Pepe, una derrota cantada desde el “Destape”
Línea Caliente
Por Edgar Hernández*
¡Inequívocas señales de México para favorecer a Morena!
Nuevas evidencias revelan que tres semanas antes de la elección, la base de datos que contenía el listado de los más de 10 mil operadores que integraban la plataforma electoral al servicio del PRI y su candidato Pepe Yunes, había sido hackeada por el bunker de Miguel Angel Yunes Linares.
Así, al disponer de sus nombres, direcciones y teléfonos de quienes iban a operar las 10 mil 421 casillas electorales, se inició una escalada de intimidación, corrupción y compra de conciencias.
Los más reacios fueron incluso amenazados y advertidos de atentar contra ellos y sus familias si operaban en favor de Pepe Yunes.
El error cibernético ¿acaso intencionado? bajo la responsabilidad de Zeferino Tejeda, Secretario de Acción Electoral del PRI, se debió a que una mano inocente subió al internet la plataforma electoral y… ¡pan comido!
Los operadores de Miguel Angel Yunes Márquez harían su chamba desmantelando el crecimiento de Pepe Yunes, quien al primero de julio solo alcanzaría 528 mil 294 votos frente al millón 452 mil sufragios del hijo del gobernador y un millón 666 mil 824 de Cuitláhuac García.
Más de medio millón de votos priistas pararían en las casas de los azules y los morenos.
Y si bien, desde el cuartel azul y el propio Palacio de Gobierno, se sabía que Pepe no tenía posibilidad alguna de alcanzar la gubernatura dada la migración priista a Morena por disposición de México, la urgencia de Yunes Linares era pulverizar el voto priista o llevarlo a la causa de su hijo.
En paralelo desde el arranque del año en la Casa Presidencial de “Los Pinos”, se empezó a tejer el entramado de derrota del PRI para favorecer a Morena y atajar a como diera lugar a la familia Yunes Linares.
Ruidos mediáticos extraños, campañitas descalificadoras y encuestas a modo que lo imponía en tercer lugar, así como sorpresivos mensajes de México adelantaban la derrota de quien apenas iba por la precandidatura.
A las maniobras citadas su sumaron en cascada traiciones, deslealtades y la migración priista al PAN y a Morena.
Héctor Yunes quien también traía la información de México se movió con tal fruición que tomó para sí y su grupo e hija diputaciones –las pluris-, delegaciones federales y el control financiero del PRI en Veracruz.
En igual medida se protegió de ir a la cárcel el ex dirigente priista Amadeo Flores Espinosa quien se puso de rodillas ante Miguel Angel Yunes a quien entregó todo el mapa geopolítico de Veracruz y su famosa “fórmula ganadora” del grupúsculo que encabezaba.
El juego priista, el nacional y el estatal estaban en abierta coordinación para impedirle –como en el 2006 cuando lo atajaron perversamente para que no llegara al Senado- que ganara la elección.
Todos –peñistas, fidelistas y duartistas- con el mismo objetivo de evitar caer en las garras de Miguel Angel Yunes.
Ya desde diciembre del año anterior Pepe Yunes había percibido una clara intención de no apoyo priista al regatearle el suministro financiero vía prerrogativas so pretexto de las multas del INE.
Para los primeros días de enero confiaría ante reporteros en desayuno convocado por quien esto escribe en su domicilio que “90 días antes sabes si vas a ganar o no”, expresión que hoy confirmaría su preocupación manifiesta. Una preocupación que de nuevo hace pública el 15 de marzo cuando declara “yo no juego partidas perdidas, juego a ganar”.
Todo en un escenario de escepticismo de la clase política afín que pregonaba que era mejor apoyar a Morena que a Pepe para atajar a Yunes Linares.
“No es lo mismo dos años con el pie en el cuello, que seis”, declaró el redomado duartista Vicente Benítez, según se publica en días pasados en el portal “Enlace Veracruz”.
Días después Yunes Zorrilla declararía al Diario de Xalapa que observaba “una campaña perfectamente orquestada para evitar que voten por mí”.
Concluye pues el priista su precampaña y cuando sus equiperos esperaban nombramientos para el arranque de un limitado periplo de ocho semanas, simplemente Pepe se desmarca.
Acaso sabía algo al no invitar a nadie a su cruzada.
Se va solo, acaso auxiliado de un evasivo redactor de boletines, una dama metida en problemas de insuficiencia financiera y un vocero que más bien fue “voz cero”.
El y su alma vagaron por todo Veracruz. Siempre con la esperanza. Siempre confiando en el “voto oculto”. Siempre en el deseo –acaso milagro- de que la ciudadanía confiara en él.
A todo el que se encuentra a su paso le pide ayuda sin dar el siguiente. Todas las peticiones a su paso son archivadas y en los hechos la migración al PAN y a Morena se acrecentaban.
El síndrome de la derrota se acentúa cuando declara rumbo al fin de su campaña, el 26 de junio, que “muchos de los grupos políticos –en clara alusión al PRI- se vinculan a mafias y cambian de camiseta”.
Termina pues la campaña con espectaculares y sucesivos mítines que animan a la opinión pública, pero el entramado de la estrepitosa derrota en las urnas, estaba cocinado.
La consigna era borrar a todos los Yunes, al bueno y a los malos.
Así fue.
Miguel Angel, su hijo del mismo nombre y Pepe Yunes fueron borrados del mapa electoral. Todos perdedores. Todos jaloneados por las deslealtades y traiciones. Todos arrastrados por el torbellino del juego de poder central.
Pero, a qué espantarse, así es la política.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo