PODER JUDICIAL: ¿JUSTICIA TRANSFORMADA O COMPROMETIDA?
PODER JUDICIAL: ¿JUSTICIA TRANSFORMADA O COMPROMETIDA?
· La necesidad de modernizar y fortalecer al sistema judicial mexicano
· Requiere una
transformación de fondo para servir verdaderamente a la ciudadanía
· Cambios
estructurales que cuestionan el equilibrio de poderes
Por Miguel Ángel
Cristiani G.
Como es ya bien
sabido que en la naturaleza del presidente Andrés Manuel López Obrador está en
descalificar y ningunear a todos los que opinan o actúan diferente, esta mañana
en su conferencia de prensa aseguró que el paro de los integrantes del Poder
Judicial “es ilegal”, pero que éste ayudará al pueblo de México pues al no
estar activos jueces, magistrados y ministros “tenemos cuando menos la garantía
que no se dejará en libertad a delincuentes del crimen organizado y de cuello
blanco”.
Mientras tanto los
trabajadores del Poder Judicial – no los magistrados, jueces- iniciaron desde
este lunes, un paro de labores para protestar por la llamada Reforma al Poder
Judicial.
Que como tema
central y de polémica trata de que los funcionarios del Poder Judicial sean
electos por votación popular.
Hay que recordar que
en los últimos años, el Poder Judicial de México ha sido objeto de intensos
debates y propuestas de reforma. Desde la administración del presidente Enrique
Peña Nieto hasta la actual gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador,
la necesidad de modernizar y fortalecer al sistema judicial mexicano se ha
mantenido en la agenda política y pública. Ahora, con la reciente presentación
de la Iniciativa de Reforma Constitucional al Poder Judicial por parte del
Ejecutivo Federal, esta discusión entra en una nueva y crucial etapa.
La Iniciativa de
Reforma Constitucional al Poder Judicial propuesta por el presidente López
Obrador busca transformar radicalmente la estructura y funcionamiento de este
poder del Estado. Entre los principales cambios planteados se encuentran: la
eliminación del Consejo de la Judicatura Federal, la reorganización de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la designación directa de jueces
y magistrados por el Ejecutivo, y la creación de un nuevo Instituto de
Defensoría Pública, entre otros.
Desde la perspectiva
del Gobierno Federal, esta reforma es necesaria para combatir la corrupción, la
impunidad y la falta de independencia que han caracterizado al Poder Judicial mexicano
durante décadas. El presidente López Obrador ha señalado reiteradamente que el
actual sistema judicial está «secuestrado» por intereses creados y
que requiere una transformación de fondo para servir verdaderamente a la
ciudadanía.
Sin embargo, la propuesta
ha generado una fuerte controversia y rechazo por parte de diversos sectores de
la sociedad civil, organismos autónomos, y algunos partidos políticos de
oposición. Estos actores argumentan que la reforma representa una amenaza a la
separación de poderes y a la autonomía del Poder Judicial, abriendo la puerta a
una mayor injerencia del Ejecutivo en la administración de justicia.
Uno de los puntos
más cuestionados es la eliminación del Consejo de la Judicatura Federal, un
órgano colegiado encargado de la administración, vigilancia y disciplina de los
tribunales federales. Según los críticos, esta medida debilita los mecanismos
de contrapeso y control sobre el propio Poder Judicial, concentrando un mayor
poder en manos del presidente de la República.
Asimismo, la
designación directa de jueces y magistrados por el Ejecutivo también ha
generado preocupación, ya que podría comprometer la independencia judicial y
propiciar un mayor alineamiento político de los operadores del sistema de
justicia. Algunos analistas advierten que esto abre la puerta a la
«judicialización de la política» y a un mayor riesgo de injerencia
del Gobierno en los procesos judiciales.
Por otra parte, la
reforma también plantea la creación de un nuevo Instituto de Defensoría
Pública, que asumiría las funciones que actualmente desempeña la Defensoría
Federal. Aunque el objetivo de mejorar el acceso a la justicia para los
sectores más vulnerables es loable, existen dudas sobre la viabilidad y
autonomía de este nuevo organismo, especialmente en lo relativo a su
financiamiento y designación de funcionarios.
Es importante
señalar que esta no es la primera vez que se intenta reformar al Poder Judicial
en México. Iniciativas anteriores, como la Reforma Judicial de 1994 o la
Reforma Constitucional de 2021, también buscaron modernizar y fortalecer al
sistema judicial, con resultados mixtos. Ahora, la actual propuesta parece ir
más allá, planteando cambios estructurales que cuestionan el equilibrio de
poderes y la independencia del Poder Judicial.
En este contexto, es
fundamental que el debate sobre la Reforma al Poder Judicial se dé de manera
amplia, plural y transparente, con la participación de todos los actores
relevantes, incluidos los propios integrantes del sistema judicial, los
colegios de abogados, las organizaciones de la sociedad civil y la academia.
Solo así se podrá encontrar un balance adecuado entre la necesidad de
transformar y modernizar al Poder Judicial, y el respeto a los principios de
división de poderes y Estado de Derecho.
Asimismo, es crucial
que cualquier cambio se lleve a cabo de manera gradual y con un enfoque basado
en evidencia, evitando medidas que puedan poner en riesgo la integridad y
credibilidad del sistema de justicia. Una reforma apresurada o excesivamente
radical podría generar más problemas de los que pretende resolver, socavando la
confianza ciudadana en las instituciones.
En última instancia,
la discusión sobre la Reforma al Poder Judicial en México trasciende las
fronteras partidistas o ideológicas. Se trata de un tema fundamental para la
consolidación del Estado de Derecho y la plena vigencia de los derechos humanos
en el país. Por ello, es imperativo que este debate se lleve a cabo con
responsabilidad, rigor y una visión de largo plazo, priorizando el interés público
por encima de cualquier otro.
Para más información
consulta nuestra página https://www.xn--bitacoraspolticas-ovb.com/
…