NINGÚN PARTIDO ES FEMINISTA
NINGÚN PARTIDO ES FEMINISTA
Mónica
Mendoza
LaAgendaDeLasMujeres
Han
pasado 5 días desde la elección y esa distancia permite hacer las revisiones
necesarias, sin apasionamientos que nublen la razón.
El
resultado era el esperado. De hecho, hay que reconocer que la buena campaña de
la candidata de la Coalición PRI-PAN-PRD permitió que la distancia estimada en
un inicio, fuera acotada y ese es un mérito sobre el que no es posible
escatimar, porque – hay que decirlo – aceptar una candidatura que está
destinada a perder, es aceptar la auténtica “rifa del tigre” porque además el
no ser la persona que va configurándose con posibilidades de triunfo, va
decantando los apoyos en el sentido contrario y también va dando lugar a las
deslealtades de quienes saltan del barco, antes de que naufrague y enfrentar
eso implica tener mucha templanza y firmeza de carácter.
Sin
embargo – también debe ser dicho – los partidos de la Alianza Va por México no
hicieron la tarea y la entregaron al cuarto para las doce. Para explicar esto
recurriré a una de las frases que más utilizo en mis clases. Yo soy
comunicóloga política y siempre doy fundamento teórico a lo que la praxis
muestra. El primer estudio sobre la influencia de los medios en los procesos
electorales lo hizo Paul Lazarsfeld en 1940 y sus resultados le llevaron a
concluir que “las campañas se resuelven en los períodos intercampaña” y en esa
tarea cotidiana de estar a ras de tierra, sí repartiendo apoyos, pero también
haciendo propaganda – a la forma más antigua que uno pueda imaginarse – solo la
ha hecho Morena.
Y si
además de ello resulta que a la Alianza le cuesta un enorme trabajo ponerse de
acuerdo, pues solo hay que reconocer que perdieron tiempo valioso e
irrecuperable decidiendo postular a Alejandra cuando faltaba ya muy poco para
iniciar la campaña, mientras que por el otro lado había una Delfina que tenía
ya un posicionamiento como ex candidata en el sexenio anterior, que la había
mantenido fresca en la mente de los electores potenciales mexiquenses.
No todo
son los programas sociales. Hay cosas que se hicieron mal y es necesario
señalarlas.
Lo
político es inobjetable y sobre ello solo diré una de las frases del argot que
están llenas de verdad: “un priista solo pierde ante otro priista”. Ya iremos
dándole forma a la especulación sobre la ausencia de respaldos reales hacia la
candidata a la que dejaron sola – también en un acto de violencia política – y
que fue más bien cobijada por una clase política plural y una sociedad civil
que vio en ella la esperanza de no entregarle a Morena el más grande de los
bastiones estatales.
Porque un
país pintado de güinda no es para presumirse. Revela cacicazgo, falta de
pluralidad, pobreza económica e intelectual, podredumbre del sistema político.
Las democracias son plurales Y ningún sistema hegemónico puede llamarse
democrático ni en el pasado priista, ni en el presente morenista.
No me
aparto de quienes consideran que lo bueno del caso es que ganó una mujer y que
se puso fin al símbolo tricolor en una entidad que no había tenido alternancia,
hasta hoy. Pero esas dos verdades, son relativas.
De nada
nos sirve a las mujeres que llegue al poder una que ni ella, ni su partido, ni
su jefe máximo tienen compromiso y agenda con las mujeres, sino todo lo
contrario. Nunca habíamos retrocedido tanto en avances logrados, como en lo que
va de este sexenio federal y hay entidades gobernadas por Morena – como
Veracruz – en donde vivimos un auténtico infiernito, así que poca expectativa
provoca para la causa feminista, que la señora haya ganado.
Una y
cien veces hay que decir: “cuerpo de mujer no garantiza conciencia de género”,
así que no, este techo de cristal que ha sido roto no es un triunfo que
particularmente nos augure avance en la agenda de las mujeres. Y aunque me
genera dudas suponer si de haber ganado Alejandra si hubiera habido un avance
con la agenda feminista, el que cerca de ella y con ella haya habido mujeres de
un feminismo sumamente respetable y comprometido, me permitía suponer que con
ella sí habría habido un mayor compromiso con nuestra agenda.
También a
ese respecto, hace un par de días comentábamos en una mesa con expertas
electorales la posibilidad de que la baja participación ciudadana en la
elección del Estado de México pudiera deberse a que se trató de una contienda
entre dos mujeres y que por ello no haya despertado en interés. Yo
personalmente me niego a creerlo, pero la baja afluencia de votantes en una
elección es siempre la peor de la derrotas.
Quienes
de plano ya no despiertan ningún interés, son los partidos políticos. Puros
lugares comunes, frases y fotos llenas de los mensajes desde un pasado
prehistórico que hoy ya no comunican nada, ni emocionan, ni motivan a salir a
votar. A la gente ya no le interesan los debates, solo sirvieron para
victimizar a una Delfina que ya sabemos que no sabe o que dice que no sabe,
pero que ese es también un gancho emocional que la vincula con un electorado
que con esos rasgos se identifica. El milimétrico cuidado en mostrarla como una
señora común, es directamente proporcional al cuidado en mostrar a una
Alejandra siempre perfectamente peinada, con un slogan demasiado forzado y un
ademán que habría que medir si en la psiqué no resultó contraproducente, porque
el escudo con el brazo que definía a las “valientes” pudo ser también una
barrera que generó distancia.
Me preocupan
mucho como ciudadana y como feminista todas estas lecturas en la repercusión de
cada proceso en sí mismo y desde luego a la luz del proceso de 2024. Lo visto y
lo vivido el domingo 4 de junio mostró lo peor y lo más bajo de la mayoría. Por
cierto, muy burdo el rol de los partidos coaligados con Morena, cuya reputación
pública quedó enterrada por lo que hicieron en Coahuila, que solo abona al
alejamiento del electorado de un sistema de partidos cada vez más rancio.
Imposible no mencionar además el papel de la campaña negra en la recta final de
parte de un partido no participante, que sin decir mentiras, eligió un timming
muy favorable a Morena.
Que
Edomex sirva como ejemplo de que no basta una buena candidata si esta se define
tarde, porque ese tiempo ya no se recupera. Y si la candidatura no es
auténticamente acompañada y realmente respaldada por los partidos que la
postulan, entonces, solo están haciendo una simulación de una alternativa que
no son.
No acaban
de darse cuenta que el reto es convencer a un electorado, que ya no les cree.