OTRA CRISIS QUE VIVIMOS
OTRA CRISIS QUE VIVIMOS
Martín Quitano Martínez
“El agua y la tierra, los dos fluidos esenciales de los que
depende la vida,
se han convertido en latas globales de basura”.
Jacques Yves Cousteau
Los
que saben, dicen que la crisis hídrica llegó para siempre y se profundizará
cada vez más, por lo que debemos acostumbrarnos a vivir bajo sus condiciones.
Solo uno de cada cuatro habitantes del planeta tiene acceso al agua potable; no
es casual, el diagnóstico del origen es más que conocido y en las condiciones
multifactoriales se da piso a un problema que en su cotidianeidad pone en la
mesa discusiones sociales y de vida cada vez más complejas.
En
situaciones de crisis, se establecen responsabilidades compartidas que es
necesario entender y aceptar, que el modelo extractivo y depredador de nuestros
recursos naturales ocasiona la tragedia planetaria. Un modelo que ha
privilegiado el crecimiento económico por encima de cualquier obstáculo que
supusiera reducir las ganancias frente a los costos ambientales. Un esquema
dominante de explotación, en el que la huella humana es la de una especie
destructora de vida.
Las
voces, los gritos de urgencia que han surgido con más fuerza desde hace ya
algunos años, enfrentaron el desdén de mayorías dominadas por la avaricia
o la ignorancia de un mínimo compromiso por el entorno. Humanos que han mirado
y miran ajenos y distantes, los esfuerzos de quienes plantearon llamadas de
alerta ante lo que se generaría con nuestros comportamientos empresariales y de
vida.
Aunque
fue dándose a conocer la información sobre los impactos de las actividades
realizadas por los grandes capitales para el crecimiento y el “desarrollo”,
minorías ávidas de riqueza han despreciado cualquier línea que supusiera frenar
el incremento de sus ganancias, detener o modificar prácticas, dando la mayor
prioridad a su interés económico.
El
otro plano lo han sido los gobiernos y representaciones políticas que, ante los
reclamos y señalamientos ignoraron, enfrentaron, cooptaron o eliminaron y
fueron cómplices, salvaguardando los intereses económicos, en lugar del interés
general o social. Parte de sus preocupaciones es actuar contra las protestas y
las movilizaciones ciudadanas que se hacen cada vez más presentes, a medida que
el daño ambiental crece y afecta de mayor manera la vida y el trabajo de la
población, poniendo en jaque la sobrevivencia de nuestra especie y que ha
eliminado a otras especies de manera brutal.
Los
problemas ambientales, el calentamiento global, la contaminación, la crisis
hídrica ya no están tocando nuestras puertas, están rompiéndolas y alcanzan en
más de un lugar condiciones de desventura para cada vez un mayor número de
vidas humanas y de floras y fauna. A la par de las dificultades que se observan
las afectaciones ambientales se van convirtiendo en problemas sociales
que parecen no dimensionarse como un preámbulo real de la pesadilla que
estamos por padecer en forma más amplia.
En
nuestro país se avanza rápido en un evidente proceso degradatorio en cuanto a
la crisis hídrica. Los datos disponibles son poco alentadores en cuanto
las iniciativas institucionales, las inversiones, las acciones puntuales
para recomponer la situación y por el contrario los gobiernos y amplios grupos
sociales están alejados de impulsar realmente oportunidades para revertir los
daños que incrementan la escasez de agua.
· De acuerdo con la ONU
Hábitat, cada mexicano consume 366 litros de agua al día, lo que lo coloca en el quinto lugar a nivel mundial.
· En 2023, alrededor de
24,918.4 mm3 de agua residual regresaron al medio ambiente sin tratamiento. INEGI
· El Consejo Nacional de
Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) informó que en el país, 9.3 millones de personas
carecen de acceso al agua potable en sus viviendas.
· Cada mexicano desperdicia
alrededor de 250 litros de agua al día.
Muchos más elementos
pueden encontrarse y mirarse. Por ejemplo, en Veracruz las sequias y la escasez de agua,
van de la mano del abandono de políticas públicas que busquen resolver o
contener el deterioro ambiental. Sin presupuestos suficientes, sin una visión
claras de los gobiernos municipales y estatal para proteger los bosques y las selvas
ante las talas o los incendios, para generar conciencia y compromisos ciudadanos
y empresariales y mejorar la infraestructura hidráulica, los retos se vuelven
mayores.
Las exigencias ante la
crisis climática que vivimos, nos deben impulsar a exigirnos ser mejores
ciudadanos, mejores servidores públicos, ni se diga mejores representantes
políticos y gobiernos, para acometer lo que ahora nos toca vivir, veremos.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Teuchitlán, exterminio o no, otra más de
las caras de la muerte, el horror, la complicidad e impunidad en nuestro país.
X: @mquim1962