¿Nuevo discurso demagógico?
¿Nuevo discurso demagógico?
Por Martín Quitano Martínez
“Ojalá la gente entienda que las cosas se solucionan hablando y no
dejándose de hablar”.
Anónimo
“Nace una nueva demagogia
ambiental. Invito a todo verdadero ambientalista y a todo académico serio a ver
el video en la página de la Secretaría subido el 10 de octubre bajo el título “SEMARNAT
acompaña el proyecto del Tren Maya desde una visión de cuidado y conservación
de la vida”. En solo 1 minuto y 48 segundos se construye un nuevo discurso
demagógico dentro de la 4T. LAMENTABLE!”, lo anterior es una crítica demoledora
e inesperada de Víctor Manuel Toledo ex secretario de la SEMARNAT a través de una
publicación en su cuenta de Facebook, quien ya había manifestado su
inconformidad dentro del actual gobierno, al que recientemente renunció por
“motivos de salud”.
Esta crítica es una más de
muchas otras que van sumándose, no solo sobre el tema ambiental, y no las
esperadas provenientes de personas o grupos fuera de la órbita de la denominada
4T, sino de personajes del interior o ligados a ella, que acompañaron fuerte y decididamente
el arribo de un proyecto que reclamaba auténticamente ser la representación de
las aspiraciones de transformación de mayoritarios sectores sociales contra el
mal gobierno y la continuidad, entre otras cosas, de la demagogia y la
simulación.
A dos años de iniciado este
gobierno federal y de gobiernos estatales y municipales, son evidentes los
debates internos provenientes del espectro morenista, ante el reconocimiento
cada vez más amplio de la poca o nula diferencia entre los viejos y repudiados
comportamientos y los actuales, los que desgraciadamente son cada vez más
profundos y notoriamente mostrados.
La frescura de la esperanza,
el aliento de cambio que ilusionó a millones, está tornándose desesperanza y
sorpresa negativa para muchos, alejándose del entusiasmo y la confianza que aún
muchos sostienen y salvaguardan. La transformación es puesta en la discusión de
una realidad que la contradice y la empaña, que la cuestiona. Sirva de ejemplo,
el debate interno del partido gobernante que desvela las similitudes del actuar
faccioso de los grupos de su élite partidista, como si se tratara del PRI o del
PAN. No es una pugna de poder originada por las diferencias programáticas que
garanticen los espacios de una vida interna democrática saludable y
consustancial a cualquier organización, sino se trata de otra pugna, donde los
proyectos partidarios no cuentan, solo los proyectos personales.
Nuestro país se encuentra en
condiciones difíciles de representación política y de reconocimiento de las
administraciones públicas. La desconfianza se apodera cada vez más del espacio
público y no es casual; por décadas hemos padecido gobernantes que han
galardonado la impunidad, la arbitrariedad y la simulación como sustento de sus
quehaceres, cancelando las oportunidades del desarrollo, uno que favorezca una
mejor distribución de la riqueza nacional, produciendo mucho y bien, cuidando
el medio ambiente, garantizando salud y seguridad.
Pero no todo lo anterior es
malo, porque hubo frutos de los esfuerzos sociales que en medio de los malos
gobiernos han confrontado las circunstancias, forjando una democracia que ha
permitido la construcción de mecanismos e instituciones que han encausado pacíficamente
la discusión social, que han abierto y establecido rutas por los derechos
humanos, por la construcción de contrapesos, por ideas de tolerancia y respeto
a la diversidad, avances que funcionan como un piso necesario para lograr un
México distinto. Gracias a esos frutos y avances llegó al poder este nuevo
gobierno.
Es por ello que la 4T aún
tiene tiempo y debería reconocer que, más allá de las diferencias consustanciales
y respetables respecto del qué y cómo hacer un México mejor, es urgente asumir
que no todo lo existente como andamiaje institucional o social puede ser descalificado,
rechazado o desaparecido.
Es necesario llamar al
establecimiento de posiciones para el diálogo, para la discusión sensible y
empática de las diferencias. Reconocer que en este país debemos convivir todos,
aunque pensemos distinto, y que el gobierno federal debe garantizar que se nos
escuche y proteja a todos. Los mexicanos todos debemos estar incluidos en el
proyecto de nación, y eso implica un diálogo que nos reconozca en toda nuestra
diversidad y pluralidad.
Porque no somos dos bandos
como demagógicamente quiere reducirnos el presidente, buenos y malos, fifís y
chairos, blancos y negros. Requerimos muchos diálogos y apertura para reconocer
que la oportunidad de ser mayoría no implica desconocer a las minorías, a los
diferentes o creer que siempre será así.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Como si faltara
horror los asesinos acechan en el pueblo. Justicia para la abogada orizabeña y
su acompañante.
mquim1962@hotmail.com twitter:
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