NEGOCIAR O RECHAZAR
NEGOCIAR O RECHAZAR
Salvador
Farfán Infante
Por qué
es necesario aprender a negociar
Es fundamental que los adolescentes desarrollen
habilidades para negociar, pues vivimos en sociedad y en ocasiones lo que
deseamos o necesitamos se opone a lo que otros necesitan o desean. Es entonces
cuando se debe llegar a un acuerdo
sobre lo que se puede hacer para que ambas
partes obtengan algún beneficio.
Lo
primero será recordar que hay cuatro posturas básicas:
1. Yo gano, tú pierdes.
2. Yo pierdo, tú ganas.
3. Yo pierdo, tú pierdes.
4. Yo gano, tú ganas.
Además, es importante que en general se tenga
el deseo de que ambas partes ganen. Los adultos, como autoridad, deben
considerar si los acuerdos y las reglas que se hayan “negociado”, hacen que
ambos ganen. Es necesario considerar:
· ¿Se explicaron las razones de cada uno para
llegar a ese acuerdo?
· ¿El acuerdo en efecto puede ser cumplido?
· ¿Se satisfacen las necesidades de ambos o sólo
de uno?
Como adultos, los padres y maestros debemos
escuchar las razones y los intereses de los adolescentes, sin despreciarlos o
minimizarlos, aunque puedan parecernos irracionales. De lo contrario, ellos
despreciarán nuestros puntos de vista y los considerarán, igualmente,
irracionales.
Cuando negociar no es posible: Aprender a rechazar
es importante que los adolescentes sepan cómo rechazar de manera firme las propuestas
de otras personas, cuando éstas impliquen exponerlos a situaciones que los
puedan poner en riesgo o daño, como consumir algún tipo de droga, mantener
relaciones sexuales sin su consentimiento o sin utilizar condón, involucrarse
en algún acto de violencia que dañe a otras personas, etcétera; también deben
saber cómo rechazar las propuestas de otros cuando contravengan sus principios
y valores: copiar en un examen, mentir, robar, afectar a terceras personas por
diversión, etcétera. Para aprender a negociar hay que tener presente que:
· Tiene
derecho a decir que no y a estar en desacuerdo con sus amigos u otras personas.
· Es
muy probable que conserve a sus amigos, a pesar de que esté en desacuerdo con
ellos. Puede buscar alternativas para pertenecer al grupo sin tener que hacer
cosas que no quiere.
En el último de los casos, puede encontrar
amigos diferentes. Es de mucha ayuda conocer y practicar diferentes formas de poner
en marcha dos estrategias fundamentales para rechazar las propuestas que los
puedan perjudicar:
1.
Enfrentar: A veces, a una petición expresa, es necesario decir “no”.
1. Ser directo. Decir:
“no, gracias”, “no, estoy bien”, “no, no me gusta, no me siento bien”, de
manera segura, sin justificarse y siendo convincente.
2. Aplazar
invitaciones: “Más tarde, gracias” u “otro día”. Estas no son respuestas muy
asertivas, pero en ocasiones pueden resultar útiles.
3. Buscar una excusa o
pretexto: dar una respuesta breve y creíble que le permita salir
momentáneamente de la situación.
4. Usar el sentido del
humor, ser ocurrente, dinámico, sin hacer sentir mal a nadie con sus
comentarios: “no, hoy me toca ser el conductor resignado.”
5. Dar a conocer el
límite: “ya estoy bien, de aquí nunca me paso.”
6. Usar “el disco
rayado”, responder siempre lo mismo: “no quiero”, “no gracias”, “no, ya te dije
que no.”
7. No “quedarse solo”. Si van en grupo o
parejas, no dejar solo al amigo o amiga con quienes pueden presionarlo. Es más
difícil convencer a dos juntos que a uno solo.
Fuente: Habilidades para la Vida. CIJ