PISTOLAS
En la región de Toscana, está la ciudad de Pistoya, ubicada a 35 kilómetros al noroeste de Florencia; se caracteriza por la gran cantidad de cultivos agrícolas, así como la existencia de grandes viveros, que destacan en el verde de la campiña. Sus tierras son bañadas por un afluente del río Arno y desde lo lejos, resaltan sus tejados de terracota, sus grandes murallas medievales, el perfil del campanario de la catedral de San Zeno y la famosa Torre de Catilina, que hacen un alto contraste con las grandes montañas de los Apeninos.
El Palazzo del Podestá y el Palazzo del Comune, rodean la gran plaza, donde todos los meses de julio, se celebra el Giostra dell´Orso (la justa del oso), en donde el mejor jinete, montado en brioso corcel y a todo galope, incrusta su lanza en un gran blanco de forma de oso, demostrando su habilidad y fortaleza, en mera representación de los castrenses de rango en la edad media.
El Palacio del Obispo, es una fiel muestra del estilo gótico, con una auténtica decoración del siglo XII, donde destaca una imponente escalera de mármol blanco, ya como un ejemplo de la arquitectura del siglo XIV, construida por los florentinos, bajo las órdenes de los Médici.
Todo esto viene a colación, porque en Pistoya, se manufacturaban los pequeños puñales y dagas, utilizadas como armas de defensa y que escondidas entre las ropas, eran conocidas como PISTOLAS. Este término se generalizó para las pequeñas armas de fuego, construidas ahí mismo y que eran empuñadas por una sola mano, ya que la otra, la ocupaban para controlar sus monturas, o manejar el sable. Pistoya hoy en día, es de las ciudades más visitadas de la bota italiana.
Amigos, decía don Marco Tulio Cicerón: “Las leyes callan, cuando las armas hablan”. Por favor, —es mejor que hablen las leyes.
¡Ánimo ingao…!
Con el respeto de siempre Juli o Contreras Díaz
Va la “cuarenta y cinco” del DJ