NAHLE, SIEMBRA RENCORES
NAHLE, SIEMBRA RENCORES
Por Edgar Hernández*
Poco a poco, día a día, la zacatecana Rocío
Nahle siembra rencores entre los veracruzanos. Son corajes ocultos con fecha de
caducidad al 2 de junio día de las elecciones.
Ese obligar a los empleados federales,
estatales y municipales a asistir a fuerzas a sus eventos exigiendo se
trasladen a los sitios de los mítines por sus propios medios, que paguen su
gasolina, que lleven su comida y carguen la propaganda “que obligadamente
deberán desplegar llenos de entusiasmo porque son observados”, los ha llenado de
un coraje oculto.
Choca el glamour de la aspirante que mira por
encima del hombro a la militancia y seguidores forzados a checar asistencia,
pasar lista pues, y prohibido acercarse a la Cleopatra zacatecana quien solo
transita a los lugares de los mítines protegida por vallas de acero.
Las joyas que porta y relojes de marca que
presume lastiman al igual que ese exceso de maquillaje y disfraces de
veracruzana con ropa indígena que porta que ni van con su presunción ni acaban
por convencer.
Nahle siempre flota.
Las 11 Suburban en las que se desplaza, en
donde lleva como escolta a la policía uniformada de la Secretaría de Seguridad
Pública no caben en los pueblos polvorientos y calles llenas de baches.
¡Vaya
hasta una ambulancia la acompaña por si le da el patatus!
La arrogancia de sus equiperos que gritan,
mandan, imponen, ordenan y entregan despensas sintiéndose dioses.
A la lista del coraje ciudadano se suma ese
trato con desprecio a presidentes municipales obligados a garantizar la
asistencia ciudadana en los mítines, patrocinar los eventos -templetes, sonido,
animadores, música y bailarines- y entregar listas de votantes “convencidos”
acompañadas de fotocopias de credenciales de elector de los “amarrados” para el
2 de junio.
Es toda una cruzada preelectoral en donde se
observa a gente armada intimidando, a comerciantes que tienen que cerrar el día
del mitin ante el clima de tensión que deja su presencia y menores de edad que
van con sus padres a fuerza.
Y la propaganda.
Inundan Veracruz enfadosos espectaculares de 12
metros como salidos de la casa Disney en donde lo que más destaca es la leyenda
“Por amor a Veracruz”, por cierto, salpicadas con pintas por la sorna ciudadana
con un “¡Por amor a Veracruz votemos por un veracruzano!”.
Es parte del coraje ciudadano.
Es la muestra, el secreto a voces de que el día
de la elección se la van a cobrar.
Ahora aguantan vara los viejitos, jóvenes
becarios y beneficiarios de los programas sociales -todos convencidos de que no
les quitarán nada si no votan por Morena-. Dicen que sí a todo. Soportan
amenazas, gritos y regaños.
Son obligados a estar en días de descanso a
asistir con sus familias a aburridos mítines y concentraciones… pero llegará el
día de cobro y ese será el 2 de junio.
Como ha sucedido con otros caciques y políticos
impuestos a la población en municipios pobres o enclaves electorales: decir que
sí a todo, pero el día de la elección cruzar con un ¡No! de desprecio a tanta
arrogancia y prepotencia.
Se la van a cobrar a la diva Rocío Nahle.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo