PEPE, ¿POR QUÉ SÍ?
PEPE, ¿POR QUÉ SÍ?
Por
Edgar Hernández*
Cuando
Miguel Alemán se deja ganar la partida por Fidel Herrera, jamás imaginó el giro
que –para mal- daría Veracruz hoy en manos de Morena.
Vendrían
tiempos difíciles para el PRI tras sucesivas derrotas.
De
ser la tercera reserva electoral de la república a la vuelta de dos lustros, se
convierte en un partido en extinción y ya mismo, su aval en votos que apenas
rebasa el 1.5% -375 mil votos alcanzó en las pasadas elecciones intermedias- lo
pone en serio riesgo su registro.
El
PRI, sin embargo, va por la resurrección para el 2024.
La
inminente renovación de las dirigencias estatal, municipal y hasta de jefes de
manzana, el regreso de la base priista que migró al Verde y Morena por el
incumplimiento de éstos y el desterramiento de viejos quistes y rémoras que,
cual aves de rapiña, se dedicaron del 2018 a la fecha, al saqueo del partido,
avizoran el cambio.
Nuevas
propuestas fincadas en la honestidad y el cambio en la forma de gobernar sin
moches ni corruptelas, el regreso de los programas sociales y de salud, así
como el compromiso de un verdadero desarrollo en la obra pública, avizoran el
cambio.
Que
si Nahle ya repuntó; que si el oscuro de Palacio, va en caballo –o motocicleta-
de hacienda, que si Gutierritos o Ahued están en la antesala o que el “tan
esperado regreso de los Yunes del Estero” es un hecho, son cuentos, acaso
nuevos intentos de manipuleo ciudadano.
La
realidad en Veracruz es otra.
Las
encuestas podrán decir lo que quieran al dejar de ser creíbles por estar
cuchareadas, por estar hechas sobre pedido, porque responden a quien las paga y
porque son la fotografía del momento.
Hoy
en Veracruz y el resto del país, los sondeos estadísticos solo confunden.
Buscan
crear escenarios irreales y solo sirven para dar cuerda efímera a quienes los
patrocinan. Son colocados en la preferencia ciudadana hasta que llega otra
aproximación ciudadana, igual de falsa que las anteriores, para colocarse en un
falso liderazgo.
El
caso de Pepe Yunes, con casi un cuarto de siglo en la actividad política –nunca
ha sido empleado de gobierno más que cuando fue alcalde de Perote por elección-
no deja de llamar la atención.
Derrotado
de manera extraña cuando jugó la senaduría en la época de Fidel ya que los
resultados electorales a la mera hora –y al estilo del de Nopaltepec- fueron
manipulados para apartarlo de la victoria.
En
una nueva oportunidad luego de ser diputado llega a la senaduría y ya para el
2018, una nueva derrota asomaría cuando un inesperado “Efecto Peje”, que no fue
más que la migración del priismo al Partido Verde, dio lugar a que un
desconocido se llevara la votación nunca vista en Veracruz con más de 1.6
millones de sufragios.
Por
aquel momento, ninguna encuesta mencionaba a Cuitláhuac García, quien más tenía
fama de ujier del Peje y payaso que animaba los mítines, que aspirante a
gobernador de 8.3 millones de veracruzanos.
Jamás
encuesta alguna alertó que el “Juanito” veracruzano estaba a la cabeza.
Es
más, nunca se le vio de gira, acaso en uno que otro mitin pedorro en donde más
provocaba la hilaridad por su forma cantinflesca de hablar, que por su
liderazgo.
¿Dónde
estuvieron las casas encuestadoras en ese momento?.. Pues con el gobernador el
turno.
Miguel
Angel Yunes Linares ya le tenía integrado el gabinete a su chavo, del mismo
nombre, listo para la sucesión, escogido el traje que vestiría y con las
encuestas en mano que citaba una ventaja de 22 puntos arriba en los sondeos.
¡Valió
madre!
La
gente salió a votar y las encuestadoras salieron chiflando con las maletas
llenas de dinero.
Ese
es el secreto. La fórmula ganadora no está en las encuestas, está en la gente.
Así ha sido la historia de las elecciones en donde la ciudadanía es la que
decide y que hoy, más que nunca, está presta a votar más que por el partido por
la persona.
Y es
en ese escenario donde se ve a Pepe.
Respetuoso,
ortodoxo e institucional este político guarda tiempos y formas.
No
se acelera cada vez que lo entrevistan. Tampoco se autodestapa. Guarda tiempos
y prudencia. Cree en las alianzas, pero más en las propuestas.
Sabe
que el imaginario colectivo veracruzano lo recuerda por el beneficio que llevó
a más de 80 municipios, con derramas superiores a los 3 mil 500 millones de
pesos gracias a su gestión como Senador de la república.
Los
veracruzanos saben que Pepe ha sido el aspirante más votado.
En
la sumatoria de las elecciones en las que ha participado como legislador más de
22 millones de veracruzanos han votado por él en alguna ocasión.
La
ciudadanía sabe quién es y cuál es su misión. Sabe que su capital más importante es su honestidad, un valor que en
tiempos en que las raterías están peor que cuando reinaba el PRI, pocos pueden
ostentar.
Y es
que de Nahle poco se puede decir cuando su gestión se ha caracterizado por la
malversación y enriquecimiento ilícito de su familia y los compadres. Menos se
puede abonar de quien le sigue en apetito, el Bola #8, afamado, no por ser
negro, sino por el abuso de poder, sus ligas criminales y negocios más oscuros
que él –le vende al gobierno desde un alfiler hasta un avión-.
Y así
nos podríamos ir hasta el infinito con la mayoría de los aspirantes.
Obligada
entonces, la pregunta:
¿Por
qué Pepe sí?
La
respuesta es simple: porque es la esperanza del cambio… “¡Si lo dejan!
Tiempo
al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo