Noche de paz
Rafael Rojas Colorado
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El amor, la paz y la esperanza son algunos emblemas del alma que convocan a penetrar en el histórico y emotivo pasaje bíblico que conduce a la Natividad: la llegada al mundo de Jesús, un hecho revestido de misterio, dolor y compasión. Las huellas del sufrimiento de Jesús están marcadas en el hedor del pesebre. En la huída que lo libraba de la espada asesina de Herodes, hasta el día de su crucifixión; tormentos que trocó en un legado profético de amor, perdón y de esperanza señalando el camino que conduce a la verdad.
La presencia de Jesús anuncia el camino de la salvación. El personaje habita en una luz inaccesible para los escépticos, pero que es la verdadera iluminación espiritual para todo aquel que deposita en él la fe y la confianza comprometiéndose a mudarse en mejor persona, ponderando la vida y todo cuanto en ella existe.
El misterioso hecho nos abraza en todo momento, pero sólo en estas fechas consigue detenernos el paso para trocar nuestro sentir a la acción, dándonos a los demás, aflorando las emociones ya imposibles de contenerse en nuestro interior para entregárselas a quien verdaderamente les corresponde: esposa, hijos, padres, familia en general y amistades.
La época decembrina posee sus propios sonidos, matices y cierta musicalidad, que ilumina y sensibiliza el alma, develando los áridos caminos por los que hemos transitado durante el año, indiferentes al sufrimiento ajeno sin darnos cuenta que ese dolor también es nuestro.
La navidad la festejamos en una noche de paz en la que renacen los más íntimos sentimientos que convocan a los seres amados, para entrelazarlos afectivamente con el corazón. Esta noche agradecemos la bendición divina por darnos familia y amigos con quienes compartir lo que verdaderamente somos como personas. La navidad es un vínculo espiritual que aunque sea por escasos instantes irradia el espejo del alma y desflora el sentimiento añorando la ausencia de los seres amados que ya reposan en el descanso eterno.
DESEO A MIS LECTORES UNA FELIZ NAVIDAD, EN LA QUE LA LLAMA DEL AMOR Y LA AMISTAD SE PROLONGUE MUCHO MÁS ALLÁ DE LA PRIMAVERA.
