OLAS DE CALOR, DESAFÍO CRECIENTE EN EL ÁMBITO MUNDIAL
OLAS DE CALOR, DESAFÍO CRECIENTE EN EL ÁMBITO MUNDIAL
· Han cobrado mayor relevancia debido a su intensidad, frecuencia y duración, así como por sus impactos en la salud, la economía y el medio ambiente
Pepe Herrera
Ciudad Universitaria, CDMX, 13 febrero 2025.- En los últimos años, las olas de calor han cobrado mayor relevancia debido a su intensidad, frecuencia y duración, así como por sus impactos en la salud, la economía y el medio ambiente. Este fenómeno meteorológico, exacerbado por el cambio climático global, se ha convertido en un desafío creciente en el ámbito mundial.
Para México, la situación no ha sido distinta. En 2024, el país fue golpeado por seis olas de calor, cada una de las cuales dejó cifras alarmantes. Por ejemplo, el 25 de mayo, Ciudad de México registró un nuevo récord de temperatura máxima al alcanzar los 34.7 °C. En Yucatán se acumularon más de 20 días consecutivos con calores superiores a los 40 °C; mientras que en Sonora, varios municipios superaron los récords históricos de calor.
Ante esta situación, y con el objetivo de que tanto la población como los gobiernos estatales comiencen a tomar medidas preventivas, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) dio a conocer que, según sus estimaciones, se prevén entre tres y cuatro olas de calor para 2025. Jorge Zavala Hidalgo, director del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, coincidió con esta proyección y señaló que se mantiene dentro del rango promedio anual.
“Estadísticamente, el rango oscila entre tres y seis olas de calor por año. Dar una cifra exacta es complicado, ya que pueden ser menos o más. En 2024 fueron seis, pero en años anteriores el promedio fue de cuatro. Por lo tanto, la media actual es de tres a cinco, aunque esto podría cambiar”, explicó.
Zavala Hidalgo destacó que determinar una cifra exacta es difícil debido a que las olas de calor deben cumplir con ciertos parámetros establecidos por la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Según este organismo, “este fenómeno es un periodo de al menos tres días consecutivos en los que las temperaturas máximas y mínimas diarias superan el umbral establecido para la localidad. Este umbral se determina utilizando los percentiles 90 o 95”.
Además, aclaró que, aunque en el mundo los días cálidos han ido en aumento y, por consiguiente, también la temperatura promedio, no todos los eventos calurosos pueden considerarse olas de calor, pues estos fenómenos no se definen únicamente por la temperatura, sino por su duración e intensidad respecto a los patrones climáticos locales.
No obstante, dijo que este año no se espera que las olas de calor sean tan intensas ni prolongadas como las de 2024, ya que es probable que el clima en México no sea tan cálido.
“Contrario al año pasado, que empezamos con una sequía severa que se extendió por varios meses, este año no se presentó ese problema. Esto es muy importante porque las condiciones áridas influyen en el aumento de temperatura y repercuten en la formación de olas de calor más intensas. Actualmente tenemos mejores condiciones climáticas que en 2024 en este mes, y eso ayuda”, comentó.
Seguirán en aumento
Recientemente, la Organización Meteorológica Mundial ha advertido que las olas de calor seguirán en aumento hasta 2060, independientemente de si se reducen los gases de efecto invernadero (GEI). Jorge Zavala Hidalgo agregó que, además de que su número puede incrementarse, también su intensidad y duración. Las principales razones detrás de este fenómeno son una combinación de factores naturales y antropogénicos (es decir, causados por el ser humano).
El cambio climático es el principal factor que está exacerbando la intensidad de las olas de calor. Este fenómeno global es impulsado por el aumento de las concentraciones de GEI en la atmósfera, como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, que retienen el calor y elevan las temperaturas globales. Aunado a eso, el fenómeno de El Niño también puede influir en el incremento de las temperaturas globales y en la exacerbación de las olas de calor en ciertas regiones.
“Año tras año los gases de efecto invernadero van aumentando y, por tanto, la temperatura del planeta. Quizá no lo notemos de un año a otro, pero si el análisis lo hacemos de una década a otra, es muy perceptible que la Tierra está cambiando y eso repercute directamente en el clima y en los fenómenos que se dan a partir de éste. Por lo anterior observamos huracanes más intensos, sequías más extremas, incendios forestales más frecuentes, entre otras situaciones negativas tanto para nosotros como para el planeta”, indicó.
A la par, la deforestación también está contribuyendo a que este fenómeno meteorológico sea más agresivo, sobre todo en las ciudades donde ocurren las islas de calor. Éstas se producen cuando el aire es más caliente en ciertas zonas urbanas en comparación con las áreas rurales circundantes.
Un estudio publicado en la revista Communications Earth & Environment acota que la proliferación de árboles en las grandes urbes puede reducir la temperatura hasta 12 grados en áreas específicas a nivel peatonal, es decir, a la altura a la que normalmente se encuentran las personas cuando caminan por una ciudad. Además, también es necesaria la presencia de arbustos y herbáceas (girasol, clavel, lavanda).
Zavala Hidalgo explicó que los árboles y plantas enfrían el aire a través de la evapotranspiración (liberan agua desde sus hojas, lo que extrae calor del ambiente). Esto reduce la temperatura del suelo y las superficies en comparación con el asfalto o el concreto expuesto al sol. Por eso es necesario considerar la extensión de áreas verdes, puesto que ayudan a reducir los efectos de las olas de calor.
Hay que prepararse
La temporada de altas temperaturas en México abarca desde la tercera semana de marzo hasta la primera de octubre. Por ello es necesario tomar medidas para protegerse de las olas de calor. El director del ICAyCC recomendó:
Mantener una hidratación constante por medio del consumo regular de agua y alimentos con alto contenido de líquidos, como sandía, melón, naranjas, pepino y lechuga.
Evitar la exposición al sol en las horas más calurosas del día y utilizar protector solar, sombrero y ropa ligera de colores claros.
Ventilar los espacios cerrados, especialmente por la mañana o después del atardecer.
Realizar actividades físicas durante horarios con temperaturas más frescas.
Proteger a poblaciones vulnerables, como niños, adultos mayores, además a personas con enfermedades crónicas.
Consultar las previsiones meteorológicas para prepararse ante días de calor extremo.
Utilizar impermeabilizante claro en las casas. En el ICAyCC se ha comprobado que el impermeabilizante blanco o claro refleja la energía solar y absorbe menos calor.
Finalmente, Zavala Hidalgo instó a las autoridades a desarrollar estrategias cuyo propósito sea mitigar los efectos de las olas de calor y proteger a la población. “Así como nos preparamos para los sismos y huracanes, es indispensable que también se elabore un plan ante este fenómeno. Hemos visto un aumento de áreas verdes en zonas que no contaban con ellas. Son esfuerzos que tenemos que seguir haciendo, pero en gran medida. Lamentablemente, debemos aprender a vivir con estas olas de calor porque ya no son tan ajenas como antes”.
FUENTE: UNAM