NEGRA CONSENTIDA…
Del apellido Pardavé, no hay una cita exacta sobre su origen. Unos dicen que es árabe y que se españolizó en el siglo XIV, otros lo relacionan con el pueblo de Pardavé localizado en la comunidad autónoma de Castilla y León, pero un dato certero es que los hermanos Joaquín y Carlos Pardavé Bernal, propietarios de una compañía de teatro, llegaron a la ciudad de México a finales del siglo XIX.
El enamorado de don Joaquín, pronto encontró a su tiple para que le cantara en privado; de ese fervoroso amor, en gira artística por el Estado de Guanajuato, nace en Pénjamo su hijo Joaquín, el día 30 de SEPTIEMBRE de 1900 (decía mi abuela Josefina: “va con el siglo”).
A Joaquín Pardavé Arce, le tocan los primeros estudios en pleno estallido de la Revolución Mexicana; a los dieciséis años de edad, muere su madre Doña Delfina Arce Contreras (la tía Delfina), y cambia de residencia a la Ciudad de Monterrey, donde se activa como telegrafista, con alma de artista y trovador de veras.
Pasaron tres años y muere el padre. Esa pena, lo obliga saltar de lleno a las carpas, donde hace huateque con el “panzón” Soto y de ahí, con un chingo de esfuerzo, sacrificio y talento escala una rápida carrera a la fama, que lo convierte en un actor sumamente cotizado y con mucho quehacer.
Al tocarlo la flecha de cupido, le suelta los perros a la señorita Soledad García Rebollo, otra atractiva tiple, musa que lo inspira para concebir la muy afamada “Varita de Nardo”, la extraordinaria “NEGRA CONSENTIDA”, la apasionada “Plegaria”, suficientes para que la chica se rindiera a sus pies y surgiera la señora Pardavé.
Amigos, esta romántica histerieta continuará, ¿y saben porqué?, porque “siempre en el amor hay un poco de locura pero en la locura hay un poco de razón”.
Ánimo ingao…!!!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.
Y ahora se pueden ir rozagantes a chambiar, después de oír la Negra Consentida…
