PAPA FRANCISCO: ¿EN DÓNDE PODEMOS ENCONTRARLO?
PAPA FRANCISCO: ¿EN DÓNDE PODEMOS ENCONTRARLO?
El Pontífice recordó
el Evangelio de hoy, cuando los reyes Magos preguntan dónde está el …. Que
acaba de nacer, nos cuestiona a cada uno sobre el lugar donde podemos encontrar
a nuestro Señor. La “gracia de Dios”, dijo, nos ayuda a despertarnos de la
apatía y a hacer espacio a las preguntas importantes de la vida
El camino de la fe
comienza con la gracia de Dios, dijo Francisco, dando espacio a la inquietud
que nos mantiene despiertos; cuando nos dejamos interrogar, cuando no nos
conformamos con la tranquilidad de nuestros hábitos, sino que nos arriesgamos
en los desafíos de cada día. Cuando dejamos de ser neutrales, afirmó y
comenzamos a vivir en “los espacios incómodos de la vida, hechos de relaciones
con los demás, de sorpresas, de imprevistos, de proyectos que sacar adelante,
de sueños que realizar, de miedos que afrontar, de sufrimientos que hieren la
carne”.
En esos momentos,
que nos surgen preguntas irreprimibles, que nos abren a la búsqueda de Dios,
señaló Francisco: ¿Dónde está la felicidad para mí? ¿Dónde está la vida plena a
la que aspiro? ¿Dónde se encuentra ese amor que no pasa, que no tiene ocaso,
que no se rompe ni siquiera ante la fragilidad, los fracasos o las traiciones?
¿Cuáles son las oportunidades escondidas dentro de mis crisis y mis
sufrimientos?”
Si no llevamos un
camino continuo y un diálogo constante con el Señor, aseveró Francisco, sin la
escucha de la Palabra, sin la perseverancia, no se puede crecer. Una mera
noción de Dios y alguna oración que calma la conciencia no son suficientes; es
necesario, señaló, hacerse discípulos que siguen a Jesús y su Evangelio,
hablarlo todo con Él en la oración, buscarlo en las situaciones cotidianas y en
el rostro de los hermanos.
«¿Dónde está
el […] que acaba de nacer?»
“Jesús, como una
estrella que se eleva (cf. Nm 24,17), viene a iluminar a todos
los pueblos y a alumbrar las noches de la humanidad. Junto con los Magos, hoy
también nosotros, alzando la mirada al cielo, nos preguntamos: «¿Dónde está el
[…] que acaba de nacer?» (Mt 2,2). Es decir, ¿cuál es el lugar en
el que podemos encontrar a nuestro Señor?”
Y nos responde, que, de la experiencia de los
Magos, comprendemos que el primer “lugar” donde Él quiere ser buscado es en la
inquietud de las preguntas. Estos “sabios de Oriente” nos enseñan con su
aventura, que la fe no nace de nuestros méritos o de razonamientos teóricos,
sino que es don de Dios
“Su
gracia nos ayuda a despertarnos de la apatía y a hacer espacio a las preguntas
importantes de la vida, preguntas que nos hacen salir de la presunción de estar
bien y nos abren a aquello que nos supera”
Y
es esto lo que se aprecia en los Magos, afirmó el Pontífice, la inquietud
de quien se interroga: “Llenos de una ardiente nostalgia de infinito, escrutan
el cielo y se dejan asombrar por el fulgor de una estrella, representando así
la tensión hacia lo trascendente, que anima el camino de la civilización y la
búsqueda incesante de nuestro corazón. De hecho, aquella estrella deja en sus
corazones precisamente una pregunta: ¿Dónde está el que acaba de
nacer?”.
El camino de la fe comienza con la gracia de
Dios
El
camino de la fe comienza con la gracia de Dios, dijo Francisco, dando espacio a
la inquietud que nos mantiene despiertos; cuando nos dejamos interrogar, cuando
no nos conformamos con la tranquilidad de nuestros hábitos, sino que nos
arriesgamos en los desafíos de cada día. Cuando dejamos de ser neutrales,
afirmó y comenzamos a vivir en “los espacios incómodos de la vida, hechos de
relaciones con los demás, de sorpresas, de imprevistos, de proyectos que sacar
adelante, de sueños que realizar, de miedos que afrontar, de sufrimientos que
hieren la carne”.
En esos momentos, que nos surgen preguntas
irreprimibles, que nos abren a la búsqueda de Dios, señaló Francisco: ¿Dónde
está la felicidad para mí? ¿Dónde está la vida plena a la que aspiro? ¿Dónde se
encuentra ese amor que no pasa, que no tiene ocaso, que no se rompe ni siquiera
ante la fragilidad, los fracasos o las traiciones? ¿Cuáles son las
oportunidades escondidas dentro de mis crisis y mis sufrimientos?”
Y
cada día, el mundo nos ofrece, “tranquilizantes del alma”, sustitutos para
sedar nuestra inquietud y apagar esas preguntas, desde los productos del
consumismo a las seducciones del placer, desde los debates sensacionalistas
hasta la idolatría del bienestar; todo parece decirnos, remarcó Francisco: no
pienses mucho, deja que pasen, disfruta la vida.
FUENTE VATICAN NEW