PAN CON LO MISMO
PAN CON LO MISMO
LJunto con el enorme cúmulo de irregularidades, la descarada elección de Estado, la compra y coacción del voto y la intromisión del crimen organizado, el resultado de las pasadas elecciones se explica en muy buena medida por la miseria de partidos de oposición que hay en México.
La descomposición del
PRI es como la de un cuerpo leproso al que la carne, o en este caso los
militantes, se le caen a pedazos, mientras ha quedado reducido a ser el coto
personal de poder de Alejandro Moreno Cárdenas y su camarilla. Claro, mientras
le sea de utilidad al régimen, que lo tiene agarrado del cuello con las
investigaciones sobre su escandaloso enriquecimiento y sendos procesos de
desafuero guardados en el cajón.
Pero en Acción
Nacional no están mejor. Prácticamente igual que hizo el PRI, en el PAN se
volvió a imponer el mismo grupo que ha controlado a ese partido en la última década
y que lo tiene al borde de la total irrelevancia y, si se descuidan, del mismo
destino del PRD.
Este domingo, el
panismo –o mejor dicho, un ínfimo porcentaje de su militancia- se decantó por
completo por la continuidad en la persona de Jorge Romero, un integrante de la misma
nomenclatura panista de Santiago Creel, Ricardo Anaya, Marko Cortés y, adivine…
Sí. Miguel Ángel Yunes.
Romero prácticamente
arrasó a su contrincante Adriana Dávila con más del 80 por ciento de los votos
emitidos. Con la salvedad de que solo participó alrededor de 40 por ciento de
la militancia panista, que es de unos 200 mil miembros activos. Una votación
paupérrima que refleja el estado de ánimo de un panismo desdibujado,
decepcionado y que ya no se siente representado por su clase dirigente. Y si
eso pasa con los panistas, ahora imagínese lo que piensa la ciudadanía de a
pie.
Lo peor es que el
nuevo dirigente nacional llegará con un estigma que habrá que ver si no es
también su talón de Aquiles legal: se le relaciona con lo que desde el régimen
se motejó como el “cártel inmobiliario”, un caso de presunta corrupción,
fraudes y extorsiones en la construcción de miles de viviendas en la alcaldía
Benito Juárez de la Ciudad de México, que vinculó a varios gobernantes y
políticos panistas.
Incluso, con eso lo
recibió la presidenta Claudia Sheinbaum. Y aunque el propio Romero contestó
diciendo que no existe una sola imputación en su contra, pareciera que no sabe
que con absoluta facilidad podrían armarle una, abrirle una carpeta de investigación
y hasta vincularlo a proceso. No sería la primera vez que el régimen morenista
lo hiciera y ya ha quedado más que claro cómo usan la ley y las instituciones
para someter a sus oponentes. Sin ir muy lejos, su amigo el senador Miguel
Ángel Yunes Márquez, a quien doblaron con sendas órdenes de aprehensión y ahora
vota en favor de todo lo que le ordene Morena.
Por cierto, días
antes de su cobarde traición, cuando asumió su escaño en el Senado, Yunes
Márquez le externó públicamente su apoyo a Jorge Romero para ser el próximo
dirigente nacional. Y por lo que se sabe, le cumplió. En Veracruz fue evidente
la operación del yunismo en favor de su candidatura este domingo. Podría
apostar doble contra sencillo que ni él ni su padre el ex gobernador Miguel
Ángel Yunes Linares serán expulsados del partido a pesar de su transa con el
morenato.
Al contrario. El
yunismo sigue encaramado en la dirigencia estatal en Veracruz y, fiel a su
estilo pendenciero, está amenazando, hostilizando y arrinconando a los panistas
que no están dispuestos a aceptar convertirse en comparsas del régimen y
simular que se le oponen. Incluyendo a varios que fueron sus aliados.
En esas condiciones,
coaccionado, envilecido y corrupto, el PAN no sirve como oposición. Y estará
condenado a desaparecer, mientras el morenato se engulle a la nación.
Email: aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras