PEÑA PEÑA, ESPOSO DE NAHLE, PESCADO EN PLENA COMPRA DEL VOTO
PEÑA PEÑA, ESPOSO DE NAHLE, PESCADO EN PLENA COMPRA DEL VOTO
Por
Edgar Hernández*
José
Luis Peña Peña pasó de ser un pobre Diablo al borde del suicidio a convertirse
en uno de los más notables corruptos de la IV Transformación.
Es el operador
financiero de la zacatecana. El que compra conciencias. El garante del tráfico
de influencias. El amo y señor del nepotismo.
Todo
gracias al respaldo que le da el dinero mal habido conseguido a base de
negocios turbios, desvíos multimillonarios y alianzas criminales.
Todo a
partir de que llegó al poder su socia, aliada y esposa, la zacatecana Rocío
Nahle.
El
responsable de la “Operación Moche” en Dos Bocas que llenó las alforjas
familiares de dinero mal habido, que repartió a la cúpula de poder de Palacio
Nacional lo cual le permitió a la consorte de oro cambiar la factura de “Dos
Bocas” por la candidatura, sigue en el negocio de la política.
Solo
un detalle, un tropezón bastó para poner al descubierto la punta del iceberg el
entramado electoral encaminado a cambiar el voto por dinero, a facturar el
sufragio a cambio de llevar al poder a su mujer hoy dueña del repudio
ciudadano.
Fue en
plena etapa de intercampaña donde no se pueden hacer promesas, ni pedir el
voto, que el esposo de la aspirante fue invitado el pasado domingo 18 de
febrero a una Asamblea de la Asociación Ganadera de Sayula de Alemán cuando se
descosió.
En un
video viralizado se observa al cónyuge de la zacatecana hacer uso de la voz y
ofrecer apoyos a los ganaderos.
También
sin empacho acepta que si ganan el ocupará un cargo en el gabinete anticipando
un notable acto de nepotismo y de tráfico de influencias.
“Acuérdense,
mi nombre es José Luis Peña Peña, yo le había dicho a la candidata que
primeramente Dios yo voy a estar ahí, y cualquier problema que ustedes tengan,
si ganamos, que vamos a ganar, porque es inminente, yo voy a estar en el área
de la ganadería”.
Y no
sólo anticipa que estará en áreas claves del gobierno si gana Rocío Nahle, otra
confesión en la cinta es que el cónyuge habla de cómo ya hizo lo mismo en la
refinería Dos Bocas.
“Queremos
que el campo tenga la mejor tecnología, la mejor tecnología que hay en el mundo
la vamos a tener en el campo, porque así lo hicimos en Dos Bocas, en Dos Bocas
tuvimos la mejor tecnología del mundo, y si no la hay aquí en México la vamos a
ir a buscar, pero con la ayuda de todos ustedes” aseguró.
Por
menos los morenos y el propio López Obrador ya hubieran hecho un escándalo
mediático acompañado de plantones, marchas e irrupción violenta de oficinas.
Hoy,
sin embargo, el atarantado de Cuitláhuac no atreve comentario alguno; OPLE hace
como que la virgen le habla y los reclamos de la oposición son como voces en el
desierto.
En
repetidas ocasiones en este espacio hemos venido denunciando a José Luis Peña
Peña, un pillo de siete suelas que bajo el membrete de ingeniero mecánico y
comprando la plaza llegó a ser subjefe de Mantenimiento en el Complejo Químico
Pajarito, en Coatzacoalcos.
Fue
ahí donde tejió un entramado de corrupción que puesto al descubierto lo llevó
al borde del suicidio.
Al
tiempo, sin embargo, las cosas cambiarían al abrir los brazos la zacatecana y
caerle encima López Obrador.
El
mundo les cambiaría de la noche a la mañana de una vez y para siempre.
Con
dinero y poder primero la familia, luego los compadres, más tarde los hijos del
patrón de Palacio, luego las alianzas con el crimen organizado y el dinero a
raudales vía moches.
Luego
“Dos Bocas”.
Con
240 mil millones de pesos que pasaron por sus manos algo se quedó en sus
bolsillos estimándose la fortuna de los Nahle en una cantidad superior a los 3
mil millones de pesos.
Todo
producto de moches, de acuerdos millonarios bajo la mesa con proveedores que
ayer detallamos en este espacio; prebendas y canonjías para los amigos de los
hijos de Palacio Nacional y los aliados de siempre en los negocios de la
basura, concesiones eléctricas y de energía y trabajitos por fuera como la
venta clandestina de crudo a Europa y Asia.
Todo
acordado en familia.
Ese es
el José Luis que el domingo pasado enseñó el cuerno.
Es el
don Pepe, dueño de vidas y fortuna. El mismo que lleva la operación financiera
de la campaña de su esposa en donde se ha hecho público que se tiene calculado
un gasto superior a los tres mil millones de pesos,
Toda
una fiesta de dinero en donde lo que menos importa es ponerle un valor a la
campaña, al gobierno y a los hombres de poder.
Para
Nahle y don José Luis Peña Peña todo es comprable y que no les vengan con que
la ley es la ley.
Tiempo
al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo