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PASIÓN POR LA BREVEDAD

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PASIÓN POR LA BREVEDAD

René Sánchez García.

Me dicen, que cada vez que se inicia un curso literario en la Casa de Cultura de mi pueblo, sale siempre a colación la historia de una jovencita llamada María del Rosario Elizabeth Valdivia Fonseca. Aunque todo esto sucedió hace como dos años atrás, la narración sirve siempre como una especie de motivación para los nuevos usuarios del Taller de Cuento y Poesía

Esa chica que en aquel momento cursaba el último semestre del bachillerato, puso en alto el buen nombre de la institución cultural municipal, por haber obtenido en tan solo medio año, tres diplomas, un premio en efectivo y la publicación de sus relatos en una revista universitaria destinada para los alumnos de humanidades.

Esta estudiante, además de participativa en dicho taller, comentaba a menudo, a sus compañeros, sus gustos, no sólo por la buena lectura y la escritura, sino también su afición a la música, el cine y la fotografía. En su mochila cargaba para mostrar libros de fábulas como las de Esopo, Iriarte, Samaniego, Fedro y La Fontaine. Igual libros de cuentos de escritores latinoamericanos como Cortázar, García Márquez, Onetti, Vargas Llosa, Benedetti, Borges, Rulfo, Carlos Fuentes, entre otros. Confesaba además su pasión o el gusto por los escritores:  Eduardo Galeano, Augusto Monterroso y José Emilio Pacheco. En sólo una ocasión mostró sus fotografías de bellas plantas y flores.

Menciona la maestra Eve Asse, encargada de dicho taller, que Charo sorprendió a todos sus compañeros por su inteligencia, su dedicación, su participación atinada, pero sobretodo, por esos deseos de aprender siempre y seguir adelante. Desde el inicio, a María le encantó más trabajar todo lo relacionado con el género del relato corto, que por el sentimiento personal de la poesía. Como a toda estudiante, a la joven le fallaba un poco la redacción, los signos de puntuación y una que otra falta ortográfica. Pero su imaginación, su creatividad, su emoción y facilidad para escribir relatos cortos o bastante breves, fueron siempre sorprendentes.

La maestra, con la buena intención de apoyar a Rosario, le recomendó que en la revista mensual estudiantil Las otras voces, bien podría participar en ella publicando sus relatos. Aceptado el reto, la estudiante se propuso escribir y enviar a la redacción de dicha publicación, un relato corto, mismo que mediría en palabras. Grande fue la sorpresa para ambas, pues en la revista correspondiente al mes de abril, apareció su primera colaboración escrita, titulada “Mi primer vuelo en la mar”, donde narra las aventuras de un viaje por las maravillosas islas que componen nuestro sexto continente terráqueo, dentro de un avión acuático diseñado por ella, resultado de sueños repetitivos en su tierna mente.

María del Rosario Elizabeth al contar las palabras de su primera entrega publicada, notó que fueron exactamente 25, proponiéndose en ese instante, que en sus relatos posteriores disminuiría siempre 5 palabras. Obsesionada por el mini cuento del dinosaurio de Augusto Monterroso, que la crítica literaria mundial considera el más pequeño de todos los tiempos; y contando siempre con la ayuda de su maestra, sus compañeros de taller, los diccionarios escolares y de sinónimos, lo fue logrando. Así, en su entrega escrita del mes de mayo, su colaboración titulada “Mi perro Robot” (que es una buena crítica a la inteligencia artificial) lo hizo utilizando tan solo 20 caracteres y en donde los signos de puntuación no cuentan.

Para Charo, continúa mencionando la maestra, nunca fueron motivo de dificultad los temas de sus breves relatos. Recuerda en ese mes de mayo, los encargados de la revista la invitaron a recibir su primer diploma de reconocimiento. Igual el director de la Casa de la Cultura le otorgó un premio en efectivo de 2 mil pesos como estímulo. La inquietud de la chica de tan solo 17 años de edad no disminuía, siguió en su labor de estudiante y de escribir y publicar sus relatos cada vez más breves y con temas atractivos de una adolescente. Para el mes de junio, apareció su mini cuento “Triones y Sirenas en el espacio”, utilizando tan solo 15 palabras.

En la siguiente entrega, esto es, en mes de junio, la chica estudiantil escribió “El hombre invisible”, mismo que dice: Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello. Que, por cierto, dichas 10 palabras las ilustraron con un dibujo a lápiz, donde aparecen dos personas y un perro, que no advierten que, al fondo, encima de un tinaco de metal se ve solo una gorra, unos lentes, una guitarra suspendidos (más nunca un cuerpo humano), así como un par de botines encima del barril. Hace memoria la docente, que aquí fue donde la estudiante empezó a tener serios problemas por tanta brevedad, pues para julio debería entregar algo de tan sólo algo de su imaginación con 5 caracteres alfabéticos.

Llegó dicho mes y se acercaba enviar la narración. María del Rosario nos comentó que pasó noches y noches en vela tratando de escribir algo interesante, pero bien súper cortísimo (como ella lo decía). Hasta que, en el momento de estar viendo una serie televisiva, su mente se iluminó, corrió en busca de su cuaderno de trabajo y pudo escribir bajo el título de ¿De dónde eres?”, lo siguiente: Desde donde me vieron partir. Comenta su maestra, terminando así su relato acerca de esta inolvidable niña: “Supimos que se presentaría a su examen de admisión a la Universidad, su asistencia final al taller fue el último sábado de dicho mes y no supimos más nada de ella. Alguien comentó que ya no vive aquí con sus padres y que estudia Artes Escénicas en la Ciudad de México. Siempre me quedé con la inquietud de cómo sería su siguiente colaboración breve sin ninguna palabra escrita”.

sagare32@outlook.com