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‘¡NADIE NOS VA A DETENER!’, AFIRMA CHÁIREZ

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'¡NADIE NOS VA A DETENER!', AFIRMA CHÁIREZ

 

Francisco Morales                                

Agencia Reforma

 

Ciudad de México, 8 marzo 2025.- Ante las puertas cerradas de la Antigua Academia de San Carlos, entre banderas del arcoíris, una cruz rosa y azul, pancartas de indignación y puños en alto, la multitud dejó salir un clamor unánime: «¡Nadie nos va a detener!».

 

 Con esta consigna, propuesta por el pintor Fabián Cháirez, decenas de artistas, activistas e integrantes de la comunidad LGBT+ protestaron este viernes contra un fallo judicial que ha sido leído como un atentado inédito en contra de la libertad de expresión.

 

 El pasado miércoles, el recinto gestionado por la UNAM se vio forzado a acatar la decisión de un juzgado federal de suspender la exposición La Venida del Señor, de Cháirez, a causa de un amparo interpuesto por la Asociación de Abogados Cristianos.

 

 «Fue un juez quien ejerce un criterio moral, bajo un término que, hasta el día de hoy, desconozco, y le he preguntado a muchos abogados, he revisado muchos tratados internacionales y no lo encuentro por ningún lado, que es el ‘derecho humano al honor’; no sé qué sea eso», criticó al micrófono Salvador Irys, activista y especialista en arte de la diversidad sexual.

 

 Éste fue uno de los argumentos esgrimidos por el Juzgado Sexto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, a cargo de Francisco Javier Rebolledo Peña, para suspender anticipadamente la muestra.

 

 Un criterio que, a juicio de instituciones de la Ciudad de México, como el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred) y la Secretaría de Cultura capitalina, resulta violatorio del derecho a la libertad de expresión, además de contravenir precedentes internacionales.

 

 «Que tu nombre quede inscrito en las páginas más oscuras de la historia. Arte sin censura. Fuera Vox y el Yunque», se leyó en una pancarta con dedicatoria al Juez Rebolledo Peña y al origen español de la Asociación de Abogados Cristianos.

 

 Plenas de simbología religiosa y de personajes alegóricos en situaciones de gozo, con subtexto homoerótico, las obras de Cháirez enfrentaron diversas protestas durante el tiempo que estuvo abierta la muestra, desde el pasado 5 de febrero.

 

 Ante los supuestos agravios a la cristiandad, activistas sociales que se declaran católicos salieron en apoyo del pintor en la protesta.

 

 Éste fue el caso de Fray Julián Cruzalta, asesor teológico de la organización Católicas por el Derecho a Decidir, quien condenó la intervención del Estado para restringir libertades civiles.

 

 «La gente de fe no apoyamos esto. Una cosa son las fes religiosas y otra los fundamentalistas religiosos, no hay que confundir así. Esta gente no es gente de fe, ni mira a los demás como sus hermanos; los ha visto como enemigos y los ha destruido», condenó.

 

 De una esquina de la Calle de la Academia, sin embargo, una mujer lo refutó a gritos: «¡Sí somos gente de fe, pero no nos gusta lo que exponen!».

 

 Sola, la señora Yazmín Villeda protestó a gritos y con una pancarta contra lo que consideró una aberración y una falta de respeto a su fe, acusando que se usó presupuesto público para montar la exposición y no para obras públicas necesarias.

 

 Tras unos cuantos gritos de «¡Fuera!» y un breve periodo de ánimos caldeados, la confrontación no pasó a mayores.

 

 Así, con mensajes de apoyo de las «dragas» Lolita Banana y La Morra Lisa, de artistas como La Bruja de Texcoco –quien interpretó una canción a capela–, de poetas LGBT+ y de sobrevivientes de terapias de conversión y abusos de integrantes de la Iglesia católica, el grito a favor de la libertad de expresión fue contundente.

 

 «Es importante reconocer a las personas que, aunque no les guste mi trabajo, se suman a la lucha por la libertad de expresión. Estamos demostrando que al unirnos somos más fuertes», reconoció Cháirez al cerrar la manifestación.

 

 «Es importante que defendamos los derechos humanos y las libertades, ya que si hoy atentan contra nuestra libertad, como lo han hecho los abogados católicos, abre la posibilidad para que mañana también limiten la suya», advirtió.

 

 En el día en el que hubiera cerrado la muestra, la protesta convertida en clausura oficial continuó en el bar gay La Purísima, para un «perreo pecador».

 

 De camino hacia allá, Fabián Cháirez declaró, como lo hicieran todos los presentes, que nadie lo va a detener.

 

 «Voy a intentar volver a exhibir esta exposición como La Segunda Venida del Señor. Esperen noticias próximamente en mis redes sociales», adelantó, mientras en las bocinas sonaba «¿A quién le importa?», de Alaska y Dinarama.