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Nuestros hijos deben orar

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Por qué nuestros hijos deben orar

En la actualidad los jóvenes están siendo blanco del enemigo, un constante ataque que muchas veces no termina bien, porque muchos caen en las drogas, la rebeldía y sucesos penosos que marcan sus vidas para siempre.

Por eso resulta  importante llevar a nuestros hijos a tener una verdadera relación con Dios, una amistad real y genuina que le dé bases sólidas para crecer con principios de amor, misericordia y verdad en el  corazón, una labor que se complementará si los padres nos involucramos presentando un modelo adecuado a  los niños  donde esté implícita la oración,  la búsqueda y la lectura de la palabra, recordemos que los niños que aprenden a orar desde pequeños pueden desarrollar una vida de oración poderosa y efectiva mejor que los niños a quien no se les enseña.

Es necesario que eduquemos a nuestros hijos integralmente y esto implica que también los eduquemos en la fe y en la práctica de la oración, como un estilo de vida, porque la oración es ese diálogo con Dios, que puede ser muy cálido o simplemente guiado por fórmulas preestablecidas, que nos permiten sentir a Dios cercano, inmerso en nuestra vida.

Es importante que conozcamos 5 consejos para ayudar a nuestros hijos a que hagan oración.

1) Tener claro lo que es la oración: es estar a solas con quien sabemos que nos ama; es tratar con Jesús como amigos, que podemos contarle nuestras cosas y que Él nos va a escuchar siempre y verán la oración como un diálogo y un encuentro y no como el momento cansado de rezar, donde me puedo dormir y nada más, con nuestro ejemplo hacemos que a ellos también se les antoje tener este encuentro y diálogo con el Amigo.

2) Favorecer momentos de oración, porque los periodos de oración son escasos.

Solo se dan cuando tenemos una preocupación, al estar angustiados, hay enfermedad, desgracia o cuando nos hace falta algo, nuestros hijos deben aprender que la oración no sólo es para pedir, sino que también podemos agradecer o simplemente

3) La oración debe ser guiada. A orar se aprende orando, así como a hablar se aprende hablando. Debemos comenzar quitando y enseñando a nuestros hijos a hacer oración vocal y en voz alta. Que repitan con nosotros las oraciones más conocidas. Así formaremos el hábito en ellos y se volverá parte de su día.

4) Dejemos que oren solos. Una vez que hemos hecho el hábito en ellos y que conozcan las oraciones que existen, es necesario que aprendan a orar solos. Primero podemos pedirles que oren en voz alta pero que lo dirijan ellos y poco a poco irles dejando periodos de oración personal.

5) La oración familiar es importante porque el ejemplo arrastra. Es necesario ser coherentes y vivir el estilo de vida de oración para que nuestros hijos comprendan que es posible hacer oración en cualquier momento del día y bajo cualquier circunstancia.

Dios desea que también seamos capaces de aportar el alimento espiritual que se requiere para llevar una vida correcta, que produzca como resultado la vida eterna.