PADRES DE FE EN ETAPAS DE NUESTROS HIJOS
PADRES DE FE EN ETAPAS DE NUESTROS HIJOS
Mercedes Fuster
¿Cuándo nos necesitan más nuestros
hijos?, ¿en qué etapa de su vida es en la que debemos ser mas comprometidos y
estar mas presentes para educarlos, guiarlos y formarlos en la fe? La respuesta
es SIEMPRE, a medida que van creciendo esperamos que se vayan haciendo más
independientes, que sean autosuficientes.
En la NIÑEZ, nuestros hijos son como
esponjas que absorben todo lo que ven y la formación con el ejemplo de los
padres, es la etapa que reciben educación directa de casa y de escuela, asisten
al catecismo en su iglesia, tienen inocencia y aprenden observando a sus seres
queridos cómo reaccionan en momentos críticos: cuando pierden a un ser querido,
cuando viven una situación difícil en el trabajo, en la familia o simplemente
los hábitos familiares: como si asisten a misa los domingos, rezan el Rosario
en familia o en matrimonio, si los padres hacen alguna labor social, ayudan al
necesitado o participan activamente en su comunidad.
Es clara la importancia en esta
etapa de la vida porque es la formación que les servirá de cimientos para el
futuro, incluso cuando sus padres no estén, ellos recordarán y valorarán lo
aprendido en el hogar. Podríamos creer que el trabajo esta terminado y que
podemos relajarnos un poco, pero no, no es así; conforme nuestros niños entran
a la PUBERTAD comienzan a experimentar cambios hormonales, cambios en su cuerpo
y en su temperamento, se van convirtiendo en niños complicados, enojones y
difíciles. Hay cierto distanciamiento natural de papá y mamá.
Podríamos querer respetar ese
rechazo a nosotros pero no nos equivoquemos, ya que es una llamada de auxilio y
es cuando más nos necesitan. En estos cambios naturales, necesitan
acompañamiento, que sepan que sus padres siempre los van a amar, incluso cuando
ellos mismos no se agradan. Necesitan saber que en los momentos difíciles
siempre está Dios con ellos, su madre y su padre le harán sentir el amor de
Dios a través de ellos.
Después llega la adolescencia y como
la misma palabra lo dice: duele; y es en ese dolor donde las actividades en
familia, recordar día a día que la oración da fuerza, da sentido y da paz, es
el mejor regalo que como padres podemos dar a nuestros hijos no solo para que
sean jóvenes responsables, centrados y ubicados si no también para alejarlos de
las malas decisiones, malas amistades y vicios. En la MADUREZ dejan el hogar y
se convierten en esposos y padres donde podremos ver los frutos de lo sembrado
y seguir participando con respeto, con consejos y mucho amor.