Cinergia

OPINIÓN – ALADDÍN (2019)

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Si dentro de tus círculos amistosos tienes conocedores del séptimo arte, seguramente les has escuchado hablar alguna vez de la falta de originalidad que aqueja a la industria mientras le dan un trago a su vermú. La creciente renuencia de los grandes estudios en respaldar proyectos originales viene del público prefiriendo aquellos basados en algo que reconocen. Lo anterior, se ve reflejado en la abundancia de secuelas, precuelas, adaptaciones, spin-offs, reboots y remakes en cartelera, y si bien, estos últimos son una práctica que ha existido en el celuloide desde su génesis, varios son los estudios que, en años recientes, han aprovechado la oportunidad de re-empaquetar sus filmes para una nueva generación.

Uno de ellos es Disney, que ha encontrado una mina de oro rehaciendo sus películas animadas más queridas utilizando actores de carne y hueso, actualizando sus sensibilidades para audiencias modernas, y empleando lo último en tecnología; les hemos visto dar este tratamiento a clásicos como ‘La cenicienta’, ‘El libro de la selva’, ‘La bella y la bestia’, y más recientemente, ‘Dumbo’. Aún cuando estos remakes no han gozado de la misma aprobación con la crítica que sus contrapartes animadas, el público ha respondido de manera positiva a la mayoría de ellos, pues cada cierto tiempo, la casa del ratón anuncia uno nuevo, para regocijo de algunos y molestia de otros. Este fin de semana es el turno de ‘Aladdín’, la cual llegó a los cines en 1992, y a su vez, adapta uno de los cuentos compilados en ‘Las mil y una noches’.

Mena Massoud interpreta a Aladdín, un joven e intrépido ladrón que vive en extrema pobreza junto con su mono Abú, y que un día cruza caminos, sin saberlo, con la princesa Jazmín, interpretada aquí por Naomi Scott. Después de descubrir su verdadera identidad y estatus, el cual les impide estar juntos, Aladdín acepta robar una lámpara de la Cueva de las Maravillas para Jafar (Marwan Kenzari), el maquiavélico visir del sultán, a cambio de oro e infinitas riquezas. Sin embargo, al hacerlo, Aladdín se encuentra con un

Genio dentro, encarnado por el siempre carismático Will Smith, quien le asegura, tiene el poder de hacer que sus deseos más profundos se hagan realidad.

El realizador británico Guy Ritchie (Autor del clásico de culto ‘Snatch: Cerdos y diamantes’) es el encargado de dirigir esta nueva versión. Una elección interesante, sin duda, al tratarse de alguien cuyo marcado estilo narrativo y tendencias artísticas contrastan un poco con el material de origen (Similar a Tim Burton y su remake de ‘Dumbo’) pero cuando menos, garantiza que el proyecto tendrá una identidad propia. Eso es en parte cierto, pues de entrada, la película es visualmente llamativa, ya que con su colorido diseño de producción y vestuario, se adhiere y celebra a la cultura árabe. Esta también abre con una frenética persecución callejera, aunque aquí, las escenas de acción a las que el director nos tiene acostumbrados se ven reemplazadas por extravagantes números musicales (Destacan ‘No hay genio tan genial’, ‘El príncipe Alí’ y, por supuesto, ‘Un mundo ideal’). También tenemos un par de instancias de cámara lenta, y una que otra toma larga. En general, y aunque restringida, gran parte de la fanfarria que caracteriza a Ritchie está presente en ‘Aladdín’.

Pero no todo es perfecto en el apartado visual, ya que los efectos computarizados son bastante irregulares. Por un lado, están los impresionantes fondos e increíbles vistas que dan vida al reino de Agrabah, mientras por el otro, están los personajes completamente generados por computadora, los cuales resultan, por momentos, desconcertantes, particularmente el Genio en su forma mágica, cuya apariencia gomosa preocupó a muchos desde que se reveló el primer avance; esta mejoró un poco en el corte final de la película, pero aún está lejos de convencer por completo al ojo humano, lo que me lleva a suponer que Disney mandó a sus animadores especializados en el hiperrealismo a trabajar en el ‘El rey león’. Otro de los personajes computarizados me recordó bastante al infame Rey Escorpión de la película homónima del 2002, pero debido a que su aparición no se da sino hasta cerca del final, no pienso revelar su identidad (No obstante, en cuanto lo vean, lo sabrán).

Pero hablando del Genio, lo que lo salva es, sin duda, la encantadora actuación de Will Smith, quien logra hacer suyo un papel que inmortalizó el gran Robin Williams hace diecisiete años. La química entre Mena Massoud (Aladdín) y Naomi Scott (Jazmín) es bastante buena, y en cuanto a Jazmín, los guionistas tomaron la atinada decisión de hacer un par de cambios a su personaje, pues ahora goza de una caracterización y autonomía mayor que brillan a través de un par de escenas inéditas, las cuales contribuyen a que su arco narrativo sea inclusive más interesante que el del personaje titular. Vaya, hasta pareciera que todos le roban protagonismo al mismo Aladdín en su propia película… A excepción de Jafar, cuya falta de profundidad lo convierte en un villano plano y como de caricatura, pero no uno a la altura de su espeluznante contraparte animada, irónicamente (Lo exagerado de su interpretación, la verdad, es que tampoco ayudó mucho).

Finalmente, y como era de esperarse, la película se mantiene bastante fiel al clásico animado. Sus adiciones consisten en un par de momentos y canciones nuevas que no afectan la narrativa ya conocida. Los cambios más sustanciales residen en la ya mencionada caracterización de Jazmín y un detalle perteneciente al Genio, el cual fue insinuado en la película original, pero está bastante confirmado aquí.

VEREDICTO:

Como el noventa por ciento de estos remakes en acción real, ’Aladdín’ (2019) fue una experiencia mixta para mí, aunque eso sí, debo reconocer que los cambios efectuados a la historia prueban tener la sustancia suficiente como para justificar haberla actualizado. Asimismo, se trata de la oportunidad perfecta para que nuevas generaciones se trepen a la alfombra mágica y vuelen por los cielos de Agrabah.

CALIFICACIÓN: 2.5/5 estrellas.

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