Pánico social insensato
Seguridad humana
Salvador Martínez y Martínez
La Declaración Universal de los Derechos Humanos es un documento que marca un hito en la historia de los derechos humanos. Elaborada por representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, la Declaración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su Resolución 217 A (III), como un ideal común para todos los pueblos y naciones.
La Declaración establece en su artículo 27: “Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”. Dicho derecho también se manifiesta en la Constitución Política de México (Artículo 4). Uno de los mecanismos que la ley del Instituto Veracruzano de la Cultura [IVEC] establece para el acceso y participación a cualquier manifestación cultural son las Casas de la Cultura y la sede de una de ellas es Coatepec, Veracruz.
Aseverar que en Coatepec no pasa nada es una ingenuidad. En toda la región las personas viven con miedo a la violencia y a la delincuencia, que digo miedo, se vive con pánico. El pánico social es un problema grave, pero más graves es cuando está acompañado de insensatez, es decir, necedad, falta de sentido o de razón. La más clara insensatez radica en que lo único por lo que se clama y se reclama es la represión, el ejercicio del poder de castigar, de hacer sufrir a los “malos” por parte de los “buenos”, a los inciviles por los civiles, empleando al Estado como útil de venganza. La alternativa es ejercer el derecho a la cultura. Hoy por hoy, la Casa de la Cultura de Coatepec —sin discutir su buen o mal uso— es un símbolo de la grandeza de ánimo de los habitantes de esta región.
Bajo la balumba que acarrea la violación a los derechos humanos y la delincuencia se oculta la magnanimidad de los coatepecanos. Juan Rebolledo fue un personaje de Coatepec, vivió con su familia en la 2ª calle de Hidalgo y era mejor conocido como tío Mano-Juan (En realidad fue tío de quien esto escribe). Su recuerdo se trae a colación porque durante nuestra niñez de su boca se escucharon dichos y consejos y, uno de aquellos, es hoy el leitmotiv de nuestro comentario: “Valiente es quien, teniendo miedo, es capaz de superarlo”. No podría asegurar que éstas hayan sido exactamente sus palabras, pero sí su mensaje.
elojodeldragon@outlook.com