro de la cancha.
Sus discípulos lo admiran como Manuel Lapuente, Luis Fernando Tena. Al respecto Leonardo Cuéllar comenta: “Don Nacho se adelantó a su tiempo. Haciendo un balance de los diferentes técnicos que tuve en mi carrera sin duda fue de los mejores y hoy como entrenador entiendo más sus sabias palabras. Mi admiración y respeto, un técnico que te dibujaba lo que iba a suceder en el juego, además te decía qué hacer y cómo hacerlo, eran así sus instrucciones, recuerdo sus palabras: ¡Se los dije!, ¡No me hacen caso!, ¡No ponen atención!”, recuerda Leo.
Su inseparable y elegante gorra inglesa lo distinguió. Siempre dio la nota y sufrió los ataques de la prensa como pocos, mismos que combatió con elegancia y sabiduría: Don Nacho Trelles, un sabio del futbol mundial. Tiene muchas cosas que enseñar. ¡Felicidades!