Especial

¡Nomás lo pendejo no!

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Ramón Durón Ruiz

 

 

A raíz de mi reciente artículo sobre don Hermenegildo «El Maistro» Torres, autor de esa genialidad llamada PUP (Pro Unificación de los Pendejos), amablemente la Lic. Irene Ruedas, lectora de Zacatecas, me envió un correo pidiéndome que escriba más sobre el tema.

Y como el viejo filósofo dice: «Soy pendejo… pero desobediente nunca», con mucho gusto tomo en cuenta su amable petición, a sabiendas de lo que dice el sabio campesino de Güémez en el sentido de que «los doctorados sirven pa’ cometer pendejadas más calificadas» y que «todos los días tengo 5 minutos de pendejez… el secreto está en no excederme.»

Don Hermenegildo comentaba que la primera vez que fue a las «ligas mayores» lo hizo en el casino de Monterrey, en donde con esa genialidad que el Señor obsequia a los elegidos -él uno de ellos-, atrapó los sentidos de los asistentes.

Sus amigos convencieron a don Hermenegildo para que publicara un libro de bolsillo, al igual que el Manual de la PUP, grabar un disco de 70 revoluciones y una revista llamada Sócrates -en honor a que el filósofo griego fue de los primeros en reconocer su humana pendejez, cuando dijo: «Yo sólo sé… que no sé nada» -, todos con interesantes temas relacionados con ese recurrente tema y obviamente que no podía faltar su singular clasificación de los pendejos.

Debido a su talento, sería invitado a viajar por toda la República Mexicana dando a conocer su visión «cosmogónica» en torno a los pendejos. Su fama trascendió las fronteras, a tal grado que llegó a ser convidado por don Santiago Bernabéu, para que fuera a dictar una conferencia en la Madre Patria.

Ahí, con su sentido de vida, pronunció una amena plática que cautivó a los asistentes, pero, no faltando un español  “abrón» que lo quisiera poner en apuros, inmediatamente cuando concluyó su alocución, sin mediar permiso de los organizadores, de entre el público se puso de pie un hombre, que levantando la voz le espetó:

– ¡Joder macho!, habéis hablado del pendejo ¡en tono casi doctoral!, pues que yo quisiera preguntarte, quiénes son más pendejos: ¿los mexicanos o los españoles? -Los aplausos entre la concurrencia no se hicieron esperar, pues en verdad que estaba metiendo en apuros a tan conspicuo personaje de la cultura popular azteca.

Don Hermenegildo, consignatario de una picardía, ingenio, inmediatez y una agudeza mental privilegiada y como siempre, dueño de sí mismo, con toda parsimonia -que cualquiera de los candidatos en campaña envidiaría-, ajustó su tono de voz y tomando con la diestra el micrófono, le respondió:

– Mire usted distinguido caballero, a nosotros, ustedes los españoles nos conquistaron durante 300 años y el 95% hablamos español; a ustedes, los árabes los conquistaron durante 800 años… ¡Y no he visto a ningún pendejo que hable árabe!

A pesar de que partió físicamente, su aportación a la cultura popular sigue vigente; un sinnúmero de mexicanos se ha encargado de continuar enriqueciendo su legado histórico en torno a la pendejez humana: unos practicándola, otros -los menos-, estudiándola.

La 3ª Ley de Newton dice: «A toda acción corresponde una reacción, de igual intensidad y en sentido contrario.» A las que podríamos agregar la 4ª: «Todo lo que entra sale, y todo lo que sube, baja» y una 5ª: «En política todo lo que se arrastra… sube» y la 6ª, lo dicho por Don Manuelito C. Sánchez en voz del poeta, escritor y artista Alejandro Rosales Lugo:

«Nada es estable en la vida,

porque todito es pintado,

nomás lo pendejo es firme

y nace sin ser sembrado.

Y nace sin ser sembrado,

porque nadie lo sembró,

todo mal tiene remedio…

¡¡NOMÁS LO PENDEJO NO!!»

Nota: Si algún pendejo no lo entiende… se puede volver a publicar.

filosofo2006@prodigy.net.mx/Facebook: filosofoguemez/Twitter: @filosofoguemez

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