OMNIPRESENCIA
La guerra de secesión en los Estados Unidos, había terminado. Dejó sangre, peste y destrucción.
John Styth Pemberton, viejo coronel confederado, necesitaba curarse y para ello —después de probar el chingo de remedios—, adquiere una nuez estimulante y digestiva originaria de África Ecuatorial llamada Kola y la amalgama con una hoja seca originaria del Perú Andino, llamada en lengua quechua kuka, obteniendo un salubre jarabe.
Atlanta Georgia, año de 1886, todos los aficionados a esa pócima, logran una muy buena digestión (como decía Doña Jose, “—hacían bien bonito”), y una completa placidez, pues su estado de “pacheco” era la envidia de cualquiera que deseaba “curarse”.
Asa Griggs Candler, con visión codiciosa de empresario (ratifico que no se dedicaba a la construcción), adquiere los derechos del refrescante sirope y lo único que hace es agregarle agua gaseosa para venderla como acompañante del “chupe”; los hielitos eran completamente gratis.
Año de 1903, el gobierno y sus gobernantes, emprenden una intensa campaña contra la cocaína y Don Griggs, se ve obligado a retirar todo vestigio del alcaloide, menos el nombre. La COCACOLA se ufana de tener OMNIPRESENCIA.
Amigos, apúntenla por favor: “Más se debe cuidar de la envidia de un amigo, que de la artimaña de un enemigo”.
Ánimo ingao…!!!!
Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz
Dice el DJ, que hasta «el viejo flacucho se chuta su Coca-Cola»; bueno, eso dice el Lennon.