Pepe, frente a la violencia política y criminal
Línea Caliente
Por Edgar Hernández*
Maryjose Gamboa se le va a la yugular a la prensa veracruzana.
¡Habrá que recordarle que el poder es prestado y que se la van a cobrar!
La violencia criminal aunada la violencia política han creado un estado de inseguridad y zozobra en Veracruz que eventualmente podría extenderse a las campañas electorales.
Salvo el hijo del gobernador Miguel Angel Yunes, Miguel chico, quien recorre la geografía veracruzana con una fuerte escolta armada hasta los dientes –tanto su padre como su hermano han sido objeto en diferentes momentos de agresiones criminales-, los abanderados, el priista Pepe Yunes y el de Morena, Cuitláhuac García, se mueven como Dios los da a entender.
El caso del presidenciable Andrés Manuel López Obrador, es muy singular ya que su protección cada que alterna con grandes audiencias las realiza con el apoyo de los morenistas y una fuerte guardia personal que lo tiene encapsulado.
Aun así, dado el pleito que libra con Miguel Angel Yunes Linares, es objeto de un marcaje personal desde que pisa territorio veracruzano hasta que lo abandona.
Con quién se reúne, quiénes lo saludan y aplauden, cómo lo reciben y con que apoyos cuenta es parte de la chamba de los cuerpos de espionaje y vigilancia.
Y estamos hablando de los cárteles, de los gobiernos estatal y federal a quienes conviene mantener vivo al Peje; que nadie lo toque el pétalo de una rosa.
Ello aunque al día siguiente, al igual que las plazas que visita Pepe Yunes, el gobernador Miguel Angel Yunes llegue con programas de apoyo federal y estatal; con proyectos de desarrollo e infraestructura carretera; con compromisos de introducción de agua potable y alcantarillado.
Todo para desacreditar al “viejo guango”. Es parte del juego. Es la disputa por el poder.
Es, sin embargo, un juego peligroso ya que los aspirantes en aras del proselitismo tienen que recorrer áreas bajo control de los azules y del crimen organizado.
El caso Pepe.
Dado el inusitado crecimiento que ha despertado su destape, registro y arranque con la presencia –en dos ocasiones- del presidenciable José Antonio Meade, así como el desperezamiento del priismo y la simpatía popular que ha concitado, Pepe Yunes se ha convertido en objeto del deseo, la discordia y peligro en su entorno.
El priista, en dos solo semanas ha sacudido la conciencia veracruzana y, al mismo tiempo, encendido los focos rojos del aparato estatal… y el de los malandros.
Basta asistir a cualquiera de sus mítines para observar en abierto a los halcones, a los empleados de gobierno, a los del palomar, a la gente de seguridad pública vestida de civil y a los malosos cuya facha es imperdible, su aspecto es inconfundible, el sólo verlos provoca temor.
A Pepe lo tienen cercado.
Una discreta guardia lo mueve y protege. No son arriba de tres, chofer incluido. Carece de blindaje su camioneta y la escolta se mueve en un vehículo de uso corriente.
Para este aspirante lo más importante es alternar con la gente con la que ha convivido 20 años, acaso por ello la confianza que manifiesta en sus desplazamientos y se cuida, pero trae en mente otras prioridades.
No así para quienes lo observan que crece y crece ya que es la alternativa del cambio.
Las redes.
Ante el despertar del priismo, las redes (pagadas) y un grupo de chavos pegados al Facebook, lo han llenado de insultos. No le encuentran nada positivo por más que se exalten sus bondades políticas sustentadas en su honestidad.
Para sus localizados defenestradores de extracción panista, es más importante censurar y juzgar, en tabla rasa, a todo aquel que lo rodea; el mofarse de que no posa adecuadamente en sus entrevistas o que muestra la panza en la televisión.
Eso es más importante para sus críticos que refrendarle el beneficio de la duda cuando propone que de ser gobernador continuará llevando recursos a los más apartados pueblos de Veracruz.
Le exaltan lo negativo, sustentado en invenciones y versiones sin sustento, que en analizar el contenido de sus propuestas y ahí que aquel mortal que se atreva a reconocerlo públicamente lo tunden a mentadas de madre.
Todo en los famosos muros de las redes sociales. No hay debate solo insultos. Pura nota pagada.
Por tanto, Pepe a vistas es el enemigo a vencer. Este sí, es el verdadero peligro no para Veracruz, sino para el aparato que ve como se les está colando en el día a día.
Son varios los frentes que tiene abiertos el poder monárquico.
Por un lado los migueles que no levantan ante el ánimo ciudadano dada la inseguridad que tiene azorada a la población. Secuestros, asesinatos, masacres, robo a casas habitación y el nada honroso segundo lugar en feminicidios (Fuente: Sistema Nacional de Seguridad Pública).
La violencia verbal que genera violencia política y social se sustenta en el distractor provocado por el berrinche con el Peje, quien regresa de manera repetida a Veracruz por la publicidad gratuita que le da Yunes Linares misma que habrá de traducirse en votos para que cuando llegue a la Presidencia de México lo primero que haga sea meter a la cárcel a tan fiero denostador.
El Peje tal vez esté loco, pero no es pendejo.
El otro frente lo constituyen los malandros que, ahora sí, no pueden desdeñarlo; les preocupa que uno con quien no tienen acuerdo –Pepe Yunes-, va con paso firme rumbo a la primera magistratura del estado.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo