Pedro Peñaloza

PRD Y MORENA: HERMANOS DISTANTES

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Pedro Peñaloza

“Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición”.

Napoleón Bonaparte.

 

1. Morfología necesaria. El PRD surge como la expresión de varias crisis, la del PRI y la de las izquierdas variopintas. Cuauhtémoc Cárdenas representó la bisagra que unió a los distintos, y no los unió por enarbolar banderas revolucionarias y mucho menos anticapitalistas, sino que, fue un acto defensivo ante el crecimiento y consolidación de una clase política que estaba rompiendo con los resabios del Estado de Bienestar y que se sumaba a las filas del ejército neoliberal. Cárdenas fue acogido, inicialmente por la izquierda paraestatal (PARM, PST y PPS), la cual recibió un gigantesco tanque de oxígeno para negociar con sus jefes de Los Pinos y de Bucareli. Así, la ruptura del PRI caía en zonas manejables, donde era posible crear puentes de negociación redituables para la tecnocracia priista.

En esta primera fase la trayectoria del hijo del general era de llamar la atención, pero no fracturaba las redes de dominación política, sólo era una fisura. El apoyo de grupos de la izquierda representó otros aires para el candidato opositor, si bien es cierto el discurso de Cuauhtémoc seguía con su contenido nacionalista, la presencia de contingentes no oficialistas refrescó los espacios de influencia y sumó nuevas simpatías, generó confianzas y perspectivas alentadoras.

2. Nacionalismo y socialismos en cohabitación. Más allá del denominado Frente Democrático Nacional (FDN) se coaguló una alianza entre múltiples grupos de izquierda que encontraron en Cárdenas una alternativa electoral para enfrentar a la hegemonía priísta. En este arcoíris se encontraban trotskistas, maoístas, centristas, guevaristas, populistas y estalinistas, que en ningún momento lograron modificar el discurso monocorde y monotemático de Cárdenas. Eso sí, se perfiló un pequeño grupo de cortesanos y oportunistas que convirtieron su sentido de vida en la alabanza y reconocer acríticamente los dichos del candidato.

3. Agrupamientos y rupturas. El grupo que nunca perdió la hegemonía, antes, durante y después de las elecciones sucesivas en el PRD fue el grupo de expriistas, los cuales gobernaron y decidieron a su antojo en todo momento. Claro, contaron con la complicidad de algunos izquierdistas, específicamente de los que provenían del PST, Punto Crítico y algunos del MAS, pero como simples corifeos; en esta ensalada de abyecciones las sectas maoístas/abstencionistas, personificadas por Rosario Robles y demás, se lanzaron a los brazos del caudillo. Es decir, este bloque gobernó al partido con absoluta impunidad, siendo presidentes sucesivos expriístas, e incluso Cárdenas ungió a López Obrador como su sucesor. Las antiguas prácticas autoritarias y verticalistas del priismo se trasladaron a la vida cotidiana del nuevo agrupamiento.

4. Mismos discursos distintos estilos. La reciente ruptura de AMLO con el PRD no fue por una disputa programática, sino, se debió a la relación que se debería guardar con la clase gobernante. Hasta ahora las plataformas de Morena y del sol azteca siguen circunscritas a los fórceps nacionalistas, sus guerras y sus diatribas de hoy no tienen como sustento discrepancias estratégicas, son desplantes de hermanos políticos que creen en los mismo pero plantean caminos distintos para lograrlo. Las diferencias que se exhiben ahora entre ambas formaciones se agudizarán en la perspectiva del 2018, la captura del electorado será a partir de quien ostenta mejores «herramientas éticas» y no en quien enarbole un programa distinto. Los dos grupos sueñan con la vuelta al Estado de Bienestar, pero no cuentan con ningún paquete de propuestas que modifique las raíces del modelo de desarrollo neoliberal. Sólo son gemelos que se insultan. No más.

pedropenaloza@yahoo.com                         Twitter: @pedro_penaloz

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