Opinión

Para una mejor convivencia

Comparte

Por María Eugenia Espinosa Mora

Ante el embate de la violencia de género y en especial de los feminicidios ocurridos recientemente en el país, amigas, compañeros y particularmente alumnos y alumnas me preguntan cómo se puede conmemorar el Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, y de qué manera pueden participar en el diseño de estrategias preventivas contra la violencia y contribuir para la construcción de una sociedad igualitaria, equitativa y justa.

Desde una visión académica, les respondí: Hay diversas formas para conmemorar, dependiendo de tus objetivos y del público a quien deseas impactar. Podemos diseñar estrategias que sirvan para sensibilizar, capacitar, formar, crear o reformar leyes, campañas masivas, con spots de radio y televisión, artículos en la prensa, sobre diversos temas que afectan el goce y ejercicio de los derechos de las mujeres en México.  Además, es importante definir a dónde irán dirigidas, al ámbito educativo, salud, justicia, seguridad, cultura, etc. No se puede soslayar la metodología desde la cual se elaborarán los contenidos, porque algunos reproducen la misoginia o las situaciones de marginación y exclusión y otras, en cambio, pueden transformar la desigualdad.

Toda acción individual, grupal o social puede ayudar.  Algunas son políticas, jurídicas, sociales, etc. Cada una de las mujeres podemos contribuir desde nuestro espacio, con nuestros conocimientos y habilidades, pero sobretodo con nuestro ejemplo.

Algunas acciones tendrán como objetivo rememorar, recordar, luchar por la igualdad entre mujeres y hombres, tomar conciencia, no permitir abusos, abstenerse de contar chistes misóginos, explicar a una amiga, hermana, vecina, hija, que su voz y comportamiento pueden ayudar a erradicar la violencia contra las mujeres.

No se puede dejar de lado que, para logarlo, hay que sensibilizar a los hombres de todas las edades, quienes en su mayoría, en el mundo entero, sociológica y estadísticamente ejercen más formas de violencia.

Quienes hemos tomado la decisión de ser padres o madres y de formar hijas e hijos respetuosos, no agresivos, a través de enseñarles y educarles mediante actitudes de armonía, convivencia, paz, amor y felicidad, sabemos que tarde o temprano podremos vislumbrar nuevas formas de relación social, laboral y familiar. De lo contrario, sin esos valores, en ocasiones se volverán en nuestra contra.

Porque relacionarse en condiciones de igualdad es fabuloso, y por eso debemos luchar, pero para ello, hay que transitar de la vulnerabilidad y la victimización que provoca la desigualdad, la inequidad y la injusticia social, hay que visibilizarla. Por supuesto que no se trata, ahora de maltratar y abusar de los hombres. Pero sí, es hora de demostrar que muchas de las actitudes de maltrato y desamor, realizadas también por las mujeres hacia ellos, tienen su origen en una visión del mundo patriarcal, androcéntrica y machista, reproducida culturalmente y asumida muchas veces por las propias mujeres.

Por eso, en la actualidad, estamos buscando cambiar ese paradigma por uno de igualdad, respeto, libertad y autonomía, en el que hombres y mujeres por igual disfrutemos de oportunidades en todos los ámbitos públicos y privados.

Sin olvidar una cosa primordial, cualquier relación gira en torno a estructuras de poder, éstas son las que limitan y ponen obstáculos, y por ello las mujeres estamos hablando del empoderamiento, que no es otra cosa que tomar decisiones, participar equitativamente, conocer tus derechos, ejercerlos y hacerlos valer, es decir, tener acceso a la justicia y a la seguridad que nos permitan tener una vida digna. Como todo ello implica poder. No es fácil.

Esa es nuestra lucha desde el feminismo, no radical, que no mata, ni ejerce violencia contra los hombres, que enseña a relacionarte con respeto y cordialidad, donde nadie vale más que otro u otra.

*Doctora en Ciencias Penales y Política Criminal, Maestra en Política Criminal, Licenciada en Sociología, Especialista en Justicia Penal y Derechos Humanos y Académica de la UNAM.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *