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Ningún Servidor Público en la Política

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Por Armando Rangel González

Si bien es cierto, desde hace muchos años y hasta la actualidad, el medio y vínculo más cercano para ingresar al sector público, en todos sus niveles, es la forma de hacer política; más allá de un servicio civil de carrera o de la profesionalización de servidores públicos, aún sigue imperando las relaciones del partido en el poder, de las amistades, el compadrazgo y el tráfico de influencias.

Sin embargo, seguimos observando como servidores públicos ya en funciones, continúan participando de forma activa en eventos, manifestaciones e incluso, con cargos dentro de sus partidos políticos, lo cual significa una práctica poco ética y nada profesional, lo cual refleja un escenario de inequidad para con las actividades de los partidos de oposición.

Desde luego que con este comentario no se trata de cuartar o limitar el derecho y la libertad política de la cual gozamos y se encuentra consagrada como un garantía constitucional; de lo que se trata, es de respetar el cargo, la función, la responsabilidad y el compromiso que se adquiere al momento de recibir una encomiendo pública, un nombramiento para servir a las y los mexicanos, lo cual no presente límites – como coloquialmente se dice, el nombramiento de todo servidor público es por 24 horas, los 365 días del año – salvo los permisos de que se goza igual por derechos sociales.

 

Algunos demostrarán que al participar en eventos públicos, en horas laborables lñar sus actividades diarias por algún motivo que debe ser de causa mayor y no para acudir a evento políticos de los cuales ya no forma parte, debido a que su investidura, por la cual fue elegido, corresponde a un cargo público. ¿Fuese ético que cualquiera de los servidores públicos mencionados en este párrafo, asistiera de dos a 3 tres veces por semana a eventos políticos a lo largo del país, donde resaltase su labor como legislador ante grupos de ciudadanos, militantes, simpatizantes o sociedad en general?

 

Debemos establecer en nuestras leyes y reglamentos una separación entre la política y un encargo público, donde los servidores públicos, deben asumir con responsabilidad, ética, profesionalismo y compromiso sus encargos. En resumen, la presente propuesta tiene un doble objetivo, por un lado, respetar la envestidura que cada servidor público ha encarado, y por otro lado, asegurar y preservar la equidad entre los partidos políticos; éste es un tema en el cual todos debes participar y asumir el compromiso de hacer siempre “lo correcto”.

 

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